VIDRALA, EL MILAGRO DE LAUDIO
El viernes de la pasada semana estuve aprendiendo algunas cosas fundamentales sobre otra de esas empresas vascas que lleva décadas abriendo camino y creciendo en un sector, como en el de la fabricación de envases de vidrio en el que es una rara avis en el concierto mundial. En un sector controlado por grandes multinacionales y fondos de inversión una empresa de origen familiar como VIDRALA, se ha hecho un hueco en un ámbito en el que solo resisten los grandes. Hoy Facturan 800 millones al año y fabrican 6.115 millones de envases. Nuestros anfitriones explicando este vídeo los contenidos de una visita de las que regularmente hacemos para entender mejor nuestro tejido productivo, conocer sus necesidades y tratar de conectarlas con la legislación y decisiones que les afectan y se toman diariamente en las instituciones europeas. En este caso cuestiones como la política energética y los nuevos planteamientos sobre economía circular son especialmente interesantes, al igual que el apoyo a las industrias agroalimentarias que, por la calidad de sus producciones, eligen el vidrio como envase de sus mercancías.
VIDRALA trabaja básicamente con materias secundarias, es decir, con materias procedentes de la recogida selectiva de residuos, en este caso vidrio, una empresa de las que avanzan en el campo de la economía circular. Básicamente trabajan con los envases que se recogen en los contenedores y estarían encantados si mejorase el porcentaje de vidrio recogido en estos recipientes. Fundir vidrio necesita menor energía que hacerlo con el sílice y el resto de las materias primas utilizadas en su fabricación. Además el proceso no tiene límites puede refundirse cuantas veces sea necesario. El mismo material es unas veces tarro de mermelada y otras botella de aceite.
Así se hace una botella:
Por eso anhelan más concienciación y mejores infraestructuras para poder seguir triunfando en el mundo del reciclaje, especialmente teniendo en cuenta que exportan casi el 50% de la producción y ese vidrio, por razones obvias acaba en contenedores de los países de destino. Hoy Euskadi tiene porcentajes de reciclaje de vidrio europeos, próximos al 72%, aunque lejos aún del 80% escandinavo. Pero en otras zonas del estado, algunas como Madrid intensivas en consumo apenas llegan al 30%.
En este complejo panorama ofrecen más de 3000 empleos en toda europa, casi 500 directos en Euskadi y otros 600 indirectos. Son el único grupo de los grandes cuyo accionista mayoritario no es un fondo de inversión. Y eso es un mérito extraordinario en un proceso industrial con inversiones a 25 años vista, intensivas en inversión y tecnológica y secuencialmente exigentes. Cada doce años hay que renovar completamente los hornos, una pieza clave en este proceso.
Creo que felizmente superada la etapa de la violencia, merece la pena destacar que esta apuesta de VIDRALA por Euskadi, por Araba, por el valle de Aiala es un ejemplo de compromiso personal que debería mover a la reflexión a la sociedad en su conjunto y especialmente a quienes suelen tener palabras y hechos que no se compadecen con la verdad y que no están a la altura de lo que ha supuesto esta trayectoria. Porque solo citar el apellido Delclaux permite hacerse una idea de los obstáculos, ni económicos, ni empresariales, ni del orden lógico al que se enfrenta cada día un emprendedor, que los principles accionistas de VIDRALA han tenido que superar en estos años. Fue necesario insistir en ello en aquel los terribles años y es justo y consecuente hoy destacarlo. Mantenerse aquí, seguir apostando por Euskadi fue, es y será mucho más que palabras y merece que se subraye, especialmente en momentos en los que los lugares comunes, las descalificaciones fáciles y completamente infundadas, los tópicos y la desmemoria aparecen con tanta facilidad en algunos discursos. esa actitud, apostar, aguantar, seguir invirtiendo, es un verdadero ejemplo de entereza, valor y determinación. Es defender el empleo, es propiciar la creación de prosperidad, el primer y necesario paso para poder repartirla. La diferencia entre hablar sobre el pueblo trabajador vasco y hacer para que haya trabajo en el País Vasco la expresa con una expresiva rotundidad el gráfico que abre esta crónica.
A esa primera, e inhumana dificultad hay que sumar la complejidad de este negocio. Este sector de actividad no lo ha tenido fácil en las últimas décadas. El vidrio es más caro que el plástico y la cuota de mercado de estas empresas ha descendido mucho. Pero es verdad también que el vidrio es el contenedor más utilizado por los productos alimenticios de excelencia. Sobrevivir en este mercado y hacerlo conservando ese orgullo de origen no es fácil. De hecho VIDRALA lo ha conseguido a base de adquisiciones de plantas para acercar sus centros de producción a los sectores que demandan este producto y a base de innovación, coraje y destreza. Hoy disponen de ocho centros de producción. La “casa matriz” sigue ubicada en Laudio pero ha echado raíces en Portugal, Bélgica, Italia, Reino Unido y tiene también una planta en la provincia de Albacete y otra en Barcelona. Hace 25 años salieron a bolsa. Hoy en el Ibex su valor alcanza los 1000 millones de euros. En este panorama tan complejo la interlocución con los trabajadores en un sector intensivo también en mano de obra se hace imprescindible para mantener el empleo aquí. Creo que la transparencia con que se exponen los datos de cada planta a la hora de negociar convenios, por ejemplo, y la mencionada trayectoria de estos empresarios merecen una respuesta consecuente y construida desde los mismos objetivos y con el mismo realismo y compromiso, defender de verdad el empleo, en el otro lado de la mesa.
Esa es la crucial partida que juegan cada día los hombres y mujeres que trabajan en VIDRALA y los accionistas que apuesta cada día por su futuro. Es dura y compleja. Todos podemos echarles una mano siendo militantes en el reciclaje de vidrio. Merece la pena por el empleo, por el mantenimiento aquí de una actividad que hace cincuenta años llevo esperanza y desarrollo al valle de Aiala y a todo Euskadi. Por un proceso que se afana en ser cada vez más sostenible y aporta a la mejora del medio ambiente. Espero y deseo que tengan suerte y acierto. A mí me toca además de ir al contenedor tomar nota de lo que desde el Parlamento Europeo podemos hacer por allanarles el camino.
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