NICARAGUA: UNA REVOLUCIÓN CON FRENO Y MARCHA ATRÁS.
El Parlamento Europeo ha debatido esta mañana el texto de una resolución en torno a la situación de Nicaragua. La situación en el país se ha agravado después de que no se hayan cumplido los acuerdos entre gobierno y oposición alcanzados en 2019 que ofrecían una salida a la deriva autoritaria adoptada por el actual gobierno nicaragüense. Ya tuvimos ocasión de debatir sobre este problema entonces y de hecho este movimiento animó un dialogo entre gobierno y oposición que dio lugar a unos acuerdos esperanzadores que finalmente se han visto frustrados por la actitud del gobierno.
La expresión de este deterioro se constata en el recrudecimiento, en los últimos meses, de las operaciones de persecución a los opositores practicadas por la policía oficial y bandas paramilitares. Ha comenzado además la tramitación de dos leyes que recortan seriamente las libertades. La primera, una ley sobre el control, de lo que denominan “agentes extranjeros”, tiene por objetivo estrangular las ayudas que organizaciones no gubernamentales, asistenciales, etc. desde el extranjero. Otro texto sobre ciber seguridad y ciber crímenes instaura, de facto, una suerte de censura previa en internet.
La revolución sandinista, la lucha contra el tirano Anastasio Somoza, sonó bien. En mi memoria está asociada a las canciones de Carlos Mejía Godoy, entrañables, alegres, esperanzadoras, limpias y pícaras y hasta graciosas, como su mítica “son tus perjúmenes mujer”. Hoy solo pueden escucharse con nostalgia. Como se recordará el citado cantautor, todo un símbolo del sandinismo abandonó este movimiento y participó en las protestas de 2018 contra el actual régimen nicaragüense que abrieron la primera gran crisis de convivencia en el país por la autoritaria reacción del gobierno.
Durante el debate he apoyado las medidas que está poniendo en marcha la Unión Europea para proteger el trabajo de personas y organizaciones que trabajan por mejorar la convivencia en Nicaragua y que se oponen a los recortes de libertades impuestos por el gobierno de Daniel Ortega. Hemos apoyado también sanciones personalizadas para los miembros del gobierno nicaragüense y en definitiva exigimos que se apliquen en el país las cláusulas sobre derechos fundamentales del acuerdo de asociación entre la UE y centro América.
Por cierto, que revisando canciones del mencionado cantautor tuve otro ataque de nostalgia relacionado con la regresión que, en materia de libertades, hemos vivido también en el estado de la mano de algunos ultraderechistas infiltrados en la fiscalía y el poder judicial que llevan años utilizando su posición de poder para pervertir el derecho. Hay centenares de ejemplos. En el Parlamento Europeo hemos hablado por ejemplo de la barbaridad cometida con los jóvenes de Alsasua o el encarcelamiento de los artistas callejeros que incluyeron en un espectáculo suyo un títere portando una pancarta en la que ponía GORA ETA. Suficiente para que alguno de estos censores a organizarse una performance para que le sacasen guapo en la prensa de ultraderecha. Qué decir del comportamiento del Tribunal Supremo en el caso Atutxa, calificada de ilegal, antidemocrático y antijurídico por el tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo. Semejante varapalo fue saldado en la opinión publicada y ferviente defensora del atropello con un “pelillos a la mar”. El juez responsable del desaguisado, protagonista recientemente de otro sonado proceso que puede acabar en la misma papelera, tardo casi dos años en obedecer a Estrasburgo y anular la injusta condena.
Imagínense que hubiese ocurrido si alguno de estos personajes hubiese oído esta actuación que protagonizó Carlos Mejía Godoy en el programa de TVE “Aplauso” en el ya lejano 1979. La canción habla de “Victoriano” un trotamundos vasco que llega a Mozambique y acaba consolando a una viejecita madrileña que encuentra allí. Lo hace entregándole un saquito de tierra española que la señora besa antes de morir. El cantautor elogia al trotamundos, vasco, y acaba concluyendo que tanto respeto merece el que defiende la libertad de su tierra con las armas en la mano como el que desde el exilio añora regresar. La reflexión (escuchable a partir del minuto cinco de la grabación que tenéis arriba) es respondida con un aplauso entusiasta.
Hoy los inquisidores de cabecera encarcelarían de inmediato a Carlos Mejía por apología del terrorismo y Villarejo suministraría un jugoso dosier a OK diario explicando que esta actuación estaba patrocinada y financiado al alimón por el Diablo Cojuelo, Puigdemont y Jonan Fernández inspirados en un artículo escrito por Xabier Arzalluz en 1965 y bendecidos todos ellos por un Urkullu que no es el cordero que aparenta. Esta tesis seria subrayada por el equipo de tertulianos habitual, siempre dispuesto a defender estas barbaridades con “sesudos” análisis jurídicos dedicados a explicar por qué retorcer el código penal es legítimo cuando se trata de aplicarlo a irredentos indepes o, en general, vascos, catalanes y sus siempre desleales amistades. Ya dice Jorge Fernández Díaz que el Papa emérito le aseguró que el diablo esta impulsando la disolución de España para castigar al país por sus indiscutibles servicios al cielo.
Este tipo de liberticidas se empeñan en perseguir, censurar y reprimir con el mismo empeño que se percibe en las decisiones y talante del gobierno de Daniel Ortega que ha conseguido por esa vía destrozar las simpáticas partituras de Mejía Godoy. Porque el gobierno sandinista de hoy es un reflejo, corregido y aumentado, de la dictadura que derrocó. Los acuerdos alcanzados en 2019 para buscar una salida pacífica, dialogada y duradera a una crisis sin precedentes, organizar unas elecciones libres y reanudar la convivencia han quedado en agua de borrajas. Y la responsabilidad del fracaso es, claramente, de quienes promueven leyes como la regulación de los llamados agentes extranjeros o la que, bajo la excusa de combatir el cibercrimen, santifica la censura.
Ambas leyes son una flagrante violación de principios democráticos básicos y de tratados internacionales firmados por Nicaragua. Ambas profundizan en la deriva represiva denunciada por todo tipo de organizaciones internacionales y defensores de los derechos humanos. Por esas razones he expresado en primer lugar su plena solidaridad con las víctimas de la represión. Además, he apoyado las sanciones personalizadas a los jerarcas de este régimen criminal y el envío de una misión parlamentaria allí en cuanto sea posible. Aplaudo el compromiso de la Unión con los defensores de los derechos humanos, los medios independientes, la oposición democrática y cuantos trabajan allí por la paz y la convivencia. En definitiva, se trata de exigir el inmediato y total de las cláusulas sobre derechos fundamentales del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Centro América.
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