UNA RESPUESTA INMEDIATA ANTE EL DUMPING DE LA SIDERURGIA CHINA
La crisis que afecta al sector siderúrgico europeo está teniendo ya sus repercusiones en Euskadi. Llevamos tiempo preocupados por las repercusiones que la ralentización de la economía china tiene sobre nuestras plantas de producción de acero. Ellos siguen produciendo a su ritmo de siempre y están colocando sus excedentes en nuestro mercado. Los precios bajan y el dinero europeo compra un acero peor y sin nuestros estándares ambientales y sociales. Basta recordar las nubes tóxicas que amenazan con frecuencia la salud de los habitantes de las grandes urbes industriales chinas para entender el problema.
Sorprende también que países teóricamente abanderados de la industria europea, que cuentan con unos precios energéticos mejores que los nuestros, con el dinero a cotes ridículos frente a sus competidores internos en la propia europa y con ayudas de estado para compensar las tasas que las industrias electrointensivas pagan como emisores indirectos de CO2 sean buenos clientes de las acerías chinas. So nuevos factores de “competitividad” que nada tiene que ver con la innovación ni la eficiencia que industrias alemanas aprovechan sin un reproche de las autoridades de la competencia para ir eliminando competidores.
Por eso esta semana hemos exigido a las autoridades comunitarias en Estrasburgo, ante el pleno del Parlamento Europeo rapidez y contundencia a para proteger la industria siderúrgica europea del dumping de China. En línea con la pregunta que ya presentamos la pasada semana hemos defendido que se dan las condiciones legales para limitar estas importaciones. Por eso pedimos acción y también seguridad jurídica en el futuro para mantener empleo e inversiones en el sector.
A última hora de la noche del martes participé en un debate sobre un informe referido a la crisis que vive la siderurgia europea elaborado por el mediático sindicalista francés y ahora eurodiputado Edouard Martin. Durante el mismo me referí a los problemas que origina en Europa la sobreproducción china y la ralentización de su consumo que propician que los precios hayan caído 40% por debajo de los niveles más bajos de la crisis del 2009. En esas condiciones de coyuntura, los productos siderúrgicos chinos llegan a Europa a precios entre un 20 y un 30% por debajo de los de la industria local. Como decía antes el peso del sector público en estas acerías, las condiciones laborales de sus empleados y los sistemas de producción que se utilizan, a años luz en términos medioambientales de los que si cumplimos aquí convierten este asunto en un caso clarísimo de dumping. Basta ver los efectos que provoca en el medio la extrema dependencia del carbón que tiene la industria China.
Por estas razones creo que las condiciones del mercado siderúrgico exigen que la Comisión Europea aplique la legislación vigente para proteger nuestra industria siderúrgica. No es de recibo que acero de peor calidad, producido en condiciones medioambientales y sociales mucho peores que las que exigimos aquí, esté arruinando nuestra industria.
Tenemos recursos legales para poner en marcha estas medidas. En aplicación del apartado cuatro del artículo 9 del reglamento 1225/2009 del Consejo precisamente destinado a combatir el dumping la Comisión ya adoptó en 2015 medidas proteccionistas con su Reglamento de Ejecución 2015/1429 sobre las importaciones de acero inoxidable de China y Taiwan. Ahora hay que extender estas medidas a toda la producción siderúrgica. Me alegro que se abra una investigación, como anunció en el debate la Comisaria Bienkowska, igual a la que dio lugar a esas medidas, pero pido rapidez y contundencia porque el sector más que decir, lleva meses gritando que estamos ante un caso evidente de dumping con inmediatas consecuencias en el empleo que sociedades industriales, como el País Vasco ya estamos sufriendo. Me sorprendió también, por qué no decirlo, que afirmase que necesita más datos de la industria sobre precios y condiciones de mercado para resolver. Al día siguiente tuve ocasión de mantener una reunión amplia con buena parte del sector europeo y si algo abundaba en todas las conversaciones eran los datos.
En el debate aproveché también para fijar postura sobre otra cuestión básica para el futuro de esta industria. Creo que en sus actuales condiciones y con su estructura económica, con el crédito intervenido por el estado, sin cumplir prácticamente ninguna de las cinco condiciones que la OMC plantea para ello, China no debe de ser reconocida a finales del próximo año como “Economía de mercado”. Si queremos que nuestra industria subsista y que en el futuro pueda seguir invirtiendo en innovación y tecnología necesita seguridad jurídica y expectativas estables a medio y largo plazo.
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