OPORTUNIDADES DE PESCA Y COOPERACION EN LIBERIA Y MAURITANIA
Esta semana hemos aprobado en Estrasburgo los acuerdos con Liberia y Mauritania que permitirán a cerca de 130 buques europeos faenar en caladeros de ambos estados africanos. Como venimos defendiendo desde hace años, esta política de acuerdos pesqueros contribuye a mejorar la sostenibilidad de la pesca en el mundo, a luchar contra la pesca no declarada y no reglamentada y a desarrollar la industria local. Todas estas virtudes desaparecen o menguan mucho cuando la presencia europea se sustituye en este tipo de acuerdos por la de otras flotas que funcionan con otros valores y estándares muy distintos y en mi opinión menos sostenibles social y medio ambientalmente que los europeos.
Siempre que conseguimos cerrar un acuerdo de este tipo pienso en sus contenidos pero también los siento. Como bermeana, como miembro de una familia de pescadores comparto la alegría que estos acuerdos han producido en profesionales y armadores de mi pueblo y la que habrán generado en otras zona pesqueras europeas que trabajan en un sector difícil, que necesita esperanza y oportunidades y piden y merecen el respeto que se está ganando a pulso por su responsabilidad y buenas prácticas. Un sector un poco harto ya de recibir críticas que no merece. Porque su aportación a la sostenibilidad de la pesca en todo el mundo y al desarrollo de las industrias pesqueras en los países en que se firman estos acuerdos está ya fuera de toda duda. Siempre queda algún crítico que pretende que estos acuerdos esquilman a los países terceros que los firman, pero la realidad es muy otra.
El acuerdo con Mauritania es uno de los más importantes que celebra la Unión con un país tercero. He sido ponente en nombre de mi grupo en este informe y lo conozco profundamente. Sus estipulaciones ofrecen oportunidades de pesca a 96 buques y supone un desembolso de cerca de 60 millones al año. Se renueva ahora por cuatro años. En el caso de Liberia es la primera vez que se firma un protocolo de este tipo con dicho país. Gracias a ambos acuerdos 124 buques europeos podrán operar en estos caladeros. Entre ellos figuran atuneros cerqueros, atuneros cañeros y palangreros de superficie subsectores en los que la presencia vasca es muy importante. Por ello ambos acuerdos beneficiarán a profesionales y armadores de Euskadi. El único pero que planteé ayer a ambos textos se centra en la no inclusión en el acuerdo con Mauritania de una solución para la captura de cefalópodos, una actividad a la que se dedica la flota pesquera canaria.
Pero además de las oportunidades de pesca que nos ofrecen ayer era hora, por lo que he comentado antes de insistir en que estos acuerdos mantienen y mejoran el compromiso con la pesca sostenible, el desarrollo de las comunidades locales y el combate contra la pesca no declarada y no reglamentada. Los hechos demuestran que no solo el sector pesquero europeo sino también las comunidades locales y lo mares de todo el mundo necesitan esta política de acuerdos que reivindican todas las partes interesadas. En ambos casos mejoramos el control sobre las actividades pesqueras, los procedimientos de evaluación de las políticas de cooperación y la dotación económica para los propietarios de los caladeros. Un panorama bastante mejor que el que se observa en los lugares en los que estos acuerdos son sustituidos por otras fórmulas de explotación menos sociales y sostenibles.
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