MAS HERRAMIENTAS PARA EVITAR LOS RETRASOS EN LAS CONEXIONES FERROVIARIAS.
Esta tarde he participado en una jornada organizada por la Comunidad Europea del ferrocarril (CER) y dedicada a la alta velocidad como solución para conseguir una Europa cada vez más conectada y sostenible. La sesión de trabajo, seguida por más de cien operadores del sector, tiene lugar en un momento crítico para el cierre de las negociaciones entre Parlamento y Consejo para reformar el actual reglamento europeo que determina las inversiones incluidas en este plan director que coordina las inversiones en infraestructuras de los estados miembros y apoya desde el presupuesto de la Unión las obras prioritarias a través del mecanismo “Conectar Europa”. Como se recordará, el Parlamento Europeo aprobó en abril su posición negociadora certificando el plazo de 2030 para acabar la red principal. El ponente de este informe parlamentario Dominique Riquet, miembro de Renew Europe ha sido el encargado de abrir la jornada.
Yo, tal y como se recoge en el mandato negociador con el que el Parlamento trabaja en los trílogos, he apostado por dotar a la Comisión Europea de herramientas más eficaces para acabar con los retrasos en las conexiones que deben completar el espacio ferroviario único y disciplinar a los estados que incumplan sus compromisos de inversión. Como defendimos durante los rabajos parlamentarios hay que acabar para 2030 la red principal de las redes trans europeas de transporte, apoya instalar en toda ella el sistema ERTMS para aumentar su capacidad. Además hay que apoyar a la industria ferroviaria antes de que nuestros competidores globales tomen ventaja. Creo finalmente que informar a la ciudadanía sobre los TEN-T y sobre su objetivo final, ese modelo integrado de movilidad, construye Unión, porque ayuda a entender el concepto de “valor añadido europeo”. No importa dónde se hagan algunas inversiones, porque su efecto beneficia a toda la ciudadanía de la Unión.
Desde aquí podéis descargaros el texto de mi intervención completo.
A mí me han invitado a este evento para aportar mi visión como miembro de la comisiòn de transportes que viene trabajando más de una década en este tema y como ponente de la anterior revisión de este reglamento que se completó en 2013. He recordado que la revisión pretende adaptar esta planificación inversora a los contenidos del Pacto Verde europeo y a las enseñanzas extraídas de la pandemia y la invasión ilegal de Ucrania. Las prioridades siguen siendo las mismas. El despliegue de la alta velocidad para avanzar hacia un sistema integrado, inteligente y sostenible de movilidad solo será posible si acabamos en 2030 la red principal de infraestructuras destinada a eliminar cuellos de botella entre estados miembros y promover la combinación eficiente entre distintos medios de transporte.
Hay que insistir cada vez que tengamos ocasión en los efectos que un informe que publico la corte europea de auditores en 2020 asocia a los retrasos en las obras. Están perjudicando la amortización de las inversiones. Generan además inseguridad jurídica a los operadores, paralizan emprendimientos, perjudican nuestra competitividad e impiden al tren aportar todo su potencial a los objetivos de movilidad y climáticos que necesitamos para ser una economía neutra en inversiones en 2050.
Entre los retrasos más preocupantes está el nuestro, el que afecta a la conexión entre la península ibérica y el resto del continente europeo por el eje atlántico que puede aislar a todas las regiones europeas que se asoman a ese mar de los principales nudos logísticos del continente. Por eso hay que dotar a la Comisión Europea de herramientas eficaces para acabar con los retrasos y disciplinar a los estados incumplidores, una medida incluida en el mandato negociador del Parlamento. También ha que aprovechar el impuso a la digitalización que proporciona el plan de recuperación y resiliencia para instalar en toda la red básica el sistema europeo de control del tráfico ferroviario (ERTMS) que incrementa la capacidad de las infraestructuras en que funciona”
Finalmente hay que insistir en la apuesta por el ferrocarril que están realizando competidores globales europeos que trabajan para convertir la antigua ruta de la seda en un potente corredor ferroviario. En consecuencia, nuestra industria europea necesita y merece el apoyo financiero, normativo y político necesario para evitar que otras zonas del mundo nos tomen la delantera.
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