TRANSPARENCIA Y OBJETIVIDAD PARA DETERMINAR LAS CUOTAS PESQUERAS
Hoy he tenido la oportunidad de recalcar una reivindicación que llevo sosteniendo desde que entró en vigor el tratado de Lisboa. He vuelto a reclamar esta tarde en Bruselas, en el transcurso del “mini pleno” que celebramos en el Parlamento Europeo el fin de la opacidad en el mecanismo con el que se determinan y adjudican las cuotas de capturas de las distintas especies pesqueras entre las flotas de los estados miembros. Los gobiernos europeos incumplen de este modo tanto esta especie de “constitución europea” como las normas que establece la nueva política pesquera común. A estas alturas y conocida la trayectoria y efectos del actual sistema está claro que los planes a largo plazo para gestionar las distintas pesquerías deben sustituir a las actuales negociaciones anuales entre Comisión y Consejo en las que en demasiadas ocasiones este tipo de decisiones se mezclan y contaminan con negociaciones que nada tienen que ver con la pesca. La factura suelen pagarla pescadores y especies.
He aprovechado para insistir en esta idea durante el debate del plan de Gestión a largo plazo de las pesquerías del bacalao, el espadín y el arenque en el mar báltico. Tras agradecer el trabajo al responsable del informe parlamentario, el polaco Jaroslaw Walessa y al equipo negociador por su empeño en sacar adelante este plan plurianual he destacado que este es el primero que se aprueba tras la reforma de la Política Pesquera Común (PPC). Espero que a partir de hoy y de una vez por todas, la transparencia y la objetividad sean la clave en la fijación de las cuotas pesqueras.
Desgraciadamente ahora la arbitrariedad, la opacidad y el secretismo caracterizan las negociaciones para determinar las cuotas pesqueras que por estas razones resultan imprevisibles e impiden panificar a medio y largo plazo a los pescadores e industrias vinculadas. He creído por ello denunciar La resistencia del Consejo a aceptar que el Parlamento tiene codecisión en este terreno de acuerdo con el Tratado de Lisboa. La resistencia a aceptar a este nuevo actor en las negociaciones de las cuotas y en especial a realizarlas sobre la base de planes de gestión a largo plazo basados en datos científicos sobre el stock real de cada especie en el mar llevó a bloquear ya tres planes plurianuales, el de la anchoa, del que fui ponente, el del jurel y el de la merluza. Os recomiendo la lectura de la historia que resume el enlace anterior porque no tiene desperdicio.
Lo cierto es que mientras este asunto no se resuelve, año tras año la actitud de los Estados miembros, que incumple el Tratado de Lisboa, ha permitido mantener la opacidad en la determinación de las cuotas pesqueras y en la adjudicación de las mismas. Métodos incompatibles con la objetividad que defendemos y con la actual PPC. En la actualidad las diferencias en torno a este asunto han dado origen a un conflicto entre las instituciones europeas que ha llegado hasta el tribunal de Luxemburgo.
Como decía al principio las víctimas de esta situación, han sido los profesionales del mar y en no pocas ocasiones el estado de las pesquerías. Por eso estamos a favor de que se generalice este sistema de planes de gestión a largo plazo. Es mejor para el mar y su equilibrio y para quienes viven de lo que pescan en él.
Category: Blog