RECUERDOS EN CARMIN AZUL Y VERDE

 

Lo tenía apuntado en la agenda, en pendientes. Era el trámite que faltaba para cerrar una etapa de mi vida, los cuatro años en que me encargaron la gran responsabilidad de ser Presidenta del Parlamento vasco. Ayer viernes 17 de diciembre de 2010 completé el último trámite. El retrato que me hizo Barbara Allende “Ouka Leele” quedó colgado en la “galería de presidentes” de la sede del parlamento vasco. Allí está ya Juan José Pujana, Jesús Egiguren, Joseba Leizaola, Juan María Atutxa y la que suscribe. En este vídeo Bárbara, la artista que elegí para la ocasión, nos explica cómo ha vivido rellenar la singular instancia que pone fin a cada presidencia del Parlamento. innovación, fotogrtfía, otras técnicas, color…son algunas de las claves de esta obra.

Fueron cuatro años intensos en los que me tocó hacer muchas cosas. Estoy contenta porque después de haber pasado por allí, de tener la responsabilidad de poner cara a la institución que representa a todas las ciudadanas y ciudadanos de Euskadi cerré esa responsabilidad sin granjearme grandes enemistades (eso creo) y sin que se me subiese el cargo a la cabeza. Eso dijo ayer la anfitriona del acto, la actual presidenta de la cámara Arantza Quiroga a la que agradezco su amabilidad. También quiero acordarme aquí de los y las trabajadoras del parlamento que tanto me ayudaron en aquellos años y a mis compañeras y compañeros de escaño que ayer me acompañaban en esta ceremonia.

Estoy especialmente orgullosa de dos de los trabajos que hicimos, el relacionado con la apertura institucional, poner las bases para que el parlamento dispusiese de herramientas tecnológicas para facilitar su interlocución con la ciudadanía y la relación que trabamos con las víctimas de la violencia para tratar de que sintiesen, de verdad, que las sentimos nuestras, que nos duelen y que reconocemos su dolor y el civismo con que en general han enfrentado Las enormes tragedias que ha fabricado en nuestro pequeño país la intolerancia y el fanatismo. Y aquí incluyo tanto las bombas y los tiros de ETA como las equivocadas respuestas que alguna vez se opusieron a ella.

Por eso ayer se me agolpaban los recuerdos mientras recorría los pasillos del Parlamento. Tengo la enorme suerte de decir que, aunque me encantó tener el honor de presidir esa institución, no hecho de menos en absoluto aquella etapa. De hecho tengo que confesaros que dejar de ser presidenta fue una liberación. Aquellos cuatro años fueron muy duros. Apenas me dediqué un minuto. Recuerdo el despertador cada mañana, entre 6 y 6,30, la terrible sensación de vivir con escolta, algo que aún no se termina. Me acuerdo del repaso cada noche de la agenda, de la interminable sucesión de actos que me obligaban a salir de casa, casi siempre, con una par de bolsas o una maleta para cambiarme de ropa, a veces hasta tres “uniformes” para la jornada de trabajo, un cóctel, una inauguración y la clausura de un congreso. Eran jornadas interminables. Llegaba a casa casi siempre después de las once de la noche. Al día siguiente vuelta a empezar. Muchos fines de semana la tinta roja en la agenda me recordaba que este sábado, este domingo, tampoco, o por ser más precisa también.

Por eso cuando volví al patio de butacas, tras cuatro años en el escenario, pude recuperar algo del tiempo que una necesita y quiere para si misma, para su vida privada y me liberé de la responsabilidad de saberte siempre observada, de no poder decir nunca lo que te apetece para mantener el papel de neutralidad que da sentido a presidir una institución parlamentaria. Espero que entendáis porqué os he dicho al principio que me sentí liberada de una gran responsabilidad y de que no echo de menos, en absoluto, aquella etapa.

