ABRIENDO LA LEGISLATURA EN EL COMITE DE LAS REGIONES
Hoy me ha tocado, como vicepresidenta de ALDE, participar en el acto de apertura de la legislatura en el comité de las regiones. Nuestros correspondientes en este órgano de la Unión Europea me habían pedido unas breves palabras para comenzar esta andadura. La solicitud me hizo especial ilusión porque cuando fui presidenta del parlamento vasco me eligieron también presidenta de la Conferencia de Presidentes de Parlamentos Europeos con Competencias Legislativas (CALRE). En esa condición realizamos un intenso trabajo con el Comité de las Regiones centrado en poner en marcha un sistema práctico para dar un papel real a las regiones en el control del principio de subsidiariedad.
Esto dicho así puede sonar a chino pero es importante. Se trataba, en definitiva de establecer procedimientos para que las regiones europeas en ocho semanas pudiesen dar su punto de vista sobre cómo la legislación europea afectaba a sus marcos competenciales y que hiciesen llegar esa posición de manera oficial y a tiempo a la Comisión, el Consejo, y el Parlamento Europeo. Aprendí mucho, creo que hicimos un buen trabajo y de hecho, aquel protocolo de funcionamiento sigue utilizándose hoy en muchos estados y regiones para cumplir esta previsión que, por primera vez otorgaba a las regiones esta posibilidad tras la aprobación del tratado de Lisboa.
Con estos antecedentes me ha parecido oportuno recordar que ALDE como grupo comienza esta legislatura en el comité de las regiones reafirmando su compromiso con dos principios básicos de funcionamiento de la Unión Europea, el de subsidiariedad y proporcionalidad y con un proyecto que necesitamos para enfrentar los desafíos globales: el de la Europa Federal.
Los estados suelen acusarnos de anti europeístas cuando hablamos de respeto a nuestras competencias desde las regiones o los poderes locales. Nada más lejos de la realidad. El Comité de las Regiones viene demostrando con sus informes sobre las propuestas legislativas europeas que es plenamente consciente de las limitaciones que la actuación unilateral o individual tiene para abordar el cambio climático, los problemas que origina la especulación financiera o el dumping social que nos castiga en los mercados globales y hasta en el mercado interior. Sin embargo en esos informes las regiones aportan experiencia, datos y un contacto con el tejido económico y social que les acredita como agentes más eficientes en la planificación y desarrollo, por ejemplo, de medidas de estímulo de la economía real, de estímulo de la innovación o de ajuste entre las competencias que se adquieren en el sistema educativo y el mercado de trabajo. En definitiva de tareas que se abordan mejor cuanto más cerca se esté de la realidad diaria de la ciudadanía. Esos informes me sirven muchas veces para plantear preguntas o enmiendas a numerosas iniciativas legislativas que tramitamos en el Parlamento Europeo.
Los estados, en cambio se perciben en ocasiones, capaces de salvarse en solitario de las amenazas globales o son rehenes de su historia pasada, de conceptos políticos sobre identidad o soberanía que los tiempos obligan a redefinir. Por eso se resisten a amortizar estructuras que la globalización o las exigencias de transparencia y participación han convertido en organizaciones ineficientes, redundantes o sin contenidos.
Nuestro papel ha sido y seguirá siendo en el futuro defender estas dos ideas: federalismo y subsidiariedad. Son complementarias. Se refuerzan. No tienen sentido la una sin la otra. Y pueden y deben alumbrar otra Europa. Una Europa diferente. Más social. En la que la diversidad realmente sume y en la que el Comité de las Regiones, ayude a mejorar una Unión que necesita de todo el conocimiento disponible para ser más eficiente y para mantener sus valores de humanismo, solidaridad, democracia y progreso como referencia en un mundo que los necesita.
Category: Blog