CONDENAMOS EL RÉGIMEN DE NICARAGUA. HAY QUE RECONOCER Y REPARAR LOS EFECTOS DE LA REPRESIÓN

El Parlamento Europeo ha acogido esta tarde el noveno debate en poco más de dos años sobre la crisis política, humanitaria y democrática que se vive en Nicaragua. Mañana aprobará la sexta resolución después de que en los primeros meses del año la presión internacional parecía animar a la pareja Ortega Murillo a cesar en la represión que ejercen contra cualquier tipo de disidencia. La liberación de cerca de 200 presos políticos se convirtió pronto en una nueva farsa al desposeer a los excarcelados de su nacionalidad. Tras este gesto las actividades del régimen contra la oposición han crecido en intensidad y alcance.

La cosa va de mal en peor. Las resoluciones van siendo cada vez más duras porque la represión es cada vez más implacable. Empezamos en 2019 cuando la reforma de la seguridad social ilustro a los nicaragüenses sobre lo que podían parecerse Somoza u Ortega, dictador y libertador, cuando se trataba de “convencer” a los disidentes. Han seguido más debates y resoluciones, la última en septiembre del año pasado. Entonces, ante la gravedad de la situación se animó a que la Corte Penal Internacional comenzase una investigación sobre el régimen que, como hemos dicho aquí otras veces es una revolución con freno y marcha atrás.  Aquí incluso llegamos a citarle al inolvidable Carlos Mejía Godoy que gano millones de adeptos para la revolución sandinista en todo el mundo y ahora exilado en Costa Rica huyendo del régimen.

Por eso en mi intervención de hoy he lamentado la deriva del régimen nicaragüense que ha convertido en una dictadura la revolución sandinista. La pareja Ortega-Murillo utiliza contra la ciudadanía la misma crueldad y represión que combatieron. La víctima más visible de esta última etapa de represión es el obispo Rolando Álvarez encarcelado tras reusar exilarse y ser condenado a 26 años de prisión por cargos tan inconcretos como atentar contra la integridad territorial de Nicaragua, difundir falsas noticias y conspirar contra el gobierno. El régimen de reclusión en “La Modelo” sin permitir visitas y bajo duras condiciones ha llevado hoy a los eurodiputados hasta a solicitar una prueba de vida que acredite que el religioso sobrevive.

Como sabéis sigo de cerca la situación en toda esa zona de latino américa en mi condición de Vicepresidenta de la Delegación para la Comunidad Andina. Desde esa posición me ha parecido oportuno enumerar las medidas que se proponen en la resolución que votará mañana el Parlamento europeo. Activar la cláusula democrática de nuestro acuerdo de asociación; Animar una investigación ante la corte penal internacional para acabar con la impunidad de crímenes de lesa humanidad; Facilitar visas que permitan a los defensores de derechos fundamentales continuar su imprescindible trabajo desde el exilio; Centrar las sanciones además de en el núcleo duro del dictador nicaragüense en los tribunales, jueces y fiscales que le dan cobertura; Pedir la inmediata liberación de los presos políticos, exilados, personas privadas de su nacionalidad, de sus bienes, de su libertad… es la lista interminable de acciones que merecen los otrora libertadores, convertidos hoy en terribles dictadores”.

Esta lamentable escalada represiva esta comandada por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo erigidos en caudillos. Como todos los totalitarios tienen miedo a la cultura, a la libertad, al libre pensamiento, al debate, a la democracia. Odian las culturas indígenas, las ideas que no le gustan, las personas que no puede controlar. Utilizan la misma crueldad, la misma represión que combatieron.

Propiciar una salida para la situación requiere que el régimen asuma su condición de dictadura. Reconocer, revertir y reparar sus errores es la condición para que el diálogo y la política restauren la convivencia. Mientras tanto hay que seguir poyando a la ciudadanía nicaragüense”.

 

 

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