SOLIDARIDAD. UNA VACUNA CONTRA LOS ESTEREOTIPOS DE LOS QUE VIVE EL POPULISMO
Esta tarde hemos tenido un debate sobre la creación del Cuerpo Europeo de Solidaridad, una buena noticia. Va a ser una herramienta eficiente para involucrar a más jóvenes en la transformación en hechos de los valores que fundaron la Unión. ese proceso en el que más de 300.000 jóvenes europeos pueden incorporarse a programas de solidaridad en suelo europeo de hasta un año de duración va a contribuir a formar ciudadanos más solidarios, ofrecer ayuda a quienes más lo necesitan y vacunar a los jóvenes contra los estereotipos en que se apoyan los populismos para prosperar.
Tras consultar con organizaciones vascas que se dedican a trabajar en este tipo de programas me ha parecido de interés hacer una aportación que se siente y reclama en este sector de actividad. Los participantes en estos programas mientras participan en ellos adquieren habilidades y conocimientos que después se valoran en el currículo profesional. Por eso hemos solicitado que las certificaciones que acreditan la participación de los jóvenes en estos programas se extiendan también a quienes les acompañan como monitores.
Me parece excelente poner en marcha esta ventanilla única que agrupa todas las posibilidades que tiene los jóvenes europeos de participar en programas de solidaridad. Es ya una realidad de la que en unos pocos años nos sentiremos orgullosos. Una gran idea como lo fue el programa Erasmus. El Cuerpo agrupa todas las acciones y oportunidades que tiene los jóvenes europeos para participar en programas de solidaridad para personas desfavorecidas en países de la Unión diferentes al de origen del participante. Ello propicia un intercambio de experiencias y conocimiento y propicia un conocimiento profundo de otras culturas y costumbres.
la agrupación que se pone en marcha al crear este cuerpo, hace mucho más sencillo el acceso a estos programas de asistencia y solidaridad que se encontraban ahora dispersos y va a igualar las oportunidades de acceso a quienes tenían menos oportunidades de participar. Además, permitirá aprovechar mejor los recursos que dedicamos a financiarlos y favorecerá una evaluación más global y objetiva del impacto que tiene estas actividades sobre las personas que se benefician de ellas.
Por eso creo que el cuerpo contribuirá a que sistemáticamente se conviertan en hechos los valores más nobles en los que se funda nuestra Unión. Nuestros jóvenes van a contribuir a la cohesión de nuestra sociedad, van a ayudar personas que les necesitan, van a conocer realidades que les van a hacer más conscientes, más solidarios. Van a vacunarse contra estereotipos y prejuicios. Y van a adquirir capacidades que les ayudarán como ciudadanos y en sus posibilidades de empleabilidad.
Para fortalecer este programa he abogado finalmente porque se mejoren las definiciones de solidaridad y voluntariado y se incrementar las medidas de difusión de la existencia del Cuerpo aplicando a la tarea los medios que mejor llegan a los jóvenes. Finalmente he defendido la necesidad de mejorar la calidad y precisión de las certificaciones que obtienen los participantes cuando termina su experiencia que puede durar hasta un año. Estos documentos son vitales para su currículo. Y como he dicho, me parece muy importante que, en este concepto, participantes, se incluyan los acompañantes que destacan las organizaciones civiles que hacen posible el funcionamiento de este programa. Su función es capital para que todo salga bien y es un ejercicio doble de solidaridad con los destinatarios finales del programa y con los jóvenes que participan en él.
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