LA CARPETA VASCA DE SALUD Y LA RECETA ELECTRONICA, MODELOS PARA EUROPA
Ya hemos comentado muchas veces lo orgullosa que me siento del país que representó aquí en Bruselas y Estrasburgo, en el Parlamento Europeo. Un país que va construyendo su identidad sobre la base de la seriedad, el rigor, el buen hacer. Que muestra una realidad, en cifras, mucho mejor que la del estado miembro que nos contiene. Y que llama la atención en muchos sectores porque en el difícil contexto en el que vivimos mantiene el impulso por seguir en esas posiciones de liderazgo y referencia. En este vídeo podéis ver el ultimo ejemplo: Osakidetza posicionando aquí su Carpeta del paciente y su sistema de receta electrónica y comprobando que es una referencia a nivel continental.
Uno de los intergrupos en que trabajo se dedica a los servicios públicos y su modernización. Y ayer tuvimos una sesión dedicada a experiencias digitales que marcan la diferencia, que mejoran el servicio que se presta a los ciudadanos. Como suele ser habitual teníamos varias experiencias que aportar y elegimos una que se proyecta sobre un servicio tan básico como es el de la sanidad. Aquí podéis escuchar a Iñaki Berraondo, el representante de Osakidetza que vino a Bruselas, explicando una experiencia que gustó mucho a la audiencia que asistió a la presentación de los programas de receta electrónica y carpeta de salud que tenemos en Euskadi.
Berraondo es Director de Planificación, Ordenación y Evaluación del Departamento de Salud del Gobierno vasco, y fue el encargado de explicar la labor desarrollada en Euskadi en este ámbito, destacando el avance logrado en los últimos años a la hora de desarrollar e incorporar nuevos servicios de atención no presencial para acercar la sanidad pública vasca y sus profesionales a las personas. En concreto, su intervención se centró en dos iniciativas clave en ese terreno. Por un lado, la Carpeta de Salud, puerta de entrada a la Historia Clínica Electrónica, donde se almacena de forma segura y confidencial toda la información clínica y sanitaria de cada persona. Según explicó, la Carpeta de Salud permite, entre otras cosas, consultar informes de hospitalización, urgencias, pruebas complementarias o intervenciones quirúrgicas realizadas, e incorporar información, documentos o informes médicos a nuestra historia clínica. Desde aquí podéis bajaros su presentación completa (en francés)
Asimismo, Berraondo dio cuenta de la implantación en toda Euskadi de la Receta Electrónica o e-rezeta. Destacó su plena consolidación, tanto entre personas usuarias como profesionales, por la seguridad clínica que ofrece a las y los pacientes, su disponibilidad, transparencia y mayor eficacia. Ambas iniciativas constituyen, según recalcó, además de un beneficio para las y los pacientes, también un importante avance para mejorar la gestión y la eficiencia económica, en la medida en que contribuyen a la modernización y sostenibilidad del sistema.
Junto a Berraondo participaron en esta reunión, seguida con gran interés por las asociaciones europeas de sindicatos que operan en la función pública y equipos de trabajo de varios eurodiputados que trabajan en el ámbito de la sanidad o los servicios públicos, Matthias Elholm, Maximilian Strotmann y Jean Paul Denanot. El primero explicó su experiencia como responsable de una empresa que provee de servicios digitales a un grupo de municipios suecos y que ha conseguido comunidades activas, interesadas y exigentes en la calidad de los mismos. El segundo trabaja en el gabinete de la Comisión Europea que desarrolla el programa de la agenda digital a nivel comunitario. Jean Paul es el presidente de este intergrupo. Las intervenciones de los ponentes originaron un interesante y dinámico turno de preguntas que duró más de cuarenta minutos y en que salieron temas de todo tipo. En el caso de la experiencia vasca, la seguridad de los datos personales fue el tema estrella.
Uno de los objetivos básicos de este intergrupo sobre servicios públicos es abordar la necesaria modernización y adaptación de los mismos a un entorno en el que la globalización y la digitalización han cambiado tanto las oportunidades como los recursos y herramientas disponibles para desarrollar la gestión pública. Estos cambios han afectado también al perfil de los usuarios que por razones culturales demandan otras respuestas y otro tono en su relación con el sector público. Esta nueva posición del usuario se completa con una evolución demográfica que está cambiando la cartera de servicios que debe prestar la administración y la somete a nuevas y crecientes exigencias financieras.
La aproximación a este proceso de cambio se realiza desde este intergrupo desde la convicción de que el sector público es y seguirá siendo imprescindible por razones de justicia social, de salud democrática y de regulación inteligente. Igualmente desde la constatación de que el coste de sus intangibles y de los servicios que presta en relación con el PIB europeo, en la última década continúa al alza, hasta superar de media el 35%, mientras la deuda pública en el entorno de la zona Euro se ubica en un 90% del PIB.
En ese marco las exigencias se multiplican y afectan no solo a la eficiencia en la administración de los recursos y la gestión, sino a la naturaleza de los mismos y a las condiciones de transparencia en que deben prestarse. Por eso desde el nivel europeo hasta la municipal, todas las administraciones públicas trabajan en esos procesos de cambio en los que juegan un papel fundamental las nuevas tecnologías.
En definitiva se trata de impulsar y consolidar un cambio que obliga a obtener resultados palpables rápidos y profundos y en el que esta cuestión de las tecnologías es solo uno de los factores al servicio del cambio. Una transformación que debe aportar a la gestión de lo público transparencia, accesibilidad y capacidad de responder a las nuevas demandas y a las iniciativas y aportaciones ciudadanas. Un proceso que no es una opción, sino una obligación que exige una ciudadanía más formada, más exigente y con mucho que aportar a esta transformación, voluntad política, compromiso y una determinación a la altura de mucho más que clientes: personas, ciudadanos. Resulto una vez más emocionante y motivo de orgullo comprobar que en este desafío estamos como país bien colocados.
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