AÑO EUROPEO DEL FERROCARRIL: RECUPERANDO EL TIEMPO PERDIDO

El Parlamento Europeo debatió a última hora de la tarde de ayer un informe sobre la decisión de Consejo y Parlamento de declarar el próximo 2021 año europeo del ferrocarril. El objetivo de la iniciativa es incrementar la cuota del ferrocarril en el transporte de viajeros y mercancías y conseguir que en las dos próximas décadas el 75% de las mercancías que se mueven por carretera se transporten en tren o a través de vías navegables interiores. El ferrocarril es el único medio que ha conseguido seguir reduciendo emisiones desde 1990 pese a que ha incrementado su cuota. Está muy electrificado, es el modo de transporte más eficiente en términos de consumo energético y avanza rápidamente en la incorporación de fuentes renovables.

Ayer, como ya comenté cuando debatimos esta iniciativa en comisión, subrayé durante el debate que la mejor manera que se me ocurre de celebrar este año y cumplir los objetivos que se plantea es cumplir los compromisos de inversión adquiridos por los estados para completar las redes trans europeas de transporte y la plena aplicación del cuarto paquete ferroviario. Aprovechar todas las potencialidades del ferrocarril es un instrumento clave para combatir el cambio climático.

Esta decisión, el documento que la describe, realiza muy interesantes aportaciones para potenciar el uso del ferrocarril. Es muy importante diversificar la oferta y aprovechar algunas de las grandes virtudes que tiene el tren como recurso turístico. Siempre pienso, por ejemplo, en que todo Urdaibai puede tener un gran recurso para promocionar su extraordinario patrimonio natural en el ferrocarril que lo atraviesa. Llegar hasta Bermeo en tren, efectuando paradas en algunos lugares espectaculares que la zona, no preocuparse por aparcar, acceder y regresar cómodamente, sin atascos y en un medio de transporte no contaminante es un ejemplo de la aportación que puede hacer el tren al desarrollo local.

Pero hay un asunto principal, porque los objetivos que se plantea este año para impulsar el tren son de largo alcance. La clave para que se produzca la deseada transferencia de la carretera al ferrocarril en el transporte de mercancías y viajeros es que seamos capaces de convertir en europeas las redes nacionales que han marcado la lógica de las inversiones y el uso y gestión de las infraestructuras y los trenes. Ese es un paso decisivo para avanzar hacia una movilidad des carbonizada y sostenible. La que pide el green deal.

Por eso, además de las medidas específicas de promoción que plantea esta decisión de parlamento y Consejo europeo no hay que inventar demasiado. Solo recuperar el tiempo perdido. Cumplamos las previsiones establecidas en los TEN-T (redes trans europeas de transporte en las que se incluyen los corredores ferroviarios que vertebran la unión). Avancemos en el cumplimiento de las previsiones del cuarto paquete ferroviario para acabar con la fragmentación. Estimulemos el esfuerzo en innovación, digitalización y gestión integrada que ha convertido a la industria ferroviaria europea en líder mundial.  Está en nuestra mano que el tren consolide su oferta de alta calidad, segura, puntual, y a precios competitivos a viajeros y mercancías que necesitan este tipo de estímulos y ofertas para avanzar hacia unos hábitos de movilidad más sostenibles.

 

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