UNICOS SI, PERO ¿GRANDES? ¿LIBRES?

Izaskun Bilbao Barandica | 23 septiembre 2015 | Comentarios (14)

Como ya os adelanté el domingo, esta semana hemos organizado en Bruselas unas jornadas centradas en analizar una especificidad española en el marco europeo. Se trata de la impunidad con que se resolvieron los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el franquismo. En el vídeo que encabeza esta crónica habéis podido escuchar lo que pretendemos al celebrarlas.

Así lo resumían esta mañana algunos de sus protagonistas. No están todos. Forman parte del grupo de eurodiputados que trabajamos en Bruselas en cuestiones de memoria histórica.

Ya veis que la primera conclusión es clara. España en eso de la memoria histórica es única en Europa, pero no precisamente para bien. Porque el olvido ni le hace grande y mucho menos libre. Cuando se habla sobre este asunto los más conspicuos portavoces, por ejemplo del partido Popular, suelen escudarse en que «son asuntos del pasado que no interesan a nadie». Como si la verdad, la justicia y la reparación de las más de cien mil víctimas del franquismo que yacen en cunetas y fosas comunes, las familias de los más de 30.000 niños que se calcula que fueron arrancados de los brazos de sus madres para integrarse en otras familias no hubiesen dejado un rastro significativo. Como si muchas de las tropelías que se cometieron no hubiesen ocurrido antes de ayer. Para muestra un botón. Os dejo con este vídeo de mi compañero eurodiputado Miguel Urban para que reflexionemos todos y continúo después. Os lo recomiendo:

Ya veis que este asunto está vivo hoy. Las víctimas de aquella represión, con nombre y dos apellidos exigen verdad, justicia y reparación y estamos dispuestos a luchar por ello ante la incomprensión, cuando no la rotunda negativa de muchos de los que suelen presentarse ante la ciudadanía como «constitucionalistas». Por eso me ha alegrado, en la jornada de clausura de las jornadas, escuchar a la Jueza argentina María Servini, que tras las elecciones hará un intento para tratar de interrogar a cerca de veinte ex altos cargos del franquismo imputados en la querella argentina. Ésta es, por el momento la única vía abierta para investigar delitos de lesa humanidad que nunca prescriben. Delitos cuya investigación ha sido expresamente vetada por el gobierno español al negar la extradición de las personas sospechosas o imputadas de tremendos delitos. Así nos lo contaba esta mañana la jueza María Servini.

Las jornadas se han celebrado esta semana para homenajear a José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot, Txiki y Angel Otaegui Etxeberria. En algunos puntos del territorio español los homenajes a estas personas, como explicaba esta tarde mi compañero Josu Juaristi, han sido prohibidos porque en el cartel anunciador figuran «terroristas». Personas condenadas por tribunales militares franquistas constituidos sin garantía alguna. Sentencias que siguen teniendo vigencia en la actualidad.

Nuestra intención recordando a estas personas es homenajear también a las miles de víctimas del franquismo también con nombre y dos apellidos que yacen en cunetas y fosas comunes, fusiladas. O que murieron en pésimas condiciones en prisiones y campos de concentración y que siguen esperando justicia, verdad y reparación.

Nuestro objetivo es también propiciar un cambio de actitud en las instituciones europeas. Estamos ante una gran paradoja. Ninguno de los estados recientemente incorporados a la UE se ha permitido una política de memoria tan desmemoriada y tan proclive a la impunidad como la que se ha desarrollado en España. La Comisión se ha ocupado de controlar que así sea. Cualquier comparación entre esta actitud europea y la que se ha aplicado sobre España es pura coincidencia.

Ésto es especialmente grave porque España firmó tratados internacionales antes de su acceso a la UE, como el pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos (ratificado por España el 27 de abril de 1977) que expresamente condena la impunidad de este tipo de delitos. España tampoco cumple las recomendaciones de las Naciones Unidas al respecto, recientemente reiteradas en el informe del relator Pablo de Greiff que aconseja expresamente el fin de la impunidad para los autores de crímenes de lesa humanidad que no prescriben.

Esta actitud es incoherente con La decisión del Consejo 2007/126/JAI, que se basa en la confianza mutua y lealtad entre los sistemas penales europeos. Tampoco se cumple bien la decisión marco 2008/913 sobre xenofobia y racismo que ordena que se tipifiquen como delito los actos de exaltación de regímenes totalitarios como el franquismo y se persigan en consecuencia. En España, pese a cosméticas modificaciones legales siguen produciéndose, con plena impunidad todo tipo de homenajes y actos de recuerdo y exaltación de criminales de guerra y conspicuos dirigentes del franquismo alguno de los cuales incluso fue presidente de honor del partido en el gobierno y tuvo un papel estelar en tragedias recientes como los sucesos del tres de marzo. Eso no es coherente ni con esta norma europea ni con el discurso que habitualmente exhibe alguno de estos partidos sobre verdad, justicia y reparación.

Encima algunos de estos actos de verdad, justicia y reparación afectan a otros estados miembros de la Unión tanto en materia de colaboración de sus autoridades con el franquismo como en resolución de cuestiones relacionadas con la incautación de bienes de organizaciones leales a la República. Para nosotros es especialmente sangrante el hecho de que la sede del Gobierno Vasco en el exilio, ubicada en la Avenida Marceau de París, propiedad del PNV y cedida entonces en uso al Gobierno vasco, siga siendo hoy la sede del Instituto Cervantes en la capital francesa. Llegó a manos del gobierno español tras ser incautada por la GESTAPO y con intervención de los tribunales franceses.

Por eso hemos pedido un cambio de actitud profundo a las autoridades europeas en este ámbito. Por democracia, por coherencia con el programa “Europa para los ciudadanos” 2014-2020, mediante el que desde Bruselas se apoyan «proyectos que reflexionen sobre las causas de los regímenes totalitarios, así como proyectos relativos a otros momentos definitorios y puntos de referencia en la reciente historia europea». Creemos que hay una enorme labor que hacer en España en este campo.

En estas jornadas hemos tenido otra buena noticia. La Comisión Europea nos ratificó ayer que en las próximas ediciones del programa sobre ciudadanía activa, subvencionarán actividades dedicadas a la promoción de la verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo. Hasta el pasado ejercicio las convocatorias europeas para promover la memoria histórica europea incluían sólo actividades vinculadas al nazismo y estalinismo criterio que varió después de que presentaramos varias iniciativas en Bruselas. La decisión fue adelantada por la Comisión en una respuesta que me remitieron el año pasado y que ha sido ratificada hoy formalmente en el Parlamento Europeo por un representante del ejecutivo comunitario.

En la edición de 2015, convocada antes de que se produjese el ayer ratificado cambio de criterio, no se incluye ninguna actividad desarrollada por asociaciones o entidades memorialistas del estado español. Tratando de incidir en ese cambio de orientación hemos presentado recientemente otra iniciativa para saber si un programa como el de exhumaciones de fosas comunes puede contar en próximos ejercicios con financiación comunitaria.

Las jornadas se abrieron el lunes con el monólogo «El privilegio de ser perro» interpretado por el actor argentino Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido durante la dictadura argentina y la proyección del documental “Eramos vecinos” del periodista vasco Mikel Donazar. Aquí tenéis la entrevista que mantuve tras la actuación, con el actor argentino:

Además y ya fuera del parlamento, en el Centro García Lorca realizamos un homenaje a José Humberto Baena, José Luis Sanchez Bravo, Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot, Txiki y Angel Otaegui Etxeberría. En definitiva un paso más para acabar con esta lamentable especificidad que adorna, para mal, el curriculum del Reino de España.