CONTUNDENCIA FRENTE A ISRAEL POR SU ACTUACION EN GAZA

El  Parlamento Europeo debatirá mañana la crisis abierta en la franja de Gaza, que sufre ya una semana de intensos bombardeos con los que Israel respondió al lanzamiento el pasado lunes de varios cohetes desde este enclave palestino hacia Jerusalén. Va a ser un debate raro, porque no irá precedido de ninguna votación. No se aprobará ninguna resolución al respecto, parece que el alto representantes para la seguridad y la acción exterior de la UE, tampoco comparecerá en el debate. Y sin embargo la situación lo exige.

Lo exige porque la violencia de la escalada, la desproporción de la respuesta israelí al ataque del pasado lunes desde la franja y la preocupante evolución de los acontecimientos aconsejan, realizar un pronunciamiento claro, contundente y justo sobre la crisis que se vive de nuevo en esa especie de cárcel a cielo abierto que es la franja de Gaza.

No me parece una exageración. Tampoco hablo de oídas. Tuve ocasión de ver in situ como son las condiciones de vida en esta estrecha franja de terreno encajonada entre el mar mediterráneo e Israel en la que se apiñan miles de palestinos en situación de precariedad cuando no de pobreza.   Las condiciones de vida en la zona son, simplemente terribles. Solo mejorándolas, devolviendo a las personas que viven allí alguna esperanza o expectativa de futuro la situación sería muy otra.

 Por eso hoy he pedido contundencia a las instituciones europeas frente a Israel por su actitud en la escalada bélica que se vive en la Franja de Gaza. La respuesta hebrea al lanzamiento de cohetes desde la franja dirigidos a Jerusalén ha generado ya más de doscientos muertos, una semana de intensos bombardeos y unas actuaciones y discursos por parte del gobierno de Benjamín Netanyahu que son insostenibles a la luz de la legislación internacional. Mantener la legitimidad europea para mediar en este tipo de conflictos obliga a condenar con toda la energía las vulneraciones de derechos en todas partes.

En todos los plenos debatimos problemas que se viven en otras zonas del mundo y aprobamos decenas de resoluciones sobre Bolivia, Honduras, Nicaragua, Venezuela…Si queremos seguir teniendo una mínima legitimidad para seguir haciéndolo, para que estas actividades tengan sentido hay que hacer siempre lo mismo ante todos los casos de vulneraciones de derechos fundamentales o de la legalidad internacional. No se puede ser contundente y rígido con el débil y condescendiente y comprensivo con el que tiene todos los medios y en consecuencia la máxima responsabilidad para acabar con esta dinámica de muerte y destrucción.

Por esta razón creo que cualquier pronunciamiento europeo ante la actual crisis debería incluir al menos estas tres ideas:

La primera es que la posición de Israel, sus actuaciones y su discurso son insostenibles a la luz de la legislación internacional. Una vez más parece que problemas políticos internos animan una escalada que debe parar de inmediato. Es una constante en algunos países que tiene que ver con la rentabilidad política que ofrece el “gatillo fácil” ante un enemigo exterior al que previamente se le ha negado hasta la condición de persona. La profunda crisis que se abrió en el país tras agotarse el plazo para formar gobierno, inédita en la historia reciente del país es una de las claves para entender esta escalada.

Como segunda aportación creo que cualquier pronunciamiento europeo debe de reconocer y subrayar la desproporción entre los medios de todo tipo y la influencia que tienen a su disposición las partes en conflicto. Sostener que hay alguna proporción entre las agresiones que sufre Israel y el nivel de la respuesta es indefendible. Nadie puede creerse ni aceptar que la única respuesta de un estado con enorme influencia en el panorama mundial, con unos servicios de inteligencia que se jactan de ser los mejores del mundo, no pueda responder a los ataques recibidos desde la franja con medidas más eficaces que el derribo de edificios enteros, los bombardeos, y un nivel de violencia simplemente inaceptable.

Eso es además especialmente cierto por otra razón. Hay una clarísima hoja de ruta para resolver este conflicto, está escrita y sancionada por las Naciones Unidas y es la solución de los dos estados. Es urgente que la comunidad internacional apoye las posiciones de paz y el retorno al diálogo y ponga la misma energía en condenar todas las vulneraciones de derechos en todas partes.

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