DIGITALIZACION Y DESCARBONIZACION GARANTIZAN EL FUTURO DEL TRANSPORTE POR CARRETERA

Un aspecto de la sala en la que se ha celebrado el seminario sobre transporte por carretera

Esta mañana he participado en un foro internacional sobre logística organizado por el IESE en Barcelona. El tema, la legislación europea que afecta al sector del transporte por carretera. Como ya sabéis en el último pleno de la pasada legislatura se puso en pie un acuerdo que en las próximas semanas la Comisión de Transporte debería de convertir en mandato para que negociemos estas normas con el Consejo Europeo. Algunos de los que no quedaron demasiado satisfechos con el acuerdo están intentando que volvamos al punto de partida.

Espero que no se caiga en ese error. Espero que en esta legislatura partamos del acuerdo que ya tenemos, que ha consumido miles de horas de trabajo y energía. Partir del acuerdo conseguido será siempre mucho más productivo que repetir los debates que nos han conducido a él. Ya recordaréis que el electoralismo estuvo a punto de cargarse el acuerdo. Esperemos que el oportunismo no consiga lo que salvamos in extremis el pasado mes de Abril.

He comenzado mi intervención, poniendo en contexto una reforma legislativa que no se entiende del todo si no levantamos la cabeza y consideramos que el primer objetivo de la política europea de transporte es consolidar un sistema integrado de movilidad. Un servicio más eficiente y cómodo, más sostenible y que acabe con los problemas de saturación y los cuellos de botella que nos cuestan al año el 1% del PIB europeo. En el futuro los clientes de este sistema integrado deberían resolver sus necesidades de movilidad en una sola operación especificando tiempo y presupuesto para desplazarse o enviar mercancías al destino deseado. Este proceso de intermodalidad intensiva requiere aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías, incorporar el factor de eficiencia ambiental a la selección de medios de transporte, el apoyo a la industria para que produzca vehículos progresivamente más limpios para todos los modos de transporte y una política que apueste por las infraestructuras inteligentes.

En ese contexto, el transporte de mercancías por carretera seguirá siendo insustituible en el futuro por la capilaridad que ofrece y su capacidad para resolver las necesidades de los clientes. Aprovechar esta oportunidad requerirá una apuesta intensiva por la digitalización y convertir la des carbonización del sector en un instrumento decisivo en la lucha contra el cambio climático. La legislación europea trata de preparar y anticipar esa evolución.

La euro cámara aprobó en su último pleno de la pasada legislatura, celebrado el mes de abril tres informes referidos al régimen aplicable a los conductores desplazados, el acceso a la profesión y el mercado del transporte por carretera. Este paquete legislativo persigue consolidar el sector como cantera de empleo, propiciar la aparición de nuevos oficios y mejorar sus condiciones sociales de desempeño, generar por esa vía razones para hacer atractiva esta actividad para los jóvenes, contribuir a la seguridad vial y al cumplimiento de los objetivos ambientales.

Como comentaba al principio, el acuerdo alcanzado debe ser ahora convertido en mandato para la negociación entre Parlamento y Consejo. Estos cambios legislativos son fundamentales para que el transporte gane en eficiencia, se anticipe a los cambios que vienen y se consolide como un sector ambiental y socialmente sostenible. Cálculos de la propia Comisión Europea sugerían que acabar con la dispersión en la aplicación de las normas y poner en marcha estos cambios ahorrará a los operadores entre 2 700 y 5 200 millones de euros en la UE-28 entre 2020 y 2035”. De este modo los profesionales de la carretera seguirán jugando el papel que les reserva este nuevo concepto de movilidad. Un lugar en el que las grandes virtudes de este modo de transporte, capilaridad, rapidez y personalización del servicio seguirán siendo insustituibles.

Finalmente me ha parecido de justicia felicitar a los organizadores de este seminario porque este tipo de actos que ayudan a percibir la importancia que tiene la política europea en asuntos cotidianos. Además, ayudan a que la ciudadanía participe en ella. Hay un enorme conocimiento social, disponible y deseoso de sumar y contribuir a la mejora de la legislación europea. Y existen caminos para hacerlo llegar hasta unas instituciones que están mucho más cerca y más abiertas de lo que parece.

Me ha parecido interesante subrayar que esta forma de relacionarse con la gestión de los asuntos públicos europeos es el mejor antídoto contra el populismo y otras formas de hacer, la política del slogan, la del enfrentamiento, que algunos quieren poner de moda y quieren hacer pasar por “nueva polìtica”. En realidad, son vieja y mala política. Están justo en las antípodas de la idea de apertura, de transparencia y participación que mejoran la calidad de la Democracia.

Quiero subrayar esta idea porque en la charla, referida al futuro del transporte por carretera ha salido a relucir lo que hemos tenido que hacer en el Parlamento Europeo para solventar los problemas que una salida sin acuerdo del Reino Unido acarrearía para el transporte en general y el transporte por carretera en particular.

El Brexit es un ejemplo de la forma de hacer que la ciudadanía debería rechazar con contundencia. La búsqueda de una solución a la crisis de liderazgo en el seno de un partido político, en este caso el conservador británico, desencadeno este proceso. El entonces líder de los tories, el primer ministro David Cameron, vio en la victoria del UKIP en las elecciones europeas de 2014 una oportunidad para recuperar su posición interna y ganar también enteros en el mercado electoral británico.

Así, comenzó a copiar el discurso eurófobo de Nigel Farage para auparse en las encuestas. Con estos argumentos presionó a las autoridades comunitarias para renegociar la posición británica en la Unión. Conseguido, in extremis, un nuevo acuerdo más ventajoso aún que el anterior, convocó un referéndum para ratificarlo. Demasiado tarde. Tanto hablar mal de la unión, tanto reforzar las ideas de los verdaderos eurófobos, que perdió. Ganaron los partidarios del Brexit convencidos por mentiras centradas en minusvalorar y criticar los evidentes beneficios que tiene para el Reino Unido ser miembro de la Unión.

De este modo las “cosas de la política”, el regate corto, las peleas internas y entre partidos políticos por el poder acabaron afectando de lleno a la política de las cosas. Ese es el trabajo que en realidad debería ocupar tiempo y preocupaciones de los partidos y las instituciones: dedicarse a resolver problemas, no crear otros nuevos y más graves.

 

 

 

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