UN MERCADO EUROPEO DE LA ENERGIA MAS SOCIAL Y VERDE PARA ACABAR CON LA CRISIS DE PRECIOS
Esta mañana hemos tenido un debate muy interesante y necesario en el Parlamento Europeo sobre la suida de los precios de la luz. Las distintas intervenciones han dejado perfectamente claro que, por encima de las coyunturas que han generado esta situación, o avanzamos hacia un mercado único de la energía o un factor clave para la lucha contra el cambio climático, para el bienestar de la ciudadanía y para la competitividad de las empresas seguirá sumido en un desorden inasumible que propicia crisis como la que vivimos hoy. Porque hoy las diferentes cartas de generación, las diferentes estructuras del mercado, las diferentes historias de cada sistema eléctrico desnaturalizan por completo la coherencia del mercado interior.
Por eso me ha parecido oportuno destacar que tenemos que acelerar el proceso de creación de un mercado único de la energía más social y verde. Es la solución más duradera y estable para acabar con la crisis de precios de la electricidad que se vive en todo el continente a consecuencia del alza de los precios del gas. Este problema no puede paralizar la transición energética sino estimularla, porque los precios de la energía fósil van a seguir subiendo y porque en Europa somos absolutamente dependientes del suministro de los mismos desde el exterior.
A corto plazo, la compra mancomunada de gas y medidas sociales para ayudar a los hogares son la respuesta a esta coyuntura mientras se construye un sistema más estable en toda la Unión, más transparente para el consumidor doméstico y neutro a efectos de libre competencia en el mercado interior. La crisis de los precios de la luz nos va a volver a demostrar lo importante que es ser Europa y estar en la Unión europea.
No tenemos que olvidar que el origen del problema es global, un crecimiento enorme de los precios del gas y una presencia aún débil de la generación con renovables. Pero su impacto sería mucho menor si completamos de una vez el mercado único de la energía. Para resolver la actual coyuntura hay que adoptar medidas a corto plazo. La más evidente comprar juntos el gas y hacernos con una reserva estratégica que reduzca el impacto de este tipo de fenómenos y prevenir la pobreza energética. Pero este no deja de ser un parche para lo que nos ha ocurrido hoy. Y lo que necesitamos es mirar al futuro porque las soluciones están al alcance de la mano.
Mientras estas medidas enfrentan esta crisis de precios, a nivel europeo hay que seguir construyendo un mercado único de la energía que exige que impulsar decididamente las infraestructuras de conexión entre redes eléctricas, coordinar la acción de los reguladores para que haya normas compartidas, controlar el mercado contra prácticas abusivas, avanzar en eficiencia en el consumo y no improvisar.
Las prisas y el cortoplacismo le sientan muy mal a un proceso que requiere realismo, una asunción crítica de las profundas diferencias entre los estados miembros en cartas de generación, funcionamiento e historia del mercado y gestión de las infraestructuras de transporte de energía. Digo lo de las prisas porque no las tengo todas conmigo con las medidas que, por ejemplo, se han puesto en marcha en España para enfrentar el problema. Yo me fijo en dos cosas: los precios no bajan, siguen escalando y en bolsa suben las empresas que tienen en su carta de generación menos fuentes renovables.
En definitiva; hay que ordenar el panorama. Hay que evitar ineficiencias mejorando la conexión entre redes eléctricas, hay que seguir trabajando en eficiencia y en des carbonización de la carta de generación, hay que seguir apostando por la generación descentralizada y no penalizarla y poner en marcha un conjunto de normas básicas a nivel europeo que den coherencia a un mercado fundamental. Un servicio clave como el suministro de energía debe de ser más estable en toda la Unión, más transparente para el consumidor doméstico y neutro a efectos de libre competencia en el mercado interior”.
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