BRUSELAS NO PROHIBIRÁ LA CRÍA DE PULPOS EN CAUTIVIDAD. NO HAY EVIDENCIAS DE QUE SUPONGA MALTRATO ANIMAL

Ayer recibí la respuesta a una pregunta parlamentaria que realicé sobre la posibilidad de que Bruselas prohibiese el cultivo de pulpos en cautividad. Afortunadamente he podido celebrar el sentido de la respuesta, porque la Comisión Europea rechaza definitivamente que la cría de pulpos en cautividad pueda suponer un ejercicio de maltrato animal. En consecuencia, no se plantee prohibir esta práctica.

Puse en marcha esta iniciativa tras conocer hace unos pocos meses que un grupo de científicos gallegos había conseguido, tras años de trabajo, completar un proceso para cultivar pulpos en cautividad. La buena noticia quedó empañada ante la supuesta oposición de las instituciones europeas a autorizar esta práctica por razones de maltrato animal. Por eso quise comprobarlo a través de una pregunta parlamentaria. Me alegra que en la respuesta que me remiten desde la Comisión Europea no se haya podido esgrimir informe alguno que certifique que cultivar pulpos en cautividad implique infringir cualquier tipo de daño a los individuos de esta especie. Sobre eso no parece haber evidencias científicas sólidas y lo celebro.

También estoy convencida de que las experiencias realizadas para completar esta técnica, conociendo la calidad científica de los equipos que las desarrollan, están marcadas por la sostenibilidad. Por eso también aplaudo la postura de la Comisión para promover el uso de otro tipo de proteínas distintas a la harina de pescado producida con peces salvajes para alimentar especies carnívoras en cautividad. Llevo años visitando países africanos con los que firmamos acuerdos pesqueros y conozco las denuncias sobre el impacto que tiene la fabricación de harinas de pescado sobre el estado de determinados stocks de pesca y la pesca a pequeña escala en muchos estados ribereños. La innovación ofrece alternativas que deben aliviar y finalmente eliminar esta presión.

Acceso a pregunta parlamentaria y su respuesta.

La posibilidad de críar pulpos en piscifactorías es una gran noticia a la vista del interés nutricional, gastronómico y comercial de este cefalópodo. Por eso me inquietó que se planteasen dudas en torno a la sostenibilidad de esta práctica por razones de bienestar animal. En concreto, un estudio de la organización de bienestar animal Compassion in World Farming (CIWF) criticó esta posibilidad, aludiendo a un posible sufrimiento de los pulpos debido a que las técnicas de cría podrían ser crueles vistas las capacidades cognitivas de la especie.

En las noticias que informaban sobre este asunto se sugería además que la propia comisaria Kyriakides , en respuesta a una pregunta sobre la cría de animales marinos invertebrados había considerado  que la cría de animales carnívoros como los pulpos podría ejercer una presión adicional sobre las poblaciones de peces salvajes y anunció  una revisión de la legislación actual sobre bienestar animal, sin descartar la prohibición por estas razones del cultivo del mencionado cefalópodo.Por esas razones, me pareció oportuno preguntar en qué investigaciones se basaban y cómo pensaba el ejecutivo comunitario que específicamente, el cultivo del pulpo podría ejercer una presión adicional sobre las poblaciones de peces salvajes.

En su respuesta la comisaria evita incidir en el tema del maltrato animal y se centra exclusivamente en el conocido y bien documentado impacto que tiene “depender de los peces salvajes capturados para elaborar piensos acuícolas y a la necesidad de reducir el contenido de pescado de dichos piensos”.  Sobre esa base la comisaria considera que “cualquier tipo de cría de animales acuáticos carnívoros puede suponer una presión adicional sobre las poblaciones de peces salvajes si la alimentación necesaria para la cría depende excesivamente de los peces salvajes capturados”.

Por ende, la Comisión, en su documento titulado «Directrices estratégicas para una acuicultura de la UE más sostenible y competitiva para el período 2021-2030», anima a la diversificación de especies de bajo nivel trófico y, en el caso de las especies carnívoras, al uso de proteínas alternativas (algas, insectos o desperdicios de otros sectores) para limitar la dependencia de los productores de la harina y el aceite de pescado obtenidos de poblaciones salvajes”. Bruselas informa a continuación que en la revisión de la legislación de la UE sobre bienestar animal, en la que se presentaban las opciones que la Comisión consideraba como puntos de partida no incluían la prohibición de la cría de cefalópodos.

 

 

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