BERMEO TUNA FORUM. LUCHANDO POR VALORIZAR EN EL MERCADO LAS SEÑAS DE IDENTIDAD DEL SECTOR DEL ATÚN EUROPEO
Esta mañana he tenido el honor de defender en el marco del congreso Bermeo Tuna Fórum las practicas social y ambientalmente sostenibles de la flota atunera europea y he abogado por mejorar la trazabilidad de las producciones de este pescado para distinguir y garantizar estos valores en el mercado. Frente a un relato que trata de asimilar la conducta de los profesionales de la Unión con las de algunos países asiáticos que faenan con otros valores, he insistido en que la transparencia y la información a los consumidores es la clave para que puedan distinguir en el mercado y premiar con su poder de compra las producciones sostenibles y de calidad.
Bueno, a decir verdad, ha sido más que un honor, ha sido un orgullo. Porque este primer foro mundial del Atún ha convertido Euskadi y particularmente Bermeo en centro de referencia universal para el sector. Una razón más para sentir y expresar admiración por un lugar y unas gentes que han demostrado siempre capacidad para el emprendimiento y espíritu de superación. Una razón más para recordar este pueblo, este sector y la aportación que las gentes del mar hacen a la seguridad alimentaria de la Unión. Pero para reivindicar además que lo combinan con una apuesta por la sostenibilidad y la lucha contra la pesca ilegal en todo el mundo que no se compadece con lo que se cuenta de la pesca y los pescadores por ahí.
Somos desde hoy capital mundial del atún, porque el Bermeo Tuna Fórum es un evento destinado a reflexionar sobre la sostenibilidad de la pesca del atún en todo el mundo. En esta primera edición se centra en la importancia y necesidad de establecer alianzas para la gestión sostenible del atún. Por eso está previsto que concluya con la presentación del Acuerdo de Declaración Internacional por la Sostenibilidad del Atún. El Bermeo Tuna Fórum reúne en Euskadi a un grupo internacional de embajadores del atún sostenible compuesto por diferentes actores a nivel global, con capacidad de impacto y transformación socioeconómica en toda la cadena de valor del atún. El objetivo, proteger los stocks y los ecosistemas en los que vive y alinear a la industria pesquera en torno a la sostenibilidad económica, la social y medioambiental de esta actividad.
En este contexto me han encargado hoy el prólogo y la moderación de un panel sobre gobernanza internacional y sostenibilidad del sector atunero. Intervenían Kim Stobberup, en representación de la FAO, Ismael Yagüe, subdirector en el Ministerio de Agricultura y Pesca de acuerdos internacionales y organizaciones regionales de pesca, el director de Pesca del Gobierno vasco Leandro Azkue y Jonan Fernández, secretario general de transición social y agenda 2030 en la lehendakaritza. Mi papel ha consistido en reivindicar el verdadero relato del sector atunero europeo y conseguir que llegue a los consumidores. Para ello mejorar la trazabilidad y propiciar que garantice el origen del pescado que eligen los consumidores es un factor clave.
Con ese fin en mi intervención, que podéis descargar completa desde aquí, he insistido en las fortalezas del sector del atún europeo, vasco, bermeano: Es líder en innovación, en conciencia social y ambiental, está internacionalizado y basa en estas virtudes su resiliencia. No habla, actúa, invierte, mejora y así lidera todos los rankings en materia de pesca sostenible y compromiso contra la pesca ilegal. Para conseguirlo opera al abrigo de acuerdos pesqueros que juegan un papel decisivo para extender nuestros valores y prácticas en todo el mundo. Frente a esta fortaleza, una gran tarea pendiente articular, defender y difundir un relato que transmita a los consumidores los activos y las virtudes que tiene el atún pescado de manera sostenible por los buques europeos aquí y en terceros países. Uno de los objetivos en los que tenemos que centrarnos en los próximos años.
Como bien sabéis los seguidores de esta crónica de mis actividades en el Parlamento, llevo ya años insistiendo en esta idea que necesita y merece el sector y que van a agradecer los consumidores. Las iniciativas dedicadas a insistir en esta idea han sido múltiples en el Parlamento al igual que las propuestas concretas para conseguirlo desde nuestras aportaciones a la estrategia alimentaria de la Unión, que me niego a llamar por el nombre que le han puesto, hasta nuestras aportaciones al reglamento de control.
Para conseguirlo necesitamos transmitir esa verdad, plasmarla en unas etiquetas que la resuman y certifiquen, porque el sector de la distribución ha identificado y utiliza el atún como producto tractor en sus estanterías. Por eso competimos en precio contra productos, básicamente procedentes de flotas asiáticas, que operan al margen de nuestros valores. Nuestras producciones sostenibles, no pueden entrar en esa subasta porque valen más. Porque su precio retribuye inversiones, conocimiento, conductas, tecnología y condiciones de trabajo que se alinean con los valores europeos.
Por estas razones he animado a la Comisión y los Estados Miembros a impulsar una política de trazabilidad más comprometida, que permita contrarrestar con la verdad sobre nuestras prácticas y la calidad de nuestros productos las campañas contra la pesca y nuestro sector que se alientan en Europa por nuestros rivales comerciales. Potencias asiáticas que pescan con valores y métodos muy diferentes a los nuestros y para nada sostenibles.
En definitiva, trabajamos para convertir nuestro relato en justicia comercial, en información y valor en el mercado, reforzando la trazabilidad. Ese es el mecanismo básico mediante el que podemos asociar nuestro esfuerzo, nuestros valores y prácticas con nuestros productos. Nuestro sector, pero también los consumidores, piden, necesitan y tiene derecho a mucha más transparencia. Aspiramos a que puedan premiar en el mercado nuestro esfuerzo y los valores que guían a los atuneros europeos que se traducen en un producto de alta calidad.
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