EUROPA DESDE ALGORTA Y AZKOITIA
Esta semana llevo por Euskadi desde la tarde del jueves. Tenía compromisos pendientes en Algorta y Azkoitia y he querido asistir también a la proclamación de Andoni Ortuzar como presidente del EBB del PNV después de que nuestro anterior presidente dejase el cargo por haber sido elegido por la ciudadanía lehendakari de Euskadi.
Me sigue pareciendo bien y creo que nos ha ido bien este sistema de bicefalia que impide que todo el poder de una organización política quede en unas solas manos. Y me gusta también que tanto Iñigo en su etapa como Andoni al comenzar la suya hayan recordado que como partido somos un instrumento al servicio de nuestros ideales sociales y nacionales que tiene una prioridad: el bienestar de vascas y vascos, la cohesión y el progreso de esta sociedad como premisa básica para conducirla a su plena realización nacional.
Hoy el mundo está cambiando y nadie sabe cómo serán los estados en Europa o si los habrá dentro de quince o veinte años. Pero si sabemos que nosotros seremos una sociedad coherente y con una identidad, con un perfil reconocible.
Se ha puesto mucho el acento en los medios en las palabras que dedicó Andoni a este tema en su discurso, pero falta, para dar su pleno sentido a esa parte del discurso el pilar fundamental que sostuvo toda su argumentación sobre este y otros temas: nuestros valores humanistas: nuestra prioridad: las personas. Por eso en estos treinta años hemos vivido un desarrollo que no tiene parangón en ninguna otra región europea y por eso el fruto de ese desarrollo ha estado mejor repartido que en otros lugares. Eso ha permitido construir país mucho más que las proclamas, las alharacas simbólicas y, por supuesto, la intolerancia, la violencia y el terrorismo. Por eso me encantó y me ha parecido raro que no se destaque, que ese fue el verdadero leit motiv de toda la intervención de nuestro nuevo presidente que alcanzo uno de sus climax cuando habló de alma y almas. De la que nos anima y de la que carecieron quienes a bombazo limpio sembraron la desolación y quienes, sin piedad ni compasión, miraban tranquilamente para otro lado y despreciaban el sufrimiento de los demás aunque en más de 900 casos sea irreversible.
Somos los primeros interesados en normalizar y pacificar el país y como ha ocurrido hasta ahora pondremos toda la carne en el asador. Pero es mejor que algunos, cuando hablen de alma, de espíritu y de valores recuerden cuales profesaron en el pasado antes de dar lecciones a nadie. Ese no estremecerse ante el dolor, ante la muerte, ante la extorsión y el matonismo, las risas que he visto festejando el dolor y la muerte de los demás describen bien a las claras la distancia que nos separó y la transición que deben aún hacer para comprender la dimensión del daño que han causado a esta sociedad. Estamos dispuestos a acompañar pues el tránsito, pero no creo que estas gentes estén en condiciones de aleccionarnos sobre valores.
Como os decía estos últimos días me han servido además para saldar algunos compromisos que tenía pendientes en Algorta y Azkoitia con grupos de afiliados y simpatizantes de EAJ-PNV que estaban muy interesados en saber qué y cómo trabajamos en el Parlamento Europeo. Y a eso dedique las tardes del jueves y el viernes. Interesantes y largas charlas coloquio en las que percibí que los alambicados y rimbombantes discursos que algunos están lanzando para comenzar su campaña en Madrid no solo no engañan a nadie, sino que clarifican aún más el panorama.
Aquí podéis ver a un grupo de personas de las que asistieron a estas charlas en Algorta y Azkoitia dando su opinión sobre el intercambio de datos y opiniones que tuvimos.
En efecto a nadie engañan quienes amagan con abrir un debate político sobre la soberanía y la democracia para cerrarlo en el minuto siguiente recordando que ellos hacen las leyes con sus mayorías y que en ellas nos van a mantener encerrados por siempre jamás porque no quieren escuchar las mayorías que no les gustan, las mismas que les han enviado a la oposición tras tres años y medios de desgobierno.
Estas son las mismas gentes que no se acuerdan que ellos mismos llevan treinta años incumpliendo esas mismas leyes. Son los que no quieren concertar el sistema de seguridad social, aunque lo ponga así literalmente en el estatuto porque “no se puede romper la caja única de la seguridad social” o los que no transfieren la competencia estatutaria de instituciones penitenciarias porque no les parece. Son los mismos que redactan ponencias contra el concierto económico porque lo consideran un privilegio mientras en Europa el Parlamento cree que es una buena herramienta contra el déficit y para promover la economía real. Son los antiguos. Los que se quedaron anclados en el siglo XIX y las fórmulas que entonces se consideraban válidas para los estados nación y los que han perdido definitivamente el tren de la historia. Los que no saben explicar por qué nosotros tenemos que padecer una prima de riesgo que no merecemos a la vista de cómo hemos gestionado nuestros presupuestos y nuestro sistema financiero. Los responsables, al alimón con sus ex socios de gobierno de la crisis brutal que amenaza con llevarse para siempre el estado de bienestar de la península ibérica.
Y de eso estuvimos hablando en Algorta y Azkoitia. Aquellas gentes lo tenían claro: aunque la grandilocuencia se vista de seda, grandilocuencia se queda.
Creo que todos quedaron convencidos de que nuestro futuro está en la solvencia, en la seriedad, en el rigor y en el equilibrio con el que hemos sabido repartir la riqueza y la prosperidad en estos treinta años. Hay que volver a esa senda.
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