PALESTINA, LA CIA Y EL CUERNO DE AFRICA
El Parlamento Europeo ha celebrado hoy varios debates y votaciones varios debates referidos a lugares y situaciones muy diferentes que han puesto de relieve que buena parte de las catástrofes y problemas que nos aquejan tienen su origen en la falta de respeto a los derechos humanos o los principios democráticos más elementales. He podido intervenir en el debate sobre la situación en El cuerno de África y el proceso de Jartum, una iniciativa de la presidencia italiana para poner en marcha una política de inmigración verdaderamente europea que acabe con las tragedias recurrentes en el Mediterráneo y luche eficazmente contra el tráfico de seres humanos.
Los firmantes europeos para lanzar el llamado “proceso de Jartum” que solo ven en el telediario las pateras y la tragedia del Mediterráneo deben asumir que el problema es de todos nosotros. Espero que el acuerdo de Roma el 28 de noviembre ayude al Comisario de Interior y la señora Mogherini a articular una política común de inmigración basada en la solidaridad, la colaboración y la lealtad. El documento, firmado por ministros de nada menos que 38 países, también africanos, incide además en cuestiones obvias como la cooperación y desarrollo la cooperación con los gobiernos de la zona, la pacificación, la estabilización y la democratización. Solo así conseguiremos algo más que desplazar el drama de las aguas del mediterráneo a las costas del norte de África Pero podemos hacer más.
Denis Mukgewe, nuestro premio Shajarov, nos explicó aquí muy claramente qué empuja a tanta gente a abandonar sus casas. Muchas veces son guerras provocadas por negocios que parecen depender de la voluntad de un tirano con el que hay que negociar. El presidente Roosevelt hablando de otro tirano, Anastasio Somoza dijo: “quizá sea un hijo puta, pero es nuestro hijoputa”. Avergoncémonos de las fotos de algunos de nuestros líderes con reconocidos tiranos. Hagamos una lista de los beneficiarios de “nuestros tiranos” y sus regímenes y denunciemos que ningún negocio justifica tanta sangre y desolación. Aunque el tirano se vista de seda, tirano se queda.
Igualmente he tratado de intervenir en otro interesante debate centrado en el informe sobre los abusos de la CIA en su guerra sobre el terrorismo. El overbooking de diputados y la escasez de tiempo me han impedido recordar lo que comparto aquí con vosotros. Para defender los derechos humanos hay que tener legitimidad. La legitimidad se consigue respetándolos. El informe del senado USA sobre las torturas de la Agencia de Inteligencia de los Estados Unidos tiene un aspecto positivo. Sabemos lo que ha pasado, podemos castigar a los culpables y evitar que se repitan estos abusos. Además estimula la reflexión: cuando reina el pensamiento único, cuando quienes denuncian estas vulneraciones se convierten en «anti patriotas», «tibios» o «sospechosos» por no tolerar lo intolerable, la Democracia pierde y ganan los extremistas, los violentos, los terroristas. De esto sabemos bastante en Euskadi cuando en tiempos de Aznar cualquiera que no bailase el agua al señor de la guerra se convertía automáticamente en colaborador de ETA. De entonces data el vergonzoso derecho de excepción y el espíritu que ha puesto colorada a la justicia y el gobierno españoles un montón de veces en el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo por asuntos que eran clara y perfectamente ilegales. Por temas que se sabía que lo eran y se llevaron adelante frente a la oposición de muchos. Hay otros en cartera que afectan a víctimas directas del terrorismo que acabaron, convenientemente procesados por los pensadores únicos injusta y bochornosamente condenados y que tendrán que ser resarcidos por los tribunales europeos. Por eso pido una actitud más proactiva en las instituciones europeas ante este tipo de abusos, también cuando los cometen los poderosos y también cuando ocurren en suelo europeo. Una de las grandezas de la Democracia es que protege los derechos hasta de sus más encarnizados enemigos.
El recorrido por hoy acaba en la resolución que hemos aprobado para apoyar el reconocimiento del estado palestino. No le ha gustado nada a Netanyahu, pero es que a muchos de nosotros no nos gusta nada tampoco su política de asentamientos y su feroz resistencia a cumplir las resoluciones de las naciones unidas y respetar el derecho internacional. Me limito aquí a dejaros un enlace con mucho más que un recuerdo, con una experiencia que me marcó. Igualmente comparto con vosotros la intervención que el pasado pleno realicé en el debate sobre la resolución que hoy votábamos. Creo que en un minuto no se puede decir mucho más.
Apoyo el reconocimiento del estado Palestino con las fronteras de 1967. Palestina es observador en la Asamblea de las Naciones Unidas desde 2012. Este reconocimiento es un acto de paz. Se basa en negociaciones, acuerdos y palabras para sustituir a las armas y la guerra. Las preferimos a los actos de ocupación unilaterales y violentos de Israel. En Europa las guerras y brutales vulneraciones de derechos humanos nos hicieron entender la importancia de la paz. Mahmud Abbas utilizó exactamente esta idea en 2012 ante la asamblea de la ONU. Convenció a 138 países. Lo que no consiguen los cohetes de Hamas. Israel no respondió como acostumbra. No multiplicó por cien los deseos de paz de Palestina. Eso es lo que hace con las agresiones violentas que padece y que condenamos sin matices. Ayudemos al “Pueblo elegido” a entender que los palestinos son sus semejantes. Son personas, no enemigos.
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