APOYANDO LA RECUPERACIÓN DEL TURISMO Y MAS APOYO A LAS PYMES.
Uno de los sectores más golpeados por la pandemia originada por el COVID19 ha sido el turístico. El confinamiento ha impedido a miles de negocios seguir con su actividad. La mayor parte de estos negocios están regentados por familias, por pequeños emprendedores, por personas que han puesto un enorme cariño en ofrecer un producto exclusivo y cuidar la relación con sus usuarios. Muchos tienen a gala y así aparece en la entrada de cada negocio, una fecha de fundación, la que refleja una larga tradición de relación con sus clientes. Otros acaban de empezar y esta tragedia amenaza seriamente la viabilidad de una idea que seguro que hubiese triunfado en otras circunstancias.
Por eso hoy esa clase política que según el discurso de muchos medios se dedica en exclusiva a protagonizar vodeviles tan horribles como el que vimos ayer en el Congreso de los diputados, lleva meses dedicada a poner las condiciones que desde el sector público pueden ayudar a superar esta situación. Hoy por ejemplo nos hemos dedicado a eso en las comisiones de Industria y transportes del Parlamento Europeo. En la primera hemos debatido sobre el plan a corto plazo que presenta la Comisión para activar el sector tras la pandemia que se sumarán a los ya hecho. En la segunda hemos trabajado, entre otros temas, para mejorar la posición de las pequeñas y medianas empresas.
Lamentablemente esas actividades interesan mucho menos que el triste espectáculo de una marquesa histriónica llamando asesino al vicepresidente del gobierno. Se discute igualmente sobre el organigrama de la Guardia Civil como si eso fuese el tema más importante en este momento. Incluso se le saca la cara a un mando como el famoso coronel de los Cobos, cuya trayectoria le hace merecedor del cese que ha recibido. Porque este ciudadano es el “técnico” que dirigió la lamentable actuación de las fuerzas de seguridad del estado en Cataluña en el referéndum del uno de octubre que fue el hazmerreír y mereció la crítica unánime de todos los paises de Europa y las instituciones comunitarias.
Todo ese ruido por supuesto impide que se cuenten otras muchas cosas, como que en un tiempo récord, el Parlamento Europeo ha modificado decenas de reglamentos y directivas y normas de aplicación de fondos europeos para movilizar todos los recursos disponibles para ayudar a los perjudicados por la pandemia. También, en una decisión sin precedentes, ayer mismo tras una resolución aprobada el mes pasado en el Parlamento, la presidenta Von der Leyen presentó su propuesta de recuperación, que al parecer ha salido del aire. Nada tiene que ver el trabajo de muchos y muchas diputadas, de todos los partidos y de todos los estados para conseguir que, por primera vez, se emita deuda pública europea para financiar un plan de una potencia financiera y en unas condiciones inéditas.
Ese es en realidad nuestro día a día. El día a día de la inmensa mayoría de los que nos dedicamos, con toda la voluntad, a la gestión de la cosa pública. Pero seguramente es más gratificante, con vistas a la captación de audiencias, ofrecer el lamentable, aunque entretenido espectáculo del insulto y la bronca frente al relato de lo que ocupa el 95% de nuestro tiempo. Los que operan así profundizan en el descrédito que si merece el ruido y el matonismo con el que se conducen algunos líderes políticos. En ese mismo pleno, nadie destacó, hoy no lo he visto en ningún sitio, que a instancias del PNV se debatía por ejemplo por el futuro del sector de la automoción. Importante, si, pero incomparablemente aburrido y menos interesante que el intercambio de insultos. Hoy, mientras, se anunciaba el cierre de la planta de Nissan en Barcelona.
Hoy, desde luego no he dedicado a esos rifirrafes ni un minuto. Llevo todo el día trabajando en la comisión de Transporte y en la de Industria. En la primera he aportado mi visión para que se pueda, en el plazo más breve posible, arrancar de nuevo los negocios turísticos garantizando que no contribuyan a la resurrección de la pandemia. Porque sus efectos económicos obligan a prestar especial atención al corto plazo.
Por eso hoy he apostado en este primer momento por centrarse en la liquidez y prevenir riesgos de quiebra de unos negocios de los que viven más de veinte millones de europeos. En el caso de los pequeños negocios necesitamos un marco fiscal y de pago de las cargas sociales homogéneo que garantice condiciones parecidas en todos los estados miembros. Me preocupan mucho estos pequeños negocios y me preocupa mucho las medidas higiénicas y de protección que van a tener que poner en marcha para volver a funcionar. Necesitan liquidez y hemos hablado mucho tanto de la que pueden obtener vía ayudas directas, vía operaciones financieras amigables y también mediante acciones innovadoras en las que se haga valer la fidelidad de muchos clientes. Las reservas para la nueva normalidad con pago anticipado a hoy han sido una vía imaginativa y una tabla de salvación en algunos negocios europeos.
