PEDIMOS MEDIDAS A BRUSELAS PARA GARANTIZAR LA CONEXION DE LA Y VASCA CON FRANCIA
Esta semana he vuelto a llamar la atención de la Comisión Europea sobre las prioridades de inversión ferroviaria reiteradas en las últimas semanas por Francia que afectan a la conexión de la Y vasca con la red ferroviaria gala. He utilizado una pregunta parlamentaria para recordar que en la última revisión de las redes trans europeas de transporte (TEN T) se mantuvo esta conexión como una prioridad europea y pedir medidas a Bruselas para que se ejecute en plazo. Estamos ante el incumplimiento flagrante de legislación europea. Un incumplimiento que tiene graves repercusiones económicas pero que además es un auténtico torpedo en la línea de flotación del “green deal” europeo. Porque seguir obstaculizando el desarrollo del transporte ferroviario en la Unión provocará un retraso grave en el cumplimiento de los objetivos climáticos de la Unión. Ya en 2013 la Comisión advirtió que estos cambios eran contrarios a las prioridades comunitarias. Diez años después es hora de pasar de las palabras a los hechos.
No tenemos que olvidar que las prioridades de las redes trans europeas de transporte son legalmente vinculantes. Figuran en un reglamento europeo y en consecuencia son compromisos firmados y avalados por el propio gobierno de Francia en Bruselas. Son inversiones clave para la competitividad europea. Además, desde la perspectiva del “acuerdo verde europeo” alimentar estos retrasos es muy negativo y puede afectar a otros proyectos para hacer más sostenible el transporte y el crecimiento, iniciativas apoyadas desde los fondos Next Generation.
Estos son proyectos europeos y es la Comisión, como guardiana de los tratados la que debe de poner orden. Estamos hablando aquí del incumplimiento flagrante de un reglamento comunitario que parece relacionado además con otras decisiones adoptadas por Francia en materia energética que van contra el mercado único, la libre competencia y valores básicos de la Unión. Por eso espero que más pronto que tarde se corrija esta situación. Igualmente hay que poner blanco sobre negro el negativo efecto que tiene estas decisiones en la lucha contra el cambio climático.
No me invento nada. Ya os comenté en este mismo medio los contenidos de un informe del tribunal Europeo de cuentas publicado en junio de 2020, bajo el elocuente título de “Infraestructuras de transporte de la UE: Es necesario ejecutar de manera más rápida los megaproyectos para conseguir resultados en la red de transporte a su debido tiempo”. El documento insiste en la necesidad de cumplir compromisos los compromisos de inversión coordinada para financiar estas obras adoptados por los estados y suscritos en la mesa del Consejo Europeo, requisito imprescindible para que se plasmen en un reglamento comunitario. Los auditores del tribunal europeo insisten en que los retrasos afectan al cumplimiento de los objetivos climáticos de la Unión, en la medida que estas inversiones contribuyen a des carbonizar el transporte. Igualmente sostienen que se penalizan el retorno de las inversiones que deben efectuarse para construir estas infraestructuras y el efecto que tiene sobre el cambio de los hábitos de movilidad y la rentabilidad en la explotación de estas líneas.
Hemos hablado muchas veces de estas ideas y de la influencia que tienen en el desarrollo de otras políticas de la Unión críticas para cambiar nuestro modelo de movilidad. Nuestros movimientos y los de las mercancías que consumimos pueden ser en un futuro cercano mucho más eficientes y sostenibles. Los principios están claros. Pero también que la base para poner en marcha mucha de estas políticas está en una red de infraestructuras capaz de dar soporte material a esta revolución. Y esa red es precisamente la que se plantea en los TEN-T. Por eso cualquier incumplimiento, cualquier vacilación tiene unas repercusiones tremendas en muchos procesos imprescindibles para luchar contra el cambio climático y hacernos más competitivos. Hablamos de esto desde hace más de una década: Necesitamos un sistema integrado e inteligente de movilidad.
Los retrasos están afectando a los principios que comentaba en la conferencia que habéis visto en el enlace anterior. Con estas bases, he recordado en esta pregunta parlamentaria que las últimas informaciones disponibles sobre las inversiones ferroviarias en el país vecino modifican las aprobadas en la última revisión de las Redes Trans-Europeas de Transporte. Tras enormes esfuerzos entre los que se incluye “desperezar” a las autoridades competentes en nuestro estado miembro, asumir una encomienda de gestión para hacer lo que no hacían y adelantar el dinero, combatir y superar una amenaza terrorista que costó vidas como la de Ignacio Uria y ejecutar obras de una enorme complejidad en las que más del 70% del trayecto construido son túneles o viaductos, esperamos concluir la “Y” vasca en 2027. Este tramo elimina un cuello de botella trans fronterizo, facilita la intermodalidad y alivia la saturación. Estas virtudes, que son las que convierten cualquier inversión ferroviaria en prioritaria a ojos de las autoridades comunitarias, serán penalizadas, si no se ejecuta la conexión en Francia. Esta misma semana Portugal ha anunciado igualmente un cambio de prioridades que reorienta sus inversiones sobre el eje atlántico.
Lo más lamentable es que estas decisiones insisten en los problemas de ejecución de estas infraestructuras y retorno consecuente de la inversión denunciadas por el Tribunal de Cuentas en su informe del 16 de junio de 2020. Por esas razones pedimos a Bruselas que exprese su valoración sobre estos hechos y nos interesamos sobre las medidas que pueden adoptarse para corregirlos. Finalmente, y a la vista de la estrecha relación que tienen estos proyectos con la des carbonización del transporte plantea preguntamos si hay alguna evaluación sobre cómo puede afectar estos cambios al cumplimiento de los objetivos climáticos de la UE. La relación entre estas inversiones y las políticas ambientales de la Unión ha sido subrayada en varias ocasiones por las autoridades comunitarias. E incumplirlas de manera fehaciente poner trabas a estos objetivos climáticos quizás pudiese abrir camino a algún tipo de sanción que sea realmente efectiva para animar a los estados a que cumplan sus compromisos y de paso las leyes europeas.
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