¿SABIAS QUE UNE EL COHETE ARIANE Y EUSKADI?: ELECTROQUÍMICA DE HERNANI

El cohete Ariane hacia el espacio. Un ingrediente del combustible que lo impulsa se fabrica en Hernani

El cohete Ariane hacia el espacio. Un ingrediente del combustible que lo impulsa se fabrica en Hernani

 

 

Este país nuestro es increíble. Puedes encontrarte con sorpresas agradables, en cada esquina. Y casi siempre son sorpresas porque quienes las protagonizan se han dedicado tanto a trabajar para que sean posibles que no han dedicado ni un minuto a sacar pecho por el logro. Lo consideran una pérdida de energía que necesitan para abordar el siguiente reto.  Eso me ocurrió esta semana en Electroquímica de Hernani, una empresa afectada por una normativa comunitaria referida a la reducción de emisiones de gases efecto invernadero. Ya os hable de esta asunto en otras crónicas e incluso hemos llevado nuestra posición en general sobre la polìtica sobre la subasta de derechos de emisión de CO2 al pleno del Parlamento Europeo.

Pues bien, aquí, en medio de un terrible aguacero, nos encontramos de nuevo con un equipo de personas que aprietan los dientes, agudizan el ingenio y siguen adelante, pese a los problemas. Y por ese camino son competitivos en lo simple pero también  en lo complejo. Nadie sospecharía que esta planta, fundada y sostenida por capital exclusivamente vasco, fabrica uno de los componentes del combustible que emplea la agencia espacial europea para impulsar el cohete Ariane. El vehículo que va poniendo en órbita los satélites que deben configurar el sistema europeo de geolocalización Galileo, la alternativa europea al americano GPS.

El equipo de electroquímica de Hernani convive con naturalidad con un tema como este que es una anécdota reveladora de lo que nos ha colocado como vascas y vascos en Europa. Esa tenacidad,  el empeño de no perder comba, la búsqueda permanente de oportunidades y la convicción de que solo invirtiendo y anticipándose uno puede llegar a alcanzar logros como el que comento. Hace más de diez años que Electroquímica de Hernani, por ejemplo adaptó las tecnologías electrolíticas que van a ser obligatorias en Europa en 2017 por su sostenibilidad y eficiencia medioambiental y energética.

Ese esfuerzo no se ha visto compensado por una comprensión suficiente por parte de las autoridades estatales, especialmente las que se dedican al tema de la energía. Porque esta empresa es intensiva en consumo de electricidad y penden sobre ella dos amenazas. Pon una parte la reforma del mercado eléctrico, no pensada precisamente para apoyar la industria y por otra parte la horrible negociación que cerraron las autoridades españolas para organizar el sistema de ayudas para este tipo de empresas como emisores indirectos de gases efecto invernadero.

Sobre la primera cuestión se ha escrito más que suficiente. El resumen es muy simple. La nueva reforma amenaza con llevarse por delante las ventajas competitivas que con mucho sacrificio en inversiones, tecnología y salarios han realizado muchas empresas. Y todo porque en vez de construirse la reforma pensando en el futuro, en el estímulo de la economía real tiene por único objetivo cuadrar el déficit público. Una barbaridad que puede que a corto plazo alivie los indicadores macroeconómicos que permiten a  algunos sacar pecho ahora. Pero que es el mejor ejemplo de cómo hacer realidad la expresión “pan para hoy, hambre para mañana”. Contra eso estamos haciendo todo lo que se nos ocurre y podemos a nivel local .

Como ya sabéis Europa se ha impuesto unos porcentajes de reducción de estas emisiones que tienen costes para las empresas. Para compensarlos se han establecido ayudas de estado que pretenden evitar las pérdidas de competitividad que tienen las industrias europeas frente a las de terceros países que no han firmado el protocolo de Kioto, no se plantean estos objetivos y no incurren en estos costes. Pero el intento loable tiene algunos problemas que alteran la competencia en el seno de la unión europea. Porque no todos los países disponen del mismo dinero para establecer las ayudas de estado y porque no todos fantasean tanto como España sobre la composición de su parque de generación de energía eléctrica.

Estos problemas, complejos, difíciles de explicar, son para emprendedores vascos capaces de implicarse en la fabricación de combustible espacial, reales como la vida misma. Y nosotros pensamos que merece la pena trabajar para ayudarles a desbrozar estos problemas que tienen poco que ver con la innovación, con la capacidad tecnológica y la voluntad de trabajar y de seguir adelante.  Como para no sentirse responsable e intentar cambiar la situación. Este tipo de retos con los que también a nosotros nos ayudan a seguir adelante, a no desanimarnos y buscar todos los resquicios que encontremos para hacer justicia. Porque la competencia en este sector debe estar marcada por la capacidad y la eficiencia, nunca por la ventaja que te da el poder. En esa pelea vamos a seguir comprometidos en Europa mientras tengamos la oportunidad de hacerlo.

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