UNA SEMANA INTENSA

Ya os conté ayer que esta semana está siendo compleja e intensa. En el pleno que hemos tenido he vivido uno de los debates más profundos, intensos e interesantes de los que he presenciado desde que estoy aquí. Se trata del que se desarrollo sobre el procedimiento que van a poner en marcha las instituciones comunitarias para que no se repitan crisis financieras como las que han acabado con la intervención de Grecia o Portugal. Este es uno de esos debates que parecen aéreos,  lejanos, complejos, pero que está realmente bien cerca del suelo, como otro de los informes estrella del pasado pleno, el que se refiere a la reforma de la política agraria común.

 

Como sería muy largo contar todo lo que es el llamado paquete de gobernanza económica, lo mejor es resumir. Se trata de seis reglamentos centrados en buscar fórmulas para controlar las contabilidades de los estados miembro, evitar que puedan falsear las estadísticas económicas, poder controlar el déficit real que les afecta y establecer un mecanismo de sanciones automáticas para quienes pretendan hacer trampas en un asunto como este en el que todos los miembros de la zona Euro podemos vernos afectados.

 

Cuestiones interesantes a destacar. Por primera vez el parlamento tiene codecisión en estos temas. Hace unos pocos a os el catálogo de buenas intenciones que contiene este paquete se hubiese quedado en una bonita declaración. Ahora hemos aplazado las votaciones hasta el mes de julio porque hay que llegar a un acuerdo en un tema tan delicado como este, con el Consejo Europeo, el foro en el que se sientan los gobiernos de los 27. Gracias a eso este paquete de gobernanza va a añadir transparencia a las deliberaciones del consejo en materia económica, va a obligar a que los mecanismos de observación de la economía de cada estado sean más objetivos, homogéneos e independientes que o los que tenemos hoy y va a poner en marcha un mecanismo de sanciones automáticas cuando alguien se salte las reglas del juego. Además se van a cambiar muchos de los indicadores que se utilizan para integrar en la panorámica general sobre la situación de un país no solo los datos económicos sino también los sociales.  Esto tendrá el reflejo correspondiente en los planes de ahorro que se pongan en marcha que comprendo preocupan porque hasta la fecha la austeridad que se ha predicado desde aquí ataca los bolsillos de los más débiles, o al menos les hace participar en la financiación de las alegrías de los causantes de la crisis. Por eso en este paquete se incorpora esa visión social y una clausula específica de respeto a las condiciones de la negociación colectiva de cada país.

 

La principal oposición a estas medidas proviene de algunos de los estados que con este paquete pierden poder y tiene obligación de ser más trasparentes. Esos mismos son los que en España nos llaman a nosotros «nacionalistas» y que hacen gala de lo que yo llamaría «constitucionalismo inútil». He utilizado la primera expresión para confrontarla con el título de un libro que recogía las ponencias de un congreso sobre una forma más constructiva de ser español que coordino Ernest Lluch, ex ministro de Sanidad socialista asesinado por ETA de manera particularmente inmisericorde. Me hace gracia la resistencia de estados como el Español y sus principales partidos a estas iniciativas europeas, sus pactos en Euskadi o en Navarra para gobernar en un caso desde mayorías artificiales que no existen en la realidad o sojuzgar toda expresión de pluralidad en el otro. Y me sorprende el resultado que arroja el ejercicio de confrontar tanto patrioterismo con la incapacidad que tienen esos dos mismos partidos para llegar a acuerdos sobre la crisis y sus soluciones.

 

Ya os comentaba que además de este asunto me ha tocado en este pleno estar especialmente atenta a las intenciones que se van dejando ver en el Parlamento en torno a la reforma de una de las políticas europeas por antonomasia, la que se aplica a la agricultura. En este ámbito del sector productivo han cambiado por completo los paradigmas en muy pocos años. Los países emergentes incrementan su demanda de alimentos y se abre el mercado. Por eso es necesaria una reforma profunda que contemple y armonice esta realidad con un sector como el Europeo en el que también hay explotaciones pequeñas y una vocación muy marcada por la calidad. Y en dónde debe reconocerse que además de alimentos, los agricultores contribuyen a la sociedad manteniendo el medio.

Ayer yo expliqué que  Europa sigue necesitando una política agraria común potente y sin recortes, al menos con el mismo presupuesto que hoy. Necesitamos promover explotaciones rentables, pero también garantizar la seguridad, evitar problemas de contaminación alimentaria en origen y garantizar la suficiencia  alimentaria. No podemos seguir dependiendo ad eternum del exterior y menos en una situación como la actual en que la fuerte demanda de los países emergentes ha encarecido muchos de los productos que antes comparábamos sin ningún problema en el mercado exterior. Pero, desde la perspectiva vasca además hay que defender una apuesta neta por la calidad de las producciones una vía hacia la rentabilidad de muchas producciones que se elaboran en zonas en las que el medio hace más caro y difícil competir pero en las que se necesita que siga habiendo población para mantener el medio. La agricultura necesita además apoyo para innovar y centrar este esfuerzo en un uso más eficiente de la energía el agua y el suelo.

 

Todo esto debe combinarse con otras formas de gestión que permitan una recompensa más justa desde los mercados al trabajo que realizan los profesionales del sector. Un grupo de personas que necesita progresar y seguir formándose a lo largo de toda su vida activa.

 

Por eso la nueva CAP debe reforzar su compromiso con los agricultores activos, las aportaciones extra-productivas que realizan y un desarrollo equilibrado de las zonas rurales. La rentabilidad pasa además por alinear las políticas de este sector con los objetivos de la estrategia europea 2020. Y, por supuesto debe poner en marcha procedimientos más simples, menos burocracia y más transparencia en objetivos y herramientas.

 

El informe que aprobamos ayer ha servido para enviar un mensaje a la comisión de por dónde respira el parlamento. Es una toma de posición frente a las líneas básicas de la reforma que prepara la comisión y que llegarán aquí hacia octubre. En julio tendremos ya los textos de la reforma de la política pesquera común.

 

Ambos son sectores con una importancia relativa en nuestro producto interior bruto pero con una posición vital en nuestro acervo social y cultural y claves para el mantenimiento de la población en muchas zonas de nuestro país. Además están estrechamente relacionados con uno de nuestros más reconocidos tesoros culturales y uno de nuestros principales activos turísticos: la gastronomía. Por eso les doy mucha importancia y por eso, en este asunto también trabajo cada día para que la voz de agricultores, ganaderos y pescadores llegue hasta aquí.

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