Otro sector crítico para el turismo es el transporte. Por sus características económico-financieras, por la estructura de las empresas uno de los subsectores más afectados es el de la aviación. Así, he defendido ayudas homogéneas para las líneas aéreas y una política que anime a las compañías a incentivar con buenas ofertas los bonos y el cambio de billetes. Ya sabéis que este es el tema de moda hoy en el sector. Mucha gente tenía comprados billetes para sus vacaciones y tiene derecho o a que le devuelvan el dinero o a que le ofrezcan vuelos alternativos que oueda pagar con el dinero que ya dedicó al primer billete. Las compañías aéreas afectadas por el parón no pueden afrontar una demanda masiva de devolución del dinero, pero están obligadas por ley a responder a esa demanda. Sin embargo si pueden hacer ofertas atractivas para convencer a sus clientes de que merece la ena invertir de nuevo ese dinero en un viaje aún más atractivo que el que compraron. Hay que animar a que esa sea una opción clara.
También necesitamos que, a igual situación epidemiológica, iguales restricciones. Así no se generarán ventajas por esta razón. Los cierres unilaterales de fronteras y las cuarentenas unilaterales también han generado una gran distorsión en la competencia en el sector. Resolver ese problema es, en consecuencia, una prioridad crítica, porque es en estos días en los que se deciden los destinos.
Pero en estos tiempos hay que tratar de ir un poco más allá. Es muy difícil implementar en pocas semanas un sello de seguridad sanitaria que distinga a los mejores desde esta perspectiva, pero hay que ayudar a que nuestra marca, nuestros destinos, se beneficien de la fortaleza de los sistemas públicos de salud europeos. La unión es una isla en cuanto a asistencia sanitaria por calidad, oferta y acceso, frente a otras regiones del mundo. Pensemos, por ejemplo, en Estados Unidos. Por eso este debe de ser un activo para vender nuestras ofertas en el exterior.
También creo que el mercado distinguirá con su apoyo las garantías suplementarias de seguridad. Por eso he apostado por apoyar a los pequeños negocios para que aprovechen nuestra capacidad tecnológica para ofrecer condiciones adicionales de seguridad que serán muy valoradas. En Euskadi se está trabajando ya en aplicaciones que van a permitir, prevenir contagios, detectar rápidamente posibles contactos con personas contagiadas, prevenir la saturación de algunos destinos, y al prestador de servicios, gestionar con orden la demanda y evitar aglomeraciones por el sencillo procedimiento de advertir cuando el número previsible de visitantes hará complicado mantener la distancia social. Finalmente hemos insistido en todas las fórmulas que permitan fomentar el turismo interior y de proximidad que, por esa característica sugieren disfrutarlos con otros medios para desplazarse, más sostenibles y gratificantes para los que los disfruten.
En este debate he querido introducir la idea de que esta crisis puede venir bien para, a medio y largo plazo acelerar la construcción de la marca europea “turismo de calidad”. El plan de recuperación que se presentó ayer, como el que aprobó el Parlamento Europeo, pone el acento en la sostenibilidad y la digitalización. Ambas mejorarán nuestra oferta turística. También ponen en valor el conocimiento del sector, animan a colocarlo en un proceso de mejora permanente con un plan de formación que nos haga crecer.
El turismo para crecer necesita creer en su capital humano y comprometerse con él. Iniciativas como el Basque Culinary Center del País Vasco marcan tendencia. Llevamos apostando por este modelo desde que llegamos aquí. Se trata de poner en valor nuestra diversidad y hacer jugar todo nuestro patrimonio cultural, gastronómico en favor de nuestra marca turística. Y en ese plan la implicación local y regional es básica para poner en valor todas nuestras capacidades y recursos.
Por otra parte, en industria hemos hablado de pequeñas y medianas empresas porque se está preparando un plan que, en mi opinión debe servir para que ese discurso recurrente que reconoce a las Pymes como la base de la industria europea se convierta en más que palabras. Abogo por un marco fiscal que no perjudique a estas empresas frente a las grandes compañías. Los grandes tienen ventajas fiscales. Estiran además los plazos de pago a sus proveedores perjudicando la liquidez y capacidad financiera de las PYMES. Otra gran demanda es elaborar normas y legislación más eficiente y garantizar el acceso de este tipo de compañías a la contratación pública en toda la Unión.
Necesitamos además una línea específica de financiación, descentralizada, próxima a los emprendedores y el territorio en el que operan. También propiciar la conexión de este tejido con el educativo para modelar mejor la oferta de la FP a los perfiles que necesitan las empresas. También necesitamos mejorar la dimensión generando ecosistemas de cooperación en el mismo sector y apoyar la digitalización.
Pero otro asunto clave es apostar por que este tipo de empresas tengan un apoyo especial si nacen de una fórmula de emprendimiento que tenga relación con la economía social, desde las cooperativas a las Sociedades Laborales, pasando por las llamadas empresas inclusivas. social necesita también un marco homogéneo en Europa porque fija mejor el empleo al territorio y fomenta la responsabilidad social de las compañías. En esa misma línea espero una política europea en favor de la empresa inclusiva, la mejor forma de mejorar las relaciones laborales. Hay que destacar que los parlamentos de Euskadi y Navarra han aprobado sendas declaraciones en favor de esta forma de emprender y que la Comisión Europea ha destacado que se inspira en ellas para plantear sus políticas de fomento de este tipo de emprendimiento. Finalmente, por supuesto, he insistido costes homogéneos en servicios críticos como el de la energía en la línea sostenible del Green deal.
Category: Blog