EL FIN DE LOS CAMBIOS DE HORA UNA OPORTUNIDAD PARA APROXIMAR EUROPA A LA CIUDADANIA

Esta mañana hemos votado y aprobado, con un gran nivel de apoyo (410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones) el acuerdo al que hemos llegado en la Comisión de transporte sobre la directiva que regulará el final de los cambios estacionales de hora en la Unión Europea. Personalmente creo que es una decisión de calado de esas que visibilizan lo que es la unión y sus ventajas. Siguiendo esta hoja de ruta tenemos que demostrar a los cuatro millones seiscientos mil ciudadanos que participaron en esta consulta pública que las instituciones europeas escuchan, que están cerca, que trabajan con seriedad y rigor sobre las inquietudes ciudadanas y tratan de jugar el papel que les toca: informarse, moderar entre posiciones contrapuestas y decidir tratando de fijar con transparencia posiciones equilibradas. Si con esta forma de hacer generamos confianza y proximidad el tiempo que hemos dediquemos a acabar de manera ordenada con los cambios de hora, será oro.

Este compromiso permite acabar “sin prisa pero sin pausa” con los cambios estacionales de hora una cuestión en que las prisas son malas consejeras para tomar decisiones de este calado. Por eso comencé ayer mi intervención en el debate para preparar la votación de hoy que «no por mucho madrugar, amanece más temprano”. Ese es exactamente el sentido que tiene el acuerdo al que ha llegado la Comisión de Transportes para acabar sin prisa, pero sin pausa, con estos cambios de hora.

Lo digo por que han salido adelante  los mecanismos que ya os conté en mi última crónica sobre este asunto.  Sus contenidos nos van a permitir actuar sin prisa porque hemos acordado dar dos años más para permitir a los estados de la Unión decidir si optan por su horario de verano o el de invierno de manera ordenada y transparente. Sin prisa porque hemos diseñado mecanismos de coordinación y evaluación para garantizar que las decisiones que se adopten no generen nuevas y peligrosas distorsiones en el mercado interior y sus servicios básicos. Pero, a la vez esas garantías se adoptan en torno a una decisión que tomamos sin pausa porque muchos estamos de acuerdo en que los cambios bianuales deben de terminar. Hay muchos datos que avalan que estos cambios pueden perjudicar más de lo que pensábamos a la salud de los europeos, particularmente los más jóvenes y los de más edad. Y también está claro que no contribuyen al ahorro de energía en los términos que motivaron su puesta en marcha.

Por eso calificó es una buena idea poner en marcha una comisión evaluadora entre estados y autoridades comunitarias que analice desde abril del año que viene las propuestas de horario de cada estado e identifique, prevenga y ayude a evitar posibles problemas. Superada esta etapa de evaluación previa en 2021 acabarán, de manera ordenada, los cambios estacionales de horario. El acuerdo además prevé exhaustivas evaluaciones que permitirán comprobar que lo que hemos decidido efectivamente no produce más problemas que los que pretendía resolver.

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