EL USO DE VENEZUELA COMO ARIETE EN EL DEBATE DOMESTICO FAVORECE A MADURO
El Parlamento Europeo ha acogido esta mañana un nuevo debate sobre la crisis humanitaria, social, económica y política que se vive en Venezuela desencadenado esta vez por el envío de una misión diplomática de la UE al país para negociar un aplazamiento de las elecciones previstas para el próximo mes de diciembre. El debate fue impulsado por algunos diputados procedentes del estado español que interpretaban que el envío de esta misión suponía un reconocimiento de la dictadura de Maduro, cuando este tipo de misiones son un procedimiento ordinario de la diplomacia europea para preparar misiones de observación electoral.
Yo he intentado aportar un poco de calma a un debate que se preveía crispado, como así ha sido, porque por unos minutos se ha trasladado aquí el tono áspero y negativo que caracteriza muchas de las sesiones de control al gobierno que se viven en el congreso de los diputados. Algunos de los participantes en el debate pensaban que hablaban con el ministro de exteriores del gobierno de España. Y el debate estaba, está y estará en otro sitio. Porque la principal incógnita que pesaba sobre la discusión está despejada hace mucho tiempo. Solo el dialogo y no una soluci+òn militar, desatascará aquella situación.
Por eso he lamentado esta mañana que la utilización de Venezuela como arma arrojadiza en el debate político local sea un mal negocio. Beneficia objetivamente a Nicolás Maduro. Así que he propuesto, en consecuencia, priorizar lo que une a la mayoría, el rechazo a la dictadura que oprime el país. Para conseguirlo he animado tanto a la oposición sobre el terreno como a la Unión Europea a priorizar la recuperación de las libertades en el país.
No estaba equivocada al plantear mi posición en el debate. Su desarrollo me ha confirmado que estaba más relacionado con la utilización de esta crisis en el debate doméstico que con seguir avanzando en la búsqueda de soluciones para la crisis. Aportar, ayudar, propiciar una solución pacífica, dialogada y en consecuencia duradera y viable para resolver el drama humanitario, social y político que vive Venezuela exige que nos centremos, aquí y allá en lo que nos une. Y esa coincidencia no es otra que tras cada observación, cada escrutinio, se constata que, en Venezuela hoy, no hay democracia ni condiciones para unas elecciones libres. Por eso intentarlo por eso contrastar una y otra vez la situación y hacer lo imposible por desatascarla siempre merece la pena.
Frente a las tentaciones de desviar el debate de lo sustancial nuestro deber al hablar de Venezuela es recordar que millones de personas en aquel país merecen que nos centremos en ayudarles a recuperar la libertad. Por eso he insistido en promocionar acuerdos sobre diferencias y he solicitado que el consenso para recuperar los derechos y libertades fundamentales sea la divisa y la primera herramienta de los que, sobre el terreno, padecen y se oponen al régimen madurista. Creo que la fragmentación de la oposición venezolana facilita las cosas a Maduro. Pero a continuación he dirigido el mismo mensaje a todos los que desde la Unión Europea queremos ayudar. Cualquier debate que siembre dudas sobre nuestro acuerdo básico ayuda a Maduro. Le permite sugerir que tiene mucho más apoyo fuera de Venezuela del que realmente tiene, que es muy poco. La inmensa mayoría sabemos que es un dictador.
A la causa de la libertad en Venezuela no le ayuda nada que esta tragedia se utilice como arma arrojadiza en el debate político. Centrémonos mejor en subrayar que allí el debate es imposible y que la prioridad es recuperar la democracia.
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