VAYA SEMANITA

Esta semana termina con un acto tan insólito como el que acabamos de vivir tras la prohibición que durante años ha organizado en enero la denominada izquierda abertzale para sacar a la calle la problemática que origina la política penitenciaria. El auto de prohibición sintoniza con el abuso del derecho que hemos visto durante los últimos años en desgraciadísimos asuntos que van desde el llamado caso Atutxa, el cierre de Egunkaria  o la doctrina Parot.  Son piezas que tienen muy poco de derecho y mucho de decisiones políticas adornadas después con argumentaciones  técnicamente muy deficientes, por no decir directamente inexistentes.

No aprenden. La sentencia del Tribunal Europeo de los derechos humanos sobre la llamada doctrina Parot debería hacer enrojecer a quienes se empecinaron en sostener una posición claramente ilegal, y animar a la prudencia. Los votos particulares del caso Atutxa  son otro aviso bien elocuente del correctivo que  la incalificable sentencia  del Constitucional va a cosechar tras el más que esperable recurso al mismo tribunal. El constitucional directamente esperó a tener la mayoría adecuada para negar el amparo a unos condenados que serán resarcidos sin duda en Estrasburgo porque han sido juzgados por actos parlamentarios y porque han vivido un proceso absolutamente irregular y falto de garantías.  Ayer, lo mismo. La simple presunción, pues no hay sentencia alguna que lo dictamine, de que un colectivo es sucesor de otro cuyas actividades están suspendidas por dos años basta para cargarse de un plumazo un derecho básico como el de manifestación. Eso es conculcar derechos, eso es no respetar garantías básicas del derecho como la presunción de inocencia y eso requiere mucho más que una crítica porque se produce con reiteración y porque se realiza en un momento político y social que si algo requiere es Democracia.

Mejor acabar con este tipo de obcecaciones antes de que sea demasiado tarde. Y mejor admitir que las cosas han cambiado significativamente y va a ser cada vez más difícil encontrar justificaciones y palmeros para este tipo de comportamientos. Creo que en breve comenzará a quebrarse también el silencio de los corderos que ha propiciado estas anomalías democráticas.

Por eso me ha parecido bien la convocatoria de hoy. Se trataba de salvar la mayor, impedir que una arbitrariedad limitase el ejercicio de un derecho básico de la ciudadanía como es el de manifestación y reunión. Se trataba además de  fortalecer un proceso que avanza más despacio de lo que debiera y de evitar tensiones gratuitas. Eso es lo que estaba en juego y la convocatoria de esta tarde demuestra que la política sirve para algo. Ahora llegará una larga cantinela para escrutar lo accesorio en la que volveremos a los tiempos del «cocidito madrileño». Ellos verán. La historia les juzgará. De momento la ciudadanía ya lo ha hecho y les ha restado apoyo popular.

¿Cómo no vincular el “auto” mediante el que se prohibía la manifestación con otro de los esperpentos de la semana? Yo  sospecho que la superoperacion contada media horas antes de efectuarse y la decisión sobre la manifestación son respuestas al acto del sábado en Durango. Las prisas del ínclito ministro Fernández Díaz de deben vincularse a las críticas recibidas en los últimos días por su supuesta pasividad ante el acto desarrollado el sábado pasado por el autodenominado colectivo de presos políticos vascos.  No debió sentar bien en Castellana 3 que en alguno de los habituales altavoces del gobierno se comentase que no se habían activado todos los recursos disponibles para impedir este acto. En consecuencia  había que compensar y se hizo con esta chapucilla que parece sacada de los tiempos en los que estornudar si José Mari no tenía catarro podía conllevar que te adjudicasen la etiqueta de ser colaborador de ETA, con registro de despacho de aforado sin intervención conocida del Tribunal Supremo incluída. A esta misma lógica responde el siguiente desatino: la solicitud fiscal de prohibir la manifestación prevista el sábado y su posterior prohibición.

Quien a hierro mata, a hierro muere. Viene a cuento la alusión de esta frase bíblica tras analizar el ridículo que el ministro del interior de España hizo ayer en el marco de una operación policial supuestamente destinada a “desarticular el frente de macos” de ETA que puede quedar en nada. De momento la difusión de las detenciones media hora antes de que las fuerzas policiales encargadas de desarrollarla saliesen de su acuartelamiento parece haber propiciado que los objetivos del operativo “destruyesen pruebas”

Imagínense lo que hubiese dicho este fenómeno, autor de declaraciones tan infamantes como esta, si semejante  hubiese sido la Ertzaintza la autora de semejante chapuza. Y por supuesto la letanía que hubiésemos tenido que escuchar en las mismas tertulias y entre los mismos “opinadores” que ahora pasan de puntillas ante un despropósito como los que estanos comentando.

Termino:  El SMS más revelador para mí de los que se intercambiaron Bárcenas y Rajoy contenía una petición: “ponedme un juez de los nuestros:  Se hará lo que se pueda”. Lo dicen dos ciudadanos que han vivido más de veinte años en Génova en pleno centro de la melé.  Permiten suponer  el origen de asuntos como los que aquí comentamos.  Hace demasiado tiempo que el pronóstico sobre una decisión de las más altas magistraturas judiciales en España tiene menos que ver con un fundado conocimiento del derecho que con la adscripción y simpatías políticas de los que juzgan.

Tags: Jorge Fernández Díaz, manifestacion, PROHIBICION

Category: Blog