PLAN VON DER LEYEN: LA EUROPA DE LA SOLIDARIDAD RESURGE
Esta mediodía he seguido la presentación del Plan de recuperación que propondrá la Comisión Europea al Consejo Europeo para superar la crisis que nos ha traído el Coronavirus. Si lo hubiese presentado un hombre sería el plan “pongan el apellido que quieran”. Y estoy convencida de que no hubiese llegado tan lejos. Ha hecho falta una crisis de esta profundidad y una mujer al frente del gobierno europeo para escuchar una propuesta como esta. Por eso yo le llamo “plan Von der Leyen”. Los 750.000 millones de euros van a financiar un potente contenido social y un programa de recuperación que va a apostar por la sostenibilidad y la digitalización. Esta construido desde el realismo y el pragmatismo. Plantea la recuperación desde una perspectiva europea. O salimos todos, o todos nos hundiremos.
Yo trabajo en un partido, el PNV, que tiene claro que las personas nos piden acuerdos. Por eso apoyo este plan. Es el resultado de escuchar y buscar consensos. Es un ejercicio de realismo y pragmatismo. Ahora la pelota está en los Estados Miembros. Hay que negociar con ellos y aprobar el plan. Espero que los cuatro gobiernos que creen que se puede responder a esta crisis con recetas del pasado sean plenamente conscientes de que solos no van a salvarse.
Es un plan que busca el acuerdo porque es un delicado ejercicio de equilibrio entre las posiciones y cantidades que se han puesto encima de la mesa por parte de los agentes que deben aprobarlo y financiarlo. Va más allá que el plan Franco-Alemán en cantidades y es un poco más ambicioso que aquel también en cuanto a la parte del dinero que se convertirá en subvenciones y la que se destinará a créditos. Filosóficamente se parece mucho a la ambiciosa propuesta que aprobamos en el Parlamento, pero, tras medir fuerzas reduce la cuantía de los fondos disponibles para no chocar frontalmente contra los más radicales en el consejo, los cuatro frugales, que tratarán de ponerlo todos lo difícil que puedan.
Espero la acción combinada del Parlamento y la Comisión conjure una amenaza que puede tener muy buena respuesta en un nuevo Marco Financiero Plurianual, que requiere el si del parlamento y en la puesta en marcha de un muy necesario sueño: que la Comisión tenga ingresos propios para incrementar su presupuesto sin nuevas aportaciones de los estados y que le permita ganar independencia y capacidad financiera para que la cofinanciación sume siempre. Porque parte de los fondos europeos solo estarán al alcance de los estados a través de la Comisión.
Por eso valoro tan positivamente el plan “Von der Leyen”, a la que apoyé desde el principio porque hablaba con un nuevo tono y ha demostrado que no se queda en las palabras . Aplaudo la cuantía, las condiciones de uso de los fondos, las prioridades sociales, ambientales y tecnológicas que apoyará y la vocación de acuerdo que contiene. Es un plan centrado en las personas porque crea confianza y despeja incertidumbres. Está redactado tras escuchar a todos y con vocación de acuerdo. Ahora la pelota está en el tejado del Consejo, de los Gobiernos de los estados.
Este es el espíritu que espero y deseo para la política si queremos escribir esa palabra con mayúsculas. En un momento en que millones de europeos temen por sus empleos y su futuro “nuestra prioridad es despejar esas incertidumbres. Tenemos un gran problema. No podemos enmarañarlo más discutiendo entre nosotros, bloqueando acuerdos. Las personas necesitan ayuda y confianza. Y este plan la aporta. Hoy Ursula Von Der Leyen, la primera mujer que preside el gobierno de Europa, ha dado un paso que nadie se atrevió a dar. El plan de 750.000 millones de euros con deuda respaldada por el presupuesto europeo es una herramienta al servicio de las personas. Nos endeudamos juntos, para superar esta crisis juntos. Finalmente me encanta otra de sus grandes piezas. Este plan es solidaridad, pero combinada con otros valores que permitieron construir la Unión. Para recibir un euro desde Bruselas habrá que presentar una inmaculada hoja de ruta en materia de respeto a los derechos fundamentales y al estado de derecho.
Para quienes queráis profundizar un poco en las calves de un documento que solo he podido postear en inglés resumo que la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen ha presentado esta mañana un plan que estructura en tres pilares los 750.000 millones de euros que se aportarán desde las instituciones europeas a apoyar la recuperación de la economía europea tras la pandemia. La primera novedad es la cuantía. La segunda, inédita hasta la fecha, es que está respaldada por el presupuesto europeo lo que evitará que se disparen las primas de riesgo de los estados con más problemas de acceso al mercado de deuda.
Todos los programas que se utilicen para aplicar estos fondos estarán condicionados por tres criterios. En primer lugar, solo se apoyarán iniciativas que ayuden a modernizar la economía reduciendo emisiones y apostando por la digitalización. En segundo lugar, habrá una estrecha vigilancia sobre cualquier actuación de los estados miembros que socave los valores europeos y los principios que fundamentan el estado de derecho. Finalmente, no se permitirá que este plan financie déficit adquiridos antes de la crisis del coronavirus por los estados miembros.
El primer pilar de este programa europeo sin precedentes dotado con cerca de 600.000 millones en subvenciones, no préstamos repartidos en dos pilares. El primero financiará programas destinados a impulsar reformas estructurales e inversiones para reflotar la economía. Aquí ya están preasignadas las cuantías por estados La primera beneficiaria será Italia con cerca de 82.000 millones y la segunda España con 77.300. A Alemania, por ejemplo le corresponden casi 29.000. El segundo pilar esta vez en préstamos se centrará en movilizar inversión privada en sectores clave, copiando la filosofía del plan europeo de inversiones estratégicas. Aquí se ha ponderado lo que corresponde a cada estado en función de la Renta nacional bruta y nuevamente Italia y España se llevarán la “parte del león” con 90.000 y 63.000 millones respectivamente. El tercer pilar está pensado para reforzar la resiliencia de la Unión ante este tipo de emergencias sanitarias. Por ello se centrará en cuestiones como mejorar la cadena de suministro de productos sanitarios básicos, cuya producción se deslocalizó y a mejorar la capacidad y autoridad del Centro Europeo de Prevención de Enfermedades.
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