EL ESCANDALO DE LA LISTA NEGRA DE PARAISOS FISCALES ES GASOLINA PARA EL EURO ESCEPTICISMO
Ayer por la noche participé en un debate sobre la lamentable actuación que ha protagonizado el consejo europeo al recortar la lista de países propuestos por la comisión para integrarlos en la lista negra de paraísos fiscales en los que se sospecha que se producen operaciones de blanqueo de dinero, se alienta y ampara la evasión fiscal que se desarrolla contra otras haciendas públicos y se encubren, amparan o se colabora en operaciones de financiación de organizaciones terroristas.
Estamos ante un asunto que habla de nuestra ética colectiva. Estamos ante unas prácticas que perjudican globalmente al volumen de recursos disponibles que manejan las haciendas europeas. Este es uno de esos temas en los que son los estados los que toman decisiones injustificables y es la unión la que paga, en términos de prestigio, la factura. Esta es la gasolina del populismo.
En esta lista no están todos los que son, pero son todos los que están. No lo olvidemos: estamos luchando contra el blanqueo de capitales, la financiación de grupos terroristas y la evasión fiscal. No están todos los que son porque los gobiernos de los estados miembros no han querido. Por eso en mi intervención he felicitado a la Comisaria por defender las valoraciones mediante las que sus técnicos incluyeron en la lista negra a 23 estados y he rechazado el método opaco y vergonzoso mediante el que los gobiernos de las capitales la han dejado en 15.
La actitud del consejo en este asunto es mala por dos razones. Primero porque erosiona la confianza y credibilidad de las instituciones europeas. Estas evaluaciones se basan en un método acordado por las partes, incluido el Consejo, y por lo tanto compartido y conocido. No se había puesto en cuestión. Una vez aplicado lo que si se ha cuestionado es el resultado y sin ninguna otra razón más que la de alegar que no es un método transparente de evaluación ha acabado “amnistiando“a ocho estados entre los que se encuentra algunos como Arabia Saudita o Suiza sobre los que hay más que evidencias de que no cumplen las normas internacionales anti evasión o blanqueo.
En la resolución que vamos a votar mañana se subraya que la presión diplomática de los países que han salido por esta puerta falsa de la lista no debería socavar la capacidad de las instituciones europeas para hacer frente al lavado de dinero y la financiación del terrorismo de manera efectiva. Claro y contundente.
En segundo lugar, lo ocurrido alienta comportamientos que nos perjudican a todos. Tenemos que creernos que lo que es bueno para la Unión es bueno para todos sus miembros. El fraude fiscal está costando miles de millones de euros a las haciendas europeas y es una de las razones que anima los recortes presupuestarios que afectan a la financiación de servicios públicos. Es igualmente lamentable que esta decisión se haya tomado con plena opacidad.
Desgraciadamente estamos acostumbrados a ver a los estados miembros hacer cambalaches entre ellos para proteger intereses particulares estado a estado. Esos no son los de la Unión. Se cambian cromos y se responde a intereses particulares. Criticar el procedimiento que concluyó que 23 países deberían estar en la lista negra y a continuación decidir sin dar ninguna explicación que van a ser solo 15 es un sarcasmo.
Este es el típico ejemplo de porqué crece el euro escepticismo. Las instituciones con visión europea, la Comisión y el Parlamento han apadrinado un procedimiento limpio y transparente para calificar las prácticas fiscales de los estados miembros. Nos hemos fijado en el nivel de transparencia e intercambio de información, en las prácticas que fomentan la deslocalización de los beneficios para propiciar la evasión y en el cumplimiento de las normas internacionales para evitar la erosión de la base imponible. Eran criterios conocidos. Los estados han revocado la decisión adoptada bajo estos parámetros. La ciudadanía criticará a los primeros, privados de la capacidad institucional de impedir que los segundos hagan este tipo de barbaridades.
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