NORMAS GLOBALES SOBRE EL TRANSPORTE DE PELLETS E INNOVACION PARA CAMBIAR SU FORMATO
El Parlamento Europeo ha celebrado esta mañana un debate sobre el vertido de pellets de plástico en la costa oeste de la península ibérica después de que el buque Toconao con bandera de conveniencia liberiana perdiese un contenedor con sacos de esta granza de plástico el ocho de diciembre. En plena pre campaña de las elecciones gallegas Izaskun Bilbao Barandica se ha hecho eco del debate local que se ha trasladado esta mañana a Estrasburgo, pero ha querido además subrayar la necesidad de incidir en medidas globales que eviten la repetición de este tipo de catástrofe.
Como era previsible, el debate se ha convertido en un intercambio de acusaciones entre partidarios y detractores el actual gobierno de Galicia a la vista de que el mes que viene hay elecciones en el antiguo feudo del actual presidente del PP. Los antecedentes de la administración gallega son malos en lo que respecta a su actuación en este tipo de siniestros. Lo que hicieron durante el Prestige fue, simplemente, vergonzoso. Por eso hay que entender que la oposición les recuerde aquel triste episodio y les eche en cara que no hayan aplicado las lecciones que pudimos aprender entonces. La verdad es que en esta ocasión la inacción y un indisimulado intento de quitar importancia al asunto han calcado la reacción que Fraga como presidente de la Xunta y Rajoy como vicepresidente del gobierno de España y encargado de coordinar la respuesta a la catástrofe tuvieron. Un esperpento que le costó a Rajoy cargar con el apodo de “el señor de los hilillos”.
Hoy ha resultado lamentable comprobar que los eurodiputados del PP respondían a las críticas vertidas contra la administración gallega con invocaciones a la proposición de ley de amnistía y a los pactos parlamentarios que sostienen al actual gobierno de España mientras abandonaban por completo, salvo en el caso de Millán Mon, cualquier referencia a qué está haciendo la administración gallega sobre el terreno. Malísima señal. Desde luego, la situación compromete más a quienes más discuten sobre quién vio o cuándo avisó, en vez de centrarse en colaborar para aplicar al caso las lecciones aprendidas tras la catástrofe del Prestige. En la costa vasca eso intenta la estrategia de colaboración pública privada Itxasertza entre flota pesquera, autoridades e institutos científicos. Un proceso de trabajo que se basa precisamente en la alianza que permitió retirar del mar muchas toneladas de chapapote que amenazaban las costas vascas.
Por eso yo he abogado esta mañana en Estrasburgo en primer lugar por aplicar a la crisis de los pellets en Galicia las enseñanzas extraídas de la catástrofe del Prestige, como la colaboración público-privada entre flota pesquera, instituciones e institutos oceanográficos del protocolo Itxasertza. Pero he querido incidir especialmente en lo que se puede exigir a las instituciones comunitarias. Lo primero, promover normas globales para evitar estas amenazas. Entre ellas he citado la definición de este material como mercancía peligrosa, una estricta regulación de su transporte y plazos para obligar a la industria del plástico a cambiar este formato por otros que en caso de vertido se puedan recoger.
En consecuencia y, sin perjuicio de reconocer la legitimidad de dicho debate local he animado a una institución trans nacional como el Parlamento europeo a centrarse en prevenir y evitar nuevos vertidos. Entre las medidas que he apuntado figuran la necesidad de promover una norma a nivel de la Organización Marítima Internacional que califique como peligroso este material. También impulsar a ese nivel medidas obligatorias y rigurosas sobre sus condiciones de transporte y su control. Pero además me he referido a otras posibilidades de actuación que deben emprenderse desde tierra firme. La industria del plástico tiene la obligación de aplicar tecnología e innovación para encontrar alternativas a los pellets. Y a nosotros se nos abre otro reto. Ya regulamos la caducidad de los plásticos de un solo uso. Fijemos plazos para que esta materia se transporte en el futuro en otros formatos. En formatos que, en caso de vertido, se puedan recoger.
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