REGIONES Y CIUDADES HUMANIZAN LA POLITICA EUROPEA DE ASILO
Esta noche he tenido una vez más la ocasión de defender una mayor participación regional y local en la determinación y ejecución de las políticas de inmigración contribuirá a humanizarlas. Ya sabéis cómo funcionan aquí las instituciones y como son los estados los que tienden a monopolizar las elaciones con las instituciones europeas. Como los estados se ocupan principalmente de fronteras y visados y Comisión Europea propician que las políticas comunitarias se centren en este aspecto del problema. Y en demasiadas ocasiones el punto de vista de regiones y ciudades, el de los niveles institucionales que ofrecen los servicios no llega con la suficiente claridad a las mesas en las que se toman las decisiones.
He defendido estas ideas en el marco de un debate que ha dedicado la euro cámara a incrementar la ayuda a regiones y ciudades vía fondo europeo para el asilo, la migración y la integración. Para mi está claro que las políticas europeas de inmigración y asilo son tan insatisfactorias porque los estados, que tiene la responsabilidad sobre fronteras y visados, monopolizan las relaciones con la Comisión para determinar las políticas de migración y el uso del Fondo para el Asilo, la migración y la Integración. Como la Comisión Europea no se preocupa de saber si los estados representan adecuadamente la posición de las ciudades y regiones, el ámbito en el que vive la gente, el nivel desde el que se prestan los servicios y se fragua la integración, persona a persona de los nuevos europeos se genera un claro desequilibrio.
Inmigrantes, personas demandantes de asilo son un aporte demográfico, de talento, de energía vital, que necesita nuestro envejecido continente. El desequilibrio entre la visión y responsabilidad de los estados, el ámbito de atención y competencias de municipios y regiones y el diferente nivel de acceso de unos y otros a los ámbitos de decisión propicia que se desaprovechan posibilidades y recursos disponibles. Todavía recuerdo cuando se asignaron las primeras cuotas de refugiados. Euskadi organizó una mesa interinstitucional y habilitó en menos de dos semanas un sistema de acogida capaz de asumir el asilo de las más de mil personas que, de acuerdo con la cuota nos correspondían. España, simplemente, no cumplió su compromiso y aquellas personas nunca llegaron. Tuve ocasión de denunciar esta paradoja en otro pleno del parlamento.
Por eso he insistido en esta reivindicación en numerosas intervenciones en el pleno del Parlamento Europeo, y he recordado que muchas regiones y ciudades pedimos aquí y en todos los foros disponibles que escuchen a regiones y ciudades. Ese intento se realiza siempre que es posible: “El lehendakari vasco trasladó esta inquietud y propuestas concretas al presidente Juncker en su último encuentro. Euskadi presentará la próxima semana en el Comité de las Regiones la iniciativa SHARE, un mecanismo concreto a nivel estatal, regional y local para que la responsabilidad de la acogida se comparta sobre tres parámetros: los ingresos fiscales, con un peso del 50%, la población (30%) y el desempleo (20%)”.
Para resumir la actitud de regiones y ciudades creo que es acertado decir que pedimos y ofrecemos un compromiso. Impulsamos un pacto social por la inmigración. Aspiramos a que la solidaridad que percibimos a pie de calle llegue directamente a despachos situados bastante más arriba y demasiado sensibles a la presión populista y la manipulación de las estadísticas. Por eso he terminado pidiendo que escuchen este clamor de la Europa de las personas, de la proximidad, de la que quiere construir este proyecto sumando de abajo hacia arriba. Propone una respuesta mucho más humana que la que estamos ofreciendo.
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