MENOS DESCONFIANZA, MAS DERECHOS Y PARTICIPACION DE CIUDADES Y REGIONES MEJORARÁN EL PACTO MIGRATORIO
El Parlamento Europeo ha votado hoy los reglamentos y directivas que traducen en legislación comunitaria el pacto migratorio que, tras años de trabajo se alcanzó a final de año entre los estados miembros. Todas estas normas están interrelacionadas entre sí por lo que el debate de esta mañana se ha referido a la totalidad del paquete legislativo. debo reconocer para empezar que el trabajo realizado para llegar hasta aquí ha sido intenso y complejo. También me consta que los diputados implicados en el mismo han agotado las posibilidades de llegar lo más adelante posible en la protección de los derechos de las personas que llegan a Europa. Pero hay una oposición férrea en algunas instancias para levantar determinadas cautelas. Y eso propicia que persistan en al menos ocho de los diez informes que hemos votado esta tarde algunos problemas.
Por eso me he abstenido en las votaciones de todos los informes sobre el pacto migratorio, excepto en los referidos a reasentamiento y acogida de solicitantes de protección internacional, porque sigue primando la desconfianza hacia los que llegan sobre el respeto de sus derechos fundamentales, porque debería apostar por una verdadera cooperación al desarrollo en los países de origen y porque falta una integración efectiva de ciudades y regiones en los procesos de decisión. Este nivel de gobernanza es el que acoge, gestiona la integración y presta los servicios a quienes llegan y es clave para humanizar este proceso. Así quedó claro en unas jornadas que celebramos en febrero en un “punto caliente” de llegadas de personas migrantes, Canarias, que reclama una solidaridad activa y efectiva para enfrentar un problema al que aplican de suyo solidaridad y humanidad.
Tengo además perfectamente comprobado que la posición “a ras de suelo” entre quienes de verdad tienen la responsabilidad de gestionar la atención inmediata y propiciar la integración de los “nuevos europeos” es mucho más abierta que la que se detecta en el nivel que se dedica a gestionar visas, permisos, etc. Y como venimos insistiendo durante todos estos años es en ciudades y regiones donde se conocen mejor y pueden gestionarse con más agilidad las verdaderas oportunidades de integración. Oportunidades que darían lugar a procesos de legada seguros y más protegidos contra las mafias de trata de seres humanos que propician las tragedias que hemos visto en el mar.
Precisamente con la experiencia reciente de lo que vivimos en el archipiélago estaba claro que no podíamos rechazar de plano este pacto porque aporta mejoras importantes sobre lo que tenemos hoy. En estas crisis hasta ahora se estaba utilizando el nombre de Europa en vano. Hasta la aprobación de este pacto y el paquete legislativo consecuente no había un derecho europeo sobre este problema digno de tal nombre. Ahora este paquete de directivas y reglamentos obligará a mantener unos comportamientos comunes a todos los estados y evitará las soluciones unilaterales que no eran ni compartidas ni firmadas por las instituciones comunitarias. En esta línea las mejoras más importantes a mi juicio se producen introduciendo un mecanismo de solidaridad para atender emergencias generadas por llegadas masivas.
También se mejora el tratamiento que reciben los menores no acompañados y el derecho al reagrupamiento familiar. Lo que se ha llamado “solidaridad a la carta” es el comienzo de u n proceso para transformar el concepto voluntario de solidaridad entre estados que rige ahora por uno centrado en la corresponsabilidad. Se ponen así las bases para un reparto real de la responsabilidad de acogida entre todos los estados miembros y se sugieren mecanismos de reparto muy similares a los que en su momento patrocinamos desde Euskadi a través de la propuesta “Share”.
Pero estas virtudes no sortean definitivamente otros problemas. En todos los informes todavía persisten de manera horizontaltres cuestiones que nos gustan mucho menos. La primera, la desconfianza hacia los que llegan. Pesan demasiado las consideraciones sobre la seguridad y se mantienen riesgos para la vulneración arbitraria de derechos fundamentales.
Igualmente, faltan precisiones potentes, concretas y operativas para estimular una cooperación al desarrollo con los países de origen para que nadie se vea obligado a abandonar su tierra porque no tiene nada que perder. También reconocer y proteger el papel de las organizaciones no gubernamentales que apoyan en la recepción y acogida.
Finalmente, y en coherencia con nuestras reivindicaciones durante toda la legislatura lamentamos que en todo el paquete no se apueste de manera más decidida por reconocer el papel de ciudades y regiones en el tratamiento de este problema. Las ciudades y regiones somos protagonistas en la acogida, la integración y la prestación de servicios. Dar entrada en la decisión de estas políticas y en el diseño y reparto de los mecanismos financieros europeos, es un paso decisivo para humanizar las políticas de inmigración. Por eso no podemos apoyar este paquete legislativo.
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