¡QUE RIESGO DE PRIMA!
Esta semana ha sido frenética. Muchas comisiones, mucho trabajo en la sombra preparando enmiendas sobre la reforma de la política pesquera común que me han hecho imposible dedicar un rato al blog. Además hemos vivido una semana llena de malas noticias económicas para España. Como estamos incluidos en ese Estado nos afectan de lleno por mucho que nuestra estructura económica sea distinta. Desgraciadamente una de nuestras señas de identidad, el rigor en la administración de los fondos públicos se desvanece y se demuestra que el cambio y la normalización eran simplemente eso: endeudarnos como hacen otros, incurrir en déficits sonrojantes guardar facturas en los cajones haciendo trucos de mal contable para maquillar la realidad y recortar en dónde ni se debe ni se puede, especialmente en el apoyo que necesita la economía productiva, la financiación o los servicios sociales. Porque este gobierno si que recorta y tampoco acierta en eso.
Ese es el bagaje de un gobierno que se ha quedado sin apoyos. Lo más increíble es que sus socios hasta ahora les acusan precisamente de esas cosas como si fuesen fruto de un accidente meteorológico. Y la opinión publicada, que jaleó el cambio trata de componer la figura como puede ante la magnitud del desastre. Las cifras están tan a la vista que una recuerda primeras páginas sangrantes ante asuntos de mucha menor cuantía y no entiende nada. O lo que es peor. Quizá lo entiende todo mucho mejor.
Todo ello se produce en la peor coyuntura posible. No pocas personas empiezan a ponerse en lo peor a la vista de cómo la prima de riesgo prepara el asalto al 550. Cada día las bolsas se parecen más a una montaña rusa y la desconfianza llega a las ventanillas de algunas entidades bancarias, enfrentadas a clientes que prefieren guardar su dinero en casa. Ha habido además terremotos en Italia. pero en los mercados el epicentro y las réplicas se desencadenas cada vez que alguien en Bankia y entidades anejas levanta un papel y se descubre…que todo era mentira. Porque ese es el problema: que el «milagro español» jaleado a bombo y platillo durante la era Aznar por los hinchas del ahora jerifalte del imperio Murdock era algo bastante parecido a una estafa piramidal. Y en eso tienen responsabilidad los unos y los otros, porque los socialistas en sus etapas de gobierno eran de los que se apuntaban a “la mejor política industrial es la que no existe” y trabajaron todo lo que pudieron contra el Concierto económico diga lo que diga ahora el lehendakari. Su oposición al concierto por lo civil y lo militar no necesita mayor demostración.
Ayer el gobernador del banco central Europeo Mario Draghi estuvo en la Comisión de economía del Parlamento Europeo y dió un buen repaso la enfermedad que aqueja a España. No voy a contar lo que aparece en los periódicos, lo que se refiere al episodio de Bankia poorque es muy conocido. Se ha hecho mal pero he visto el miso proceso en Bélgica con Dexia: resistirse a reconocer la realidad, ir dejándola aparecer en pequeñas dosis y acabar teniendo que asumir el marrón en toda su intensidad y dimensión como si vender la porquería por fascículos hiciese más llevadero el espectáculo. Todo lo contrario: Más incertidumbre, más desconfianza, pérdida total de la credibilidad y prima de riesgo disparada. Además en Bankia el modo elegido para inyectar los fondos públicos tampoco es el más ortodoxo y la falta de transparencia sobre lo ocurrido una verdadera catástrofe. Ayer en los pasillos un parlamentario alemán le preguntaba a otro holandés (país que rescató ING en 2008 y ya ha recuperado el dinero) como era posible que no se hubiese puesto en marcha ya una comisi´ñon de investigación parlamentaria para depurar responsabilidades. El flamenco, seguramente influenciado por la historia del país en que vive dijo simplemente: “Se creen aún un imperio y tienen un alma demasiado altiva…”
Pero a mi lo más interesante me pareció que Draghi insistió en lo que muchas y muchos veníamos denunciando desde años: la base del crecimiento hispano de los últimos veinte años ha sido básicamente la construcción y la especulación vinculada a la venta de inmuebles. No se ha transformado la economía, la masiva inyección de fondos estructurales en algunas regiones no ha mejorado sus niveles de renta y solo el 20% de la economía española es competitiva. ¿Dónde?. Pues ya lo sabéis: por ejemplo en Euskadi.
Tras la aprobación del estatuto de Gernika las autoridades vascas recibieron en 1980 un país arruinado, con sus principales empresas en derribo, con un 70% de la renta media europea y un enorme desánimo colectivo sazonado por las horribles actuaciones de ETA. No sabría decir cuando fuimos conscientes de que podíamos, pero ocurrió. Hubo trabajo, esfuerzo y empeño de una ciudadanía que quería seguir viviendo en Euskadi, que creía en aquella sociedad, un liderazgo consecuente y competente y unas instituciones, como el Concierto económico que nos permitieron transformar el tejido económico del país. Por eso hoy tenemos menos paro y más posibilidades de recuperación que otros territorios.
Me gustaría que por pura honradez, del mismo modo que si las cosas van mal al menos se considera que el gobierno que lidera un país tiene alguna responsabilidad se hiciese lo contrario cuando van bien. Desde la ponencia socioeconómica de Bildu-Amaiur a los folletos del lehendakari López, se reconoce este diferencial competitivo de la economía vasca. Solo que los primeros no recuerdan que mientras se producía ese esfuerzo ellos estaban en la revolución y la violencia, que nos ha costado mucho dolor pero también un pastón. Los segundos también se olvidan que durante esos treinta años, el liderazgo del país lo ostento el PNV y juegan ahora a atribuirse los méritos como si la gente no supiese que en estos tres años si algo ha sido perceptible es la falta completa de proyectos y gestión y un retroceso brutal en la acción del gobierno. A eso hay que sumarle unos modos de gobernar muy antiguos, superados por aquí hace años. Es la política pequeña, partidista y aparatera, siempre pendiente de los intereses de La casa más que de los del País y en el caso que nos ocupa acomplejada por no parecer demasiado españolista y a la vez, marcar perfil nacional (español, por supuesto) Así que tres años para superar cuanto antes. El mejor resumen de lo que han sido estos años está en el vídeo que protagoniza un señor de Pontevedra al que enseguida conoceréis, cuando vino al Parlamento Vasco a apoyar a un caballero de Portugalete el día de su investidura. Comparar esto con lo que unos y otros dicen ahora y no necesitamos ofrecer más explicación.
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