UN AÑO QUE HARA HISTORIA EN EUROPA POR MUCHO MÁS QUE EL COVID
El pleno que termina esta tarde ha sido histórico. Hemos aprobado el marco financiero plurianual que marcará las posibilidades financieras de las instituciones europeas durante los próximos siete años. Y en línea con lo que viene ocurriendo los últimos meses hemos roto otro montón de tabúes que el uno de enero, antes de la pandemia parecían obstáculos insalvables. Avanzamos hacia una unión más federal, con recursos propios, con una gobernanza más simple y espero que mucho más próxima a la ciudadanía. Hemos aprobado hasta una resolución en la que se pide a la Comisión Europea que legisle para proteger los derechos culturales, lingüísticos y políticos de las minorías nacionales europeas Un panorama en el que realidades como Euskadi tienen mucho que aportar. Nos vamos a endeudar juntos para salir de la crisis y el dogma de la austeridad se ha sustituido por la religión de la liquidez. No se va a regalar el dinero. Se tiene que utilizar para convertirnos en una economía circular y libre de emisiones en unas pocas décadas. Y los fondos van a servir también a para evitar cualquier tentación totalitaria, porque solo los podrán gestionar quienes respeten los valores de la Unión. Esta crisis está siendo horrible, pero nos está ayudando a acelerar unos cambios pendientes durante la vieja normalidad. La pandemia ha señalado todas nuestras grietas y ha llegado la hora de restaurar el edificio. A ver si consolidamos la racha en la conferencia para el futuro de Europa a la que aportaremos, lo garantizo, propuestas en esta línea. Esta semana, fin de año a efectos de trabajo parlamentario, Brexit mediante, tenemos razones para celebrar que la Unión, este año, ha estado a la altura del reto que nos ha planteado el COVID 19. En el pleno que estamos terminando hemos puesto broche de oro a un trabajo de fondo que comenzó en marzo y termina en diciembre con la aprobación del Marco Financiero Plurianual hasta 2027 y el presupuesto de la Unión del próximo ejercicio. Los números que salen tras este acuerdo con el Consejo Europeo son impresionantes, porque el marco financiero incorpora el dinero del plan de recuperación, los 750.000 millones de euros que salen de una operación de endeudamiento que, por primera vez, se asume entre todos los socios de la Unión Europea. Se ha combinado con una gigantesca operación de compra de deuda por parte del BCE e incluye otras tres cuestiones muy interesantes: La primera es que hay un acuerdo para que la Comisión vaya ganando autonomía financiera incorporando recursos propios para financiar sus presupuestos. hasta ahora la parte del león del presupuesto comunitario sale de las aportaciones que, en función de su PIB, realizan los estados miembros. En nuestro programa electoral ya insistíamos en la necesidad de romper esta dinámica. Primero porque así los estados al negociar en el consejo dejarán de pensar cuanto de lo que aportarán les devolverán, lo que aquí llaman negociara bajo el principio del justo retorno. Por esa vía cambiará la perspectiva porque habrá dinero “nuevo” que captar desde un nivel institucional que dispondrá de herramientas mucho más potentes para ejercer sus funciones de fomento de determinadas política. Hay tres vías para empezar a disponer de estos recursos: una contribución a partir de 2021 en función de la cantidad de plástico sin reciclar de cada país; un nuevo recurso basado en el sistema de comercio de emisiones (a partir de 2023, posiblemente vinculado con un mecanismo de ajuste de carbono en frontera). Se establecerá, asimismo, una tasa digital (a partir de 2023) y un ingreso procedente de la tasa sobre las transacciones financieras, y una contribución financiera del sector corporativo, o una nueva base común para el impuesto sobre sociedades (desde 2026) La segunda es que, por esa vía adquirirá todo su sentido el concepto de “valor añadido europeo”. Eso quiere decir que hay acciones que no importa donde se lleven a cabo, porque van a beneficiar a toda la unión. Un ejemplo claro son las inversiones de la red trans europea de transportes. La Y vasca estaría hace mucho tiempo terminada bajo esta consideración porque es clave para eliminar un cuello de botella entre estados miembros y propiciar que en esa encrucijada clave para la logística comunitaria permita combinar de manera flexible y eficiente distintos modos de transporte. Eso es bueno para toda la unión porque contribuye