POR UNA SEGUNDA VUELTA EN LAS ELECCIONES EN HAITI
Esta tarde hemos celebrado un debate sobre las circunstancias que han impedido que los haitianos concluyan en plazo la elección de su nuevo presidente. El candidato perdedor no ha aceptado los resultados y la discusióin ulterior ha llevado a la suspensión de esta segunda vuelta prevista para el pasado 24 de enero. De hecho me tocó hacer un viaje relámpago de ida y vuelta porque, cuando salimos de Bruselas, el viernes hacia Puerto Príncipe la convocatoria estaba en pie. Poco después de llegar se suspendieron los comicios.
Como responsable de la misión de observación del Parlamento Europeo en las elecciones presidenciales de Haiti creo que nuestra principal aportación desde las instituciones europeas es apoyar la celebración de la segunda vuelta suspendida el pasado 24 de enero para elegir entre los dos candidatos que el 25 de octubre pasaron a la segunda vuelta. Concluir este proceso democráticamente es la mejor manera de superar el periodo de interinidad que se abrirá el domingo tras la marcha de Michel Martelly y que puede incluir la elección por consenso también de un primer ministro provisional.
El pasado 25 de octubre Haití vivió la primera vuelta de estas presidenciales en calma y tranquilidad, superando la violencia que se vivió en las legislativas del 9 de agosto. Sobre el terreno pudimos constatar problemas como la escasa participación, una legislación discriminatoria para poder formalizar las candidaturas, un control jurisdiccional mejorable o la ausencia de sanciones contra los autores de delitos de violencia electoral en los anteriores comicios. Pero tanto la jornada del 25 de octubre como el escrutinio han supuesto un avance sin precedentes para la cultura democrática del país.
Como sabéis Haití es uno de los países más pobres del planeta. Sus habitantes merecen y necesitan abandonar el tiempo de la economía de subsistencia y el dolor de una sociedad aún atravesada por una historia de dominación y violencia. Conseguirlo pasa por generar la unión y la esperanza que nace en las sociedades que, con esos antecedentes, tratan de salir adelante apostando por la democracia, el dialogo, el acuerdo y el estado de derecho. La ciudadanía haitiana necesita razones para sentir que son los protagonistas de su futuro. Necesita comprobar que sus votos sirven para algo.
Los niños que nos miraban curiosos; Los adultos que buscaban una razón para la esperanza en el interés con que seguimos desde el Parlamento Europeo aquellas elecciones, personas castigadas por la incertidumbre y demasiadas veces por una pobreza extrema, merecen esa oportunidad. Merecen instituciones democráticas centradas en alumbrar un Haití más justo y próspero. Una buena forma de avanzar es poder elegir democráticamente, en la segunda vuelta de las elecciones, un nuevo líder que la gente sienta próximo y legitimado para mejorar la gobernanza, reforzar el estado de derecho y alcanzar los consensos que necesita el país.
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