UN SEMESTRE EUROPEO PARA CONTROLAR LA CALIDAD DE LA DEMOCRACIA EN LA UNION
Esta mañana he aprovechado la celebración del debate anual que dedicamos en el Parlamento europeo a revisar la situación de los derechos humanos en el mundo a recordar que nosotros incluimos en nuestro programa electoral una previsión para que la Unión Europea disponga de una herramienta para controla la calidad del estado de derechocon la misma capacidad y contundencia con la que controla el déficit y la deuda de los estados miembros. Esperamos un semestre europeo que controle la calidad de la democracia en la Unión. Mientras esta propuesta recorre su camino no estaría mal condicionar el acceso de los fondos a los estados que se deslicen hacia el autoritarismo. También que se revisen especificidades como la aplicación expansiva del concepto de inmunidad que en España se aplica a la casa real. Eso mina la confianza que la ciudadanía tiene en el sistema.
Para tener credibilidad cuando juzgamos a los demás tenemos que dar ejemplo de puertas adentro. La canciller Merkel insistió ayer en su discurso que la piedra angular de la construcción europea es la calidad del estado de derecho, la calidad de la democracia en la Unión. Nosotros incluimos en nuestro programa y reclamamos que las autoridades comunitarias tengan la misma capacidad de actuación en esta materia que la que tienen en el ámbito de la supervisión financiera o la gobernanza económica de la zona euro
Este mecanismo debería dar lugar a una especie de especie de semestre europeo que pasase revista a las democracias de la Unión y emitiese prioridades y recomendaciones. Mientras las instituciones comunitarias debaten una propuesta para alcanzar este objetivo, un buen comienzo debe de ser que se condicione el acceso a los fondos del programa de recuperación a los estados que se deslicen hacia el autoritarismo o tengan problemas de separación de poderes. Para evitar prejuicios a la ciudadanía de los estados afectados las regiones o autoridades locales, que suelen ser sufridoras además de este tipo de regímenes, pudiesen ser la vía para que las ayudas llegasen efectivamente a resolver los problemas para los que se han creado.
En este marco me gustaría que en la Unión tomasen nota del problema más grave que tiene hoy el estado de derecho en España que en mi opinión no es otro que una muy mejorable separación de poderes. España saca muy malas notas en los test europeos sobre independencia judicial (solo tiene detrás a Croacia, Eslovaquia y Bulgaria y cerca del 60% de la ciudadanía la considera mala o muy mala) He escrito muchas veces en este blog sobre este problema en situaciones como la que afectó a Juan Mari Atutxa, el caso de los jóvenes de Alsasua o todo el episodio de represión contra los políticos catalanes. En eso eso puede y debe mejorar.
Pero creo que en las últimas semanas han aparecido nuevos temas para el análisis. En este marco europeo deberían revisarse algunas paradojas que minan la confianza que tiene la ciudadanía en el sistema. En España, por ejemplo, la aplicación de la inviolabilidad que reconoce la Constitución al Jefe del Estado es como un chicle. ¿Entendería alguien que se aplicase también en un caso de agresión sexual o de asesinato? Tal y como están las cosas me temo que no faltarían editoriales, portavoces políticos y algún ilustre “jarrón chino” que defendiesen que sí. La Europa que protege, la Europa que necesitamos es una Europa en la que no pasen estas cosas.
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De los 58 eurodipurados españoles que me representan formalmente en el Parlamento Europeo, usted no es precisamente con la que mejor me identifico. Y me toca aceptarlo.
Su capacidad de trabajo y la de su equipo es apreciable, también su dedicación. Pero el tufo nacionalista con que desempeña esa tarea representativa, hace chirriar en mis oídos buena parte de su acción política. Usted, señora Bilbao, NO ES LA REPRESENTANTE DEL PNV en el Parlamento Europeo, ni formal, ni legalmente, como sabe.
Otra cosa son las licencias que usted – y otros europarlamentarios- se permiten, abusando de su posición y adulterando la función de la representación que ostenta.
La Europa que necesitamos, mi señora eurodiputada, es una Europa que nos proteja eficazmente, entre otras amenazas, de la que representa el nacionalismo del PNV, de la que representa el nacionalismo de ERC o de la que representa el PDCat,o Bildu, entre otros grupos de presión.