He tenido la suerte además de poder embarcarme en otro reto que me esta completando. También es duro, pero no se puede comparar. Y tiene muchas otras compensaciones. A mi edad un cambio semejante, que te abre tantas ventanas para asomarte al mundo desde otro punto de vista, a cambiar radicalmente de aires, solo puede agradecerse. Así que mi reconocimiento en primer lugar a los responsables y las bases de mi partido por la confianza que depositaron en mí para proponerme como candidata a europarlamentaria. Y, como no, también quiero expresar mi gratitud hacia todos los que participasteis en las elecciones al parlamento europeo, los que me votasteis y los que no, porque gracias a todas y todos tengo la gran suerte de vivir otra apasionante aventura.

En estos días en los que se cierra del todo aquella etapa parece obligatorio hacer balance. Me encuentro, en las paredes del parlamento, con el retrato que lo resume casi todo. Desde pequeña siempre pensé que el mundo acababa en Bermeo. Allí morían las vías del tren. Sin embargo pronto comprendí que el tren caminaba en dos direcciones. También salía de allí y te conectaba con el mundo, con otros caminos, con otras formas de viajar y de vivir. Pero además estaba la mar, el horizonte, la línea de luz y de sombra, la que puede darlo y quitarlo todo. Vida también en estado puro. Una alegoría del mundo. Pronto todo cobró sentido. Hay que asomarse, salir, abrirse al mundo, pero no hay que olvidar nunca las raíces, ese rincón en el que acaban las vías del tren, en el que hasta el aire parece familiar, en el que entendemos lo que nos dice la luz, en el que sabemos el tiempo que hará solo con asomarnos a la ventana. Allí huelen la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Allí esta la explicación de lo primero que somos, de los primeros valores que son el cimiento de nuestra personalidad, padre y madre, hermanos, la Casa, con mayúsculas. Allí están nuestras raíces, las que nos hacen diferentes, no desiguales, las que ayudan a colorear el mundo, a llenarlo de matices.

Me gustaría que cada persona que se asome a ese jirón carmín, verde y azul que me retrata desde ayer en Vitoria-Gasteiz pudiese leer allí esa voluntad de mirar hacia afuera, tan local y personal a la vez que me anima. Es el testigo del tiempo que viví como anfitriona de esa casa de todas y todos que tiene que acabar siendo el Parlamento Vasco.

Más sobre la personalidad de Bárbara Allende Gil de Biedma (Ouka Leele):

http://es.wikipedia.org/wiki/Ouka_Leele

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Comentarios (3)

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  1. Bittor dice:

    Kaixo, Izaskun: Es verdad que gran parte de lo que nos ocurre en la vida, se debe a lo que somos o a lo que hacemos. Fuiste la primera mujer que presidiera el Parlamento vasco en años difíciles; aportaste trabajo, dignidad y responsabilidad. Finalmente, tu retrato se une a los de Pujana,Eguiguren, Leizaola y Atutxa; algo así como formar parte de los «inmortales» de este país.Zorionak..Eskerrik asko eta segi aurrera en tu nuevo reto europeo.

  2. Susana dice:

    Zorionak Izaskun!
    Elegir a Ouka Leele fue una muestra más de coherencia entre lo que dices y lo que haces. Una artista, sí, era la mejor manera de poner en valor la capacidad creadora y laboral de las mujeres.
    En tu persistente esfuerzo por asociar la imagen del Parlamento vasco, -institución que nos representa a todos los vascos- con un ente abierto, dinámico y eficaz, siempre buscaste la complicidad del arte contemporáneo, de ahí que te lanzases a solicitar
    una fotografía coloreada como soporte artístico distinto al habitual para estos casos.
    Te quedas para siempre en el ‘gabinete de los presidentes’, haciendo un simbólico guiño a lo que consideras importante: el horizonte marino dirige nuestros pensamientos hacia el amplio y diverso mundo que se abre ante nuestros ojos, una llamada a tender puentes entre culturas diversas, a aprender e intentar mejorar, y a su vez esa profunda necesidad de amar tus raíces, tu tierra, de tener unas convicciones y principios tan difíciles de explicar a personas ligadas a una vida más efímera y superficial. Es cuestión de sentimientos, y por esa razón el retrato realizado por Ouka Leele te refleja tan acertadamente en lo esencial. Enhorabuena una vez más.

  3. Izaskun dice:

    Felicidades por la elección, es una fotógrafa muy interesante..
    La foto es muy chula.
    Un saludo,
    Izaskun

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