EL CERTIFICADO VERDE SOLO FUNCIONARA SI ABRE LAS MISMAS PUERTAS EN TODA LA UE

Izaskun Bilbao Barandica | 14 abril 2021 | Comentarios (14)

Esta tarde hemos tenido un debate en la Comisión de Turismo del Parlamento Europeo sobre las medidas a corto plazo para reactivar el sector del turismo que pasan, para empezar, por recuperar la movilidad en Europa. La progresiva aceleración de la vacunación en toda la Unión ha impulsado la puesta en marcha de una iniciativa comunitaria que pueda apoyarse en este proceso de inmunización para reanudar con seguridad los viajes no esenciales. Por eso las características que debe tener el certificado en que trabaja la Comisión Europea para que cada viajero pueda acreditar su situación epidemiológica han centrado la sesión.

Nosotros hemos hecho hincapié en que el certificado verde en el que trabaja la unión europea para reabrir con seguridad la movilidad en las próximas semanas solo funcionará si es tecnológicamente interoperable y “abre las mismas puertas” en todos los estados de la Unión. Una base tecnológica compartida para facilitar la lectura y control de la información sobre la situación epidemiológica del viajero y normas homogéneas deberían evitar que la competencia entre destinos turísticos pueda establecerse sobre sus niveles de exigencia en las restricciones frente al COVID19. Esa fue nuestra posición al comienzo de este debate y como comentaré ahora los hechos avalan que esa es la línea a seguir. Como ya señalaba nuestro grupo esta es una iniciativa necesariamente comunitaria y basada en los valores de la Unión.

En efecto, la puesta en marcha de un certificado verde con un nivel de reconocimiento homogéneo en toda la Unión es, a corto plazo, la medida más importante para reactivar con seguridad el turismo de cara al próximo verano”. Para conseguirlo hay que trabajar en soluciones técnicas interoperables que faciliten el uso del certificado y el control de sus contenidos y en una armonización sólida de las puertas que abrirá en todos los estados miembros. Hay que evitar que el nivel de exigencia en las medidas anti pandemia se utilice para competir entre ofertas turísticas, algo visible hoy en la capital de algún estado miembro.

Como dice la canción, “pongamos que hablo de Madrid” protagonista de reportajes en varios medios internacionales porque su peculiar batería de no medidas anti pandemia está atrayendo a la capital española a determinados visitantes no precisamente centrados en la oferta cultural madrileña. Otros destinos turísticos europeos que no pueden competir con esas armas han señalado que ese no debería de ser un argumento admisible para captar visitantes.

Pero me ha parecido interesante además ir más allá y recordar que el compromiso del sector turístico con la transición verde es fundamental para cumplir los objetivos del green deal europeo. Por eso el proceso de reapertura que vamos a vivir en los próximos meses debe asociarse desde el principio a la sostenibilidad. Es urgente poner en marcha un sistema de indicadores que permita a los gestores públicos y a la industria medir mejor y que ofrezca información a los usuarios para decidir. Entre los aspectos a valorar hay que incluir la accesibilidad, los sistemas inteligentes contra la saturación, las soluciones de movilidad en el destino, la eficiencia energética de los edificios o las medidas adoptadas contra el desperdicio de alimentos.

SEGURIDAD VIAL.

En la misma sesión hemos debatido sobre otro informe que tiene que ver con la movilidad. En concreto una iniciativa que plantea medidas para cumplir el objetivo de que no haya muertos por accidentes de tráfico en las carreteras europeas en 2050.

A mí me ha parecido que el documento de base está bien orientado porque aborda en tres capítulos cuestiones referidas a tres factores clave: infraestructuras, vehículos y conductores. Yo he destacado que el parámetro de la seguridad debe integrarse en los planes de inversiones en infraestructuras en dos vertientes. Por una parte, el mantenimiento de las mismas. Por otra parte, el equipamiento para convertirlas en carreteras inteligentes y adaptadas a las tecnologías que paulatinamente incorporan los vehículos. Hay que adaptarlas al reto de la convivencia entre vehículos tradicionales y los de conducción autónoma. A esos efectos las infraestructuras que faciliten la transmisión de datos serán clave tanto sobre el terreno como desplegando la red satelital europea Galileo.

Y es que los datos, como en tantos otros campos, van a ser clave para mejorar la seguridad vial. Y hay datos sobre vehículos, su movilidad y su estado técnico que requieren un nivel de tratamiento y protección y otros referidos a personas que tendrán otro nivel de garantías en su tratamiento. Lo que es evidente es que los vehículos tendrán cada vez más sensores y que no está lejano el día en que pueda monitorizarse hasta el control de pesaje de los vehículos que se hace aún en básculas en la carretera.

Los vehículos están evolucionan do también a marchas forzadas. “Extras” que se vendían hace poco como equipamiento exclusivo de los vehículos más caros, como los reguladores de velocidad o los controles de cambio de carril serán obligatorios en breve. Por eso las inspecciones técnicas deben incluir la revisión de los nuevos sistemas de seguridad automatizados de los vehículos. Echo de menos una mención a la necesidad de fortalecer el intercambio de datos sobre infracciones, especialmente en velocidad y consumo de alcohol y drogas y un tratamiento homogéneo frente a estos comportamientos en toda la Unión pues combatirlos es clave para reducir la siniestralidad.

También defenderé en este trámite que el informe exprese el apoyo a asociaciones cívicas muy activas en la prevención como STOP accidentes. En mi intervención he destacado, además, la importancia de las aportaciones que hace el paquete de movilidad a la seguridad vial al mejorar las condiciones laborales de los conductores profesionales y regular mejor el acceso a la profesión. Finalmente, apuesto por la formación vial temprana en el sistema educativo como inversión de futuro y necesidad hoy. Peatones y ciclistas formados a edad temprana contribuyen hoy a la seguridad y serán en el futuro mejores conductores.