LOS BONOS PARA ALIMENTOS DE LA CRUZ ROJA-GOBIERNO VASCO,EJEMPLO EUROPEO DE LUCHA CONTRA LA MARGINACIÓN 

El Parlamento Europeo ha incluido en su orden del día de hoy este tema en el turno de preguntas a la comisión.  El ejecutivo comunitario prepara un paquete de medidas frente a la subida en los precios de la alimentación. En el debate se han analizado diversas medidas que pueden contribuir a que artículos alimenticios de primera necesidad comiencen a bajar de precio siguiendo la senda marcada por otros sectores, particularmente el energético. precisamente fue la subida de precios de luz y combustibles, sumada a la escasez de otros insumos básicos para el sector primario como el de los fertilizantes, la que se esgrimió como explicación para subidas inéditas en algunos productos como el pan, la leche, los huevos, la pasta, el aceite y los productos frescos.

En nuestro entorno, la subida de precios en la “cesta de la compra” no da tregua. El 15,7 que marcan las estadísticas oficiales a cierre del pasado ejercicio se sitúa diez puntos por encima de la inflación general y coloca a los alimentos en una posición que no se conocía desde la década de los 80. Este panorama a añadido otro quebranto a los bolsillos de todas y todos, pero particularmente se ceba en las economías de las personas más desfavorecidas. A la pobreza energética se suma ahora con fuerza la alimentaria. Los bancos de alimentos afrontan esta nueva crisis bajo mínimos, pues la constitución de reservas e ha visto igualmente afectada por la inflación.

 Por eso me ha parecido importante dejar constancia aquí y hoy, en Estrasburgo que hay que centrarse para empezar en los más desfavorecidos y que  el protocolo puesto en marcha esta semana entre el Gobierno Vasco y la Cruz roja para repartir bonos entre las personas más desfavorecidas para comprar alimentos puede ser un ejemplo europeo de integración y lucha contra la marginación generada por la inflación en la “cesta de la compra”. La prioridad de las políticas europeas en esta materia debe de ser las personas con menos recursos. También he apostado  por incluir carne y pescado en el grupo de bienes de primera necesidad que deberían beneficiarse de reducciones en el IVA.

Es evidente que el origen de esta crisis está en la invasión de Ucrania y la utilización por parte de Putin de estas fluctuaciones como herramienta de agresión contra la Unión Europea. Mientras dure la situación, mientras dure la situación habrá que tomar medidas extraordinarias porque vivimos una economía de Guerra. Por eso he centrado sus aportaciones en cuatro frentes.

En primer lugar, he apostado por una atención prioritaria a los más desfavorecidos con medidas centradas en garantizar el acceso de todos a los productos de primera necesidad. El programa que han lanzado al alimón Cruz Roja y Gobierno vasco con este fin por su funcionamiento, dotación y capacidad para evitar la marginación puede ser un ejemplo a nivel europeo.

También he insistido en mejorar la posición de los productores del sector primario en la cadena de valor propiciando cadenas cortas de distribución que fomenten las producciones locales. En este terreno hay mucho que mejorar. Son medidas que fomentan el mantenimiento de la vida en las zonas rurales y que contribuyen a mejorar la calidad de nuestra dieta. Hay que seguir impulsando esta línea que incluye el acceso de los productores a habilidades digitales. Un recurso de gran utilidad para superar las barreras de espacio y tiempo que lastran las producciones locales en los mercados.

Igualmente hay que mantener, mientras dure esta crisis, las medidas fiscales, como la eliminación o reducciones en el IVA que ayuden a contener los precios. Pero para mejorarlas hay que incluir entre los productos de primera necesidad la carne y pescado que deben integrarse en los programas que diversos estados han puesto en marcha con este objetivo.

Finalmente, es  imprescindible establecer medidas de control para evitar que en esta situación el esfuerzo que están haciendo muchas administraciones no acabe en el bolsillo de algunos especuladores. Movilizar recursos con estos objetivos es progreso porque impulsa la justicia social y es democracia porque arrebata a populistas y enemigos de la libertad una de las herramientas con las que emponzoñan en debate público.

 

 

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