HAY QUE REVISAR LAS ULTIMAS RESTRICCIONES SOBRE LA PESCA DE FONDO. SON ARBITRARIAS.
Esta tarde hemos comenzado en Estrasburgo un nuevo pleno del Parlamento europeo. Octubre es un mes especial pues para cumplir los tratados obliga a celebrar dos sesiones Uno de los primeros puntos del orden del día se refería a la gobernanza de los mares y las medidas para proteger la biodiversidad marina un objetivo compartido e imprescindible para alcanzar los objetivos climáticos y ambientales de la Unión.
Yo he manifestado mi total acuerdo con el objetivo de la comunicación que ha efectuado la comisión, pero a reglón seguido he recordado que como ha demostrado la Política de Pesca Común, conseguirlo obliga a implicar a todos los actores concernidos. No se puede hacer ninguna de estas transiciones a la brava y mucho menos frente o contra a los sectores que están directamente implicados en las medidas que hay que adoptar para mejorar la situación.
En ese contexto me ha permitido suscitar la decisión mediante la que la Comisión Europea pretende el próximo nueve de octubre clausurar 87 zonas de pesca de fondo a buques europeos. Y he pedido la revisión de las últimas restricciones que pretende aplicar Bruselas con graves repercusiones para cerca de 500 buques con base en puertos del estado español. Lo he hecho porque entiendo que esta iniciativa comunitaria incumple los principios de la Política Pesquera Común por carecer de informes sobre su sostenibilidad ambiental, social y económica y no basarse en los mejores informes científicos. Por ello considero arbitraria la decisión y he animado a que se retire y revise antes de que el nueve de octubre entre en vigor.
Evocando los principios que rigen la PPC que han demostrado su eficacia para recuperar el stock de muchas especies en aguas comunitarias he recordado que su gran éxito ha sido implicar en este trabajo a los pescadores. En su dimensión externa es hoy el instrumento más útil de que disponemos para ir extendiendo nuestros estándares de sostenibilidad por aguas de todo el mundo.
Esta decisión sobre la pesca de arrastre no la comprende ni la comparte el sector. Proteger el mar necesita y obliga a contar con todos. La Política Pesquera Común es un ejemplo de cómo hacerlo. El sector pesquero ha vivido un durísimo ajuste socialmente aceptado y asumido desde la plena conciencia de que solo una pesca sostenible y la protección de la biodiversidad garantiza el futuro del sector.
He contado aquí miles de veces el proceso que he vivido en carne propia en mi pueblo pesquero, en mi propia casa, en mi familia de pescadores. Se ha producido un profundo, duradero y positivo cambio de mentalidad, de hábitos, de prácticas. Se ha incrementado el control y hoy son barcos y profesionales europeos quienes reciben reconocimiento y premios por impulsar prácticas sostenibles. No tiene sentido prescindir de ellas y mucho menos obviar las repercusiones de todo tipo que tienen sobre ellas estas medidas. En las reuniones que hemos tenido antes de entrar en vigor esta decisión si algo nos ha sorprendido ha sido la falta de explicación y datos para respaldar esta imposición.
Pero llueve sobre mojado. Hay un estado de ánimo, una imagen que se trabaja mucho y constantemente sobre el sector pesquero que abona estos comportamientos. Hay que reconducir los discursos que se lanzan habitualmente desde distintas instancias contra el sector pesquero. He insistido en esta idea muchas veces. Tenemos un sector que cumple las normas y opera bajo los estándares y medidas de control más exigentes del mundo. Acusar a profesionales ejemplares de sobrepesca y otras irregularidades, además de ser falso, carece de empatía con personas que trabajan en durísimas condiciones y afecta a la credibilidad de la política pesquera y de la Unión en su conjunto.
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