APOYANDO EN ESTRASBURGO LA ADHESION DE GEORGIA A LA UE
El Parlamento Europeo ha debatido esta tarde sobre la situación que se vive en la antigua república soviética de Georgia. Miles de ciudadanos se movilizaron la semana pasada contra los contenidos de una ley que pretendiendo prevenir las interferencias extranjeras en los procesos políticos internos limitaba las capacidades de actuación de ONGs y medios de comunicación. La causa próxima de estos incidentes ha supuesto un retroceso en el camino emprendido por el país para solicitar su adhesión a la Unión Europea.
Las mejoras institucionales emprendidas tras independizarse de la antigua URSS en 1991 y atravesar graves episodios de interferencia rusa con invasiones y guerra incluidas, tomaron fuerza con la llamada “revolución de las rosas” pero se han consolidado con la reforma constitucional acometida entre los años 2017 y 2018 que alumbró un sistema de democracia representativa con división de poderes bien valorado por todas las instancias internacionales. El país comenzó, de hecho, a suscribir acuerdos con parlamentos de estados miembros de la Unión. La constitución incorpora como uno de los objetivos del país la adhesión de Georgia a la UE y a la OTAN.
En ese contexto y recordando los antecedentes históricos tan dramáticamente presentes aún en Osetia del sur o Abjasia hoy he reiterado nuestra posición favorable a que Georgia sea aceptado oficialmente como candidato a la adhesión a la UE en cuanto cumpla las condiciones establecidas para ello. Una decisión en este sentido sería estratégica tanto porque responde al deseo de la ciudadanía georgiana como por la ubicación de esta república y el mensaje que envía al “neo imperialismo de Putin que está cosechando un resultado totalmente opuesto al pretendido”
Por estas razones he encuadrado estas protestas como una expresión más de los deseos de libertad del pueblo georgiano y los he considerado, especialmente después de que el gobierno haya retirado el polémico proyecto de ley, como uno más de los muchos pasos que viene dando su ciudadanía para acercarse a los valores de la Unión Europea. Por esas razones y en línea con la moción aprobada en el Senado de España el pasado dos de noviembre a iniciativa de EAJ-PNV, pedimos que se reconozca y atienda esta trayectoria, mantenida pese a la amenaza rusa. Georgia, cuando cumpla las prioridades y condiciones indicadas al efecto, debe ser oficialmente candidato a la adhesión a la Unión.
En mi intervención he recordado que, desde la perspectiva emocional, para una vasca, dar cauce a esta reivindicación europeísta significa apoyar a un pueblo con el que nos unen lazos profundos de amistad. Varias ciudades georgianas están hermanadas con ciudades vascas, hay una cátedra de euskera en la universidad de Tbilisi y decenas de retoños del árbol de Gernika testifican a lo largo de la geografía georgiana una vinculación que tiene raíces culturales (las similitudes entre euskera y georgiano) y políticas (la trayectoria georgiana por su independencia y deseo de adhesión a la UE.
Por eso he insistido también que aceptar la candidatura georgiana significa desde los valores europeos lanzar un mensaje de enorme importancia en aquella zona, una manifestación de apoyo y aliento a una ciudadanía que quiere mantener su libertad y que se siente mayoritariamente Europea. Pero es además una inversión geoestratégica y un nuevo mensaje para el régimen de Putin: La criminal invasión de Ucrania, el neo imperialismo, está cosechando un resultado completamente opuesto al pretendido.
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