a la reducción de emisiones, elimina congestiones, propicia una verdadera libertad de movimientos de mercancías y personas y mejora el funcionamiento del mercado interior y la competitividad europea en general al reducir los costes logísticos. En La tercera es que todo este movimiento económico se va a supeditar de manera clara a valores y objetivos bien concretos. En el campo de los valores la parte del león del dinero “nuevo” que pone en marcha este Marco Financiero, condiciona el uso de los recursos al respeto a la democracia y las normas del estado de derecho y al cumplimiento de los objeticos para los que se van a prestar o dar subvenciones a proyectos transformadores. se trata de avanzar hacia una economía circular, neutra en emisiones de carbono, digital, igualitaria y con modelo social. Todas estas novedades vienen además acompañadas por 15.000 millones adicionales que ha conseguido el parlamento durante las negociaciones que se sacarán de reasignaciones de fondos no gastados, multas que se imponen a empresas por no cumplir las normas de la competencia por no cumplir las normas comunitarias, 11.000 millones, y reasignaciones de recursos. Así se multiplicará por tres el presupuesto del programa “Europa por la salud” se reforzará el programa de intercambios Erasmus y los fondos destinados a la investigación y desarrollo. El acuerdo incorpora garantías de que al menos el 30% del presupuesto total de la UE y del gasto del plan de recuperación apoyará los objetivos de protección del medio ambiente. Además, a partir de 2024, el 7,5% del gasto anual se dedicará a objetivos de biodiversidad, porcentaje que subirá al 10% a partir de 2026. En esta línea hemos aprobado nuestras propuestas para realizar esa transición de manera ordenada y aportar procedimientos para constatar que se cumplen los objetivos previstos. Pero es que, la semana, no ha tenido desperdicio. Hemos aprobado, para empezar los planes de contingencia para un Brexit sin acuerdo, hoy mismo. No quiere decir que no queramos el acuerdo. Signifca que hay que prevenir lo que puede ocurrir cuando, al otro lado de la mesa se sienta un interlocutor tan imprevisible como el actual premier británico. Aquí tenéis otra curiosidad de este mismo pleno relacionada con el tema, la gestión del eurotunel en el post brexit, desde la parte europea, un asunto jurídico de altos vuelos para garantizar que esta vía de comunicvación seguirá funcionando sin problemas. Junto a estos temas de «alta política» hemos sancionado acuerdos como las nuevas normas para mejorar la calidad del agua del grifo y reducir las basuras plásticas, o un impresionante paquete de ayudas específicamente regional destinado a reforzar con nada menos que 45.000 millones los sistemas sanitarios europeos que, habitualmente gestionamos las regiones. Hablando de salud le hemos pegado un repaso a la estrategia europea sobre las vacunas, un asunto que también entrará directamente en nuestra vida cotidiana desde la última semana del año. Y que espero no sirva para que se desmadren las medidas que vamos a tener que seguir tomando para evitar una tercera ola. También hemos analizado la nueva estrategia de seguridad, y hemos aprobado una resolución que pide al consejo que añada a sus formaciones sectoriales una dedicada en exclusiva a la igualdad. Un análisis bastante crítico de cómo funciona el,actual sistema de asilo y propuestas para repartir de manera solidaria esta responsabilidad entre los estados miembros ha sido otra de las aportaciones de este pleno, durante el cual se ha reconocido también con el premio Shajarov a la oposición en Bielorusia. Nos queda el Brexit. Quizá tengamos un pleno a fin de año para ratificar un acuerdo. Por el momento hoy estamos aprobando planes de contingencia por si ese punto de encuentro no es posible. Está siendo duro, hemos tenido un año muy difícil. Pero ha sido el año más vertiginoso e intenso de los que he vivido en el parlamento europeo. tengo la sensación de que estamos haciendo historia. Que la Europa federal, el operador global abierto, con una gobernanza más simple y próxima a los ciudadanos, está este 18 de diciembre mucho más cerca que el 1 de enero pasado. El COVID nos ha destrozado. pero ha puesto también al descubierto nuestras vulnerabilidades. Por una vez hemos estado a la altura de las circunstancias. Se han roto tabúes increíbles. Por eso, un año más, ha merecido la pena
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