UNA POLITICA EUROPEA PRO PYMES SIN LAS REGIONES, FRACASARÁ
La Comisión ITRE del Parlamento Europeo analizaba esta tarde el informe sobre la estrategia que seguirá en adelante las instituciones europeas para apoyar a las pequeñas y medianas empresas cuyo ponente es el italiano Paolo Borchia. En todas las intervenciones se ha hecho hincapié en la importancia de esta parte del tejido productivo europeo, en su aportación al PIB y el empleo y en la necesidad de insistir en el corto plazo en las medidas fiscales y financieras adoptadas para evitar el colapso de las más afectadas por la pandemia. Yo un día más he participado telemáticamente desde Bermeo en esta sesión de trabajo. Por supuesto he manifestado mi acuerdo con esta línea de actuación, porque creo que muchas Pymes si consiguen “hibernar” adecuadamente tienen las condiciones de capacidad y competitividad necesarias para resurgir. Uno de los objetivos es, pues, salvar ese tejido industrial que es perfectamente viable tras la pandemia.
Pero hoy tocaba además detallar nuestras propuestas para incluir en las medidas que, a largo plazo, deben integrar esta estrategia. Hemos trabajado en un documento de nuestro grupo para preparar nuestras enmiendas a este documento. Por eso para no reiterar he querido poner el acento en las cuestiones que creo son más importantes para esta parte sustancial de la economía y la innovación europea.
Mi principal mensaje ha sido insistir en que esta estrategia debe adjudicar un papel relevante para las regiones. El conocimiento y proximidad de las administraciones regionales al tejido productivo favorece especialmente en el ámbito de las pequeñas y medias empresas el emprendimiento, la innovación y, en consecuencia, la competitividad. Por eso, cualquier política europea de apoyo a las Pymes que excluya a las regiones, fracasará. Observando Finalmente, y observando la experiencia vasca en política industrial podemos comprobar que la colaboración público-privada que fomenta innovación y emprendimiento, los esquemas de especialización inteligente, las políticas de innovación, funcionan mejor y de manera más ágil a nivel regional. A corto plazo y por citar un ejemplo reciente hay que recordar que el programa de digitalización express para adaptar las Pymes vascas al teletrabajo se ha puesto de ejemplo por aquí. Yo tengo claro, desde luego, que cualquier política europea pro pymes que no cuente con las regiones fracasará”.
En coherencia con la situación post COVID19, he coincidido con la totalidad de los intervinientes en este debate en que a corto plazo la urgencia para las Pymes es la liquidez pero la pandemia ha mostrado las debilidades de muchas pequeñas y medianas empresas en el ámbito de la digitalización. Por ello impulsar con vigor un programa que ayude a digitalizar procesos y prepare a estas compañías para el teletrabajo es otra de las urgencias.
A medio y largo plazo he apostado por mejorar la definición de Pequeña y Mediana Empresa para incorporar especialmente startups actualmente excluidas o para generar al menos un espacio normativo para ese tipo de microempresas cuyo estatuto no está claramente recogido en ninguna parte. Además, es imprescindible acelerar las medidas de armonización fiscal y operativa a nivel UE para que las PyMES tengan un tratamiento acorde con el que se otorga a las grandes compañías. En este ámbito hay que hacer un gran esfuerzo y considerar y reconocer la aportación de las Pymes al empleo y el crecimiento.
En el ámbito de la liquidez, además de la alusión a programas financieros he querido poner el acento en otro de los problemas que más preocupan a este tipo de empresas, el del retraso en los pagos Mejorar la financiación es urgente pero también lo es cumplir las normas sobre plazos de pago. Los retrasos, en que a veces incurre también el sector público, porque asfixian a muchas Pymes.
Otra gran aportación que pueden hacer las Pymes al empleo es arbitrar medidas para que este tejido dinámico e innovador estreche relaciones con la administración educativa, lo que mejorará la formación profesional y el empleo. La Comisión debe además impedir que algunos estados utilicen determinadas normativas técnicas como herramientas de proteccionismo. En este mismo terreno de vigilancia de la normativa, he apostado por avanzar en la legislación inteligente para reducir cargas administrativas y garantizar el acceso de las Pymes en toda la UE a la contratación pública.
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