MAS LIDERAZGO FRENTE AL POPULISMO QUE QUIERE REINVENTAR LAS FRONTERAS

El primer debate en el pleno del Parlamento Europeo hoy en Estrasburgo se ha dedicado a analizar las conclusiones de la Cumbre Europea de la pasada semana en Bruselas. Como siempre la diferencia entre las palabras y los hechos ha sido llamativo. la verdad es que la declaración que resume los resultados de la última cumbre europea y el contenido de la Declaración y la Hoja de Ruta de Bratislava podrían mover a la esperanza. Pero si comparamos lo que parece un férreo compromiso con las decisiones que hay que adoptar ya y el debate de ayer sobre presupuesto y prioridades para 2016 en este mismo pleno, tenemos una fotografía bastante precisa sobre la diferencia que hay entre las grandes palabras de los estados y sus obras, más tímidas, en el empeño de construir una verdadera soberanía europea”.

De hecho, en la sesión de ayer muchos de los diputados criticaron en este debate la resistencia de los estados miembros a admitir algunas de las prioridades aprobadas por el Parlamento, especialmente en el ámbito social y su resistencia igualmente a revisar el marco financiero plurianual que se aprueba para siete años. Aunque parece poco tiempo el actualmente vigente no previó en su momento crisis como la de los refugiados o los ataques del terrorismo internacional que han introducido nuevas prioridades de gasto en los presupuestos comunitarios. Como quiera que la principal fuente de ingresos de los presupuestos comunitarios son los estados miembros cuando además de hablar se trata de pagar hay muchos menos voluntarios.

 Por eso hoy he insistido, como europeístas convencidos que somos, en la necesidad de construir un verdadero liderazgo a nivel europeo que sustituya a las declaraciones de intenciones que caracterizan ahora las cumbres comunitarias. Todas estas reuniones deberían tener por objetivo y contribuir a la creación de una verdadera soberanía europea, porque solo a ese nivel vamos a conseguir enfrentar los retos globales que tenemos por delante. Los muros que algunos propugnan hoy, la reconstrucción de las fronteras que tanto nos ha costado eliminar, no solo no sirven para nada, sino que emporarán las cosas. La mejor política contra los muros que saben inútiles hasta los populistas que los defienden es precisamente el éxito de Europa.

Por eso en una jornada en la que la OTAN y varios diputados han criticado la decisión española de permitir una parada logística de la flota Rusa en Ceuta, he querido poner el acento en la necesidad de reactivar el proyecto europeo. Necesitamos liderazgo, no una declaración de intenciones.

Esta reacción a nivel europeo es fundamental, porque ninguno de los estados de la unión, ni el más grande, ni el más rico, ni el más influyente, pueden hacer nada solos para apagar el incendio de una Siria sigue en llamas ni embridar los desmanes de Rusia en esa crisis. Menos aún hacer nada frente al problema de los refugiados y la inmigración.

Solo una acción concertada de todas las instituciones y niveles institucionales europeos puede conseguir a unificar los mercados de la energía o digital algo fundamental para mejorar la competitividad en toda Europa. Qué decir de la necesidad de garantizar a nivel europeo la resurrección de nuestro modelo social con especial acento en la garantía juvenil y la lucha contra la pobreza.

Si queremos recuperar la competitividad y el liderazgo habrá que cumplir las prioridades que añaden valor europeo a las inversiones consignadas en el Fondo de Inversiones Estratégicas o reactivar nuestra política de acuerdos comerciales, incompatible con la crisis del CETA o la lentitud con la que reaccionamos frente al dumping exterior.

Nadie duda que estas cuestiones requieren respuestas globales, pero como ocurre con todas las organizaciones y obras humanas, cuesta demasiado poner en marcha un nuevo modelo hasta que no se exprime al máximo el rendimiento del antiguo. El problema es que aquí hace demasiado que el anterior dejo de ofrecer resultado alguno.

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