HAY QUE VOLVER LA MIRADA HACIA AMÉRICA LATINA
El Parlamento Europeo ha debatido a última hora de esta noche los contenidos de una comunicación de la Comisión europea que incluía la hoja del servicio de acción exterior de la UE para impulsar la cooperación con los estados de latino américa y el Caribe. La propia comisaria de asociaciones internacionales Jutta Urpilainen realizaba durante una visita al estado una lectura crítica del actual estado de esta cuestión. Igualmente expresaba su optimismo ante los detalles que se van conociendo de la cumbre de líderes de ambas zonas del mundo que se organizará en Bruselas en el segundo semestre de 2023 durante la presidencia de turno que asumirá España al concluir el semestre sueco.
Yo por mi parte he apostado hoy porque 2023 sea el año que permita relanzar las relaciones entre la Unión Europea y América latina. Los efectos de la invasión de Ucrania han animado a las autoridades comunitarias a volver la vista hacia esa región del mundo e incluirla en su iniciativa “Global Gateway”. Creo que la hoja de ruta que prepara a estos efectos la Unión“apuntala la paz, la estabilidad y el progreso del que nacen oportunidades para todos a ambos lados del Atlántico.
Tras años trabajando en la Delegación para la comunidad Andina del parlamento europeo y de participar en observaciones electorales en varios países de latinoamérica creo que las relaciones entre Unión Europea y esa zona del mundo necesitan más atención. Por eso la cumbre, que, tras ocho años de espera, reunirá este año en Bruselas a líderes de ambas zonas del mundo debe relanzar las relaciones entre dos regiones que se necesitan para impulsar a nivel planetario la causa de la sostenibilidad y la justicia social.
Quiero recordar que algunos de los movimientos populistas y totalitarios más negativos para la convivencia en latino américa triunfaron gracias al abono de la injusticia, la desigualdad y la pobreza. Los actores llamados a solucionarla no solo han empeorado la situación, sino que han convertido países con enorme potencialidad como Venezuela o Nicaragua en auténticos infiernos.
Los movimientos de nuestros competidores globales aconsejan que completemos acuerdos pendientes, como el de Mercosur, y abramos nuevos capítulos de cooperación, con mecanismos como el Global Gateway en digitalización, energía, transportes y gobernanza”. Hay que realizar además una lectura integral del significado que el refuerzo de esta colaboración puede tener a nivel planetario.
Progreso no es solo crecimiento, es justicia social. No hay desarrollo económico justo, sin desarrollo social. Y en esta nueva etapa debemos trabajar juntos para crecer, erradicando la pobreza y la desigualdad. Esa es la mejor vía fortalecer la democracia. Poner el foco en la justicia social resta espacio a la polarización, el populismo y las autocracias que nacen de él, para propiciar estándares avanzados de convivencia y libertades.
Por eso y en un contexto en el que varios estados de latino América viven crisis de sus sistemas políticos y algunos bajo regímenes abiertamente totalitarios nuestro apoyo a todo proceso que apueste por estas condiciones de vida apuntala la paz, la estabilidad y el progreso del que nacen oportunidades para todos a ambos lados del Atlántico.
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