LIDERAZGO, POLITICA Y VALORES PARA RESOLVER EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS Y FORTALECER EUROPA

Este mediodía he tenido oportunidad de participar en el evento que anualmente organiza el grupo ALDE para reunir en Bruselas a su plana mayor antes del consejo europeo de junio. En este caso la reunión está dedicada a buscar una solución europea a la crisis humanitaria de los refugiados y la inmigración. El evento reúne a un ramillete de primeros ministros europeos encuadrados en los partidos de ALDE y a los primeros espadas de los partidos que componen las dos internacionales que forman el grupo, la Liberal y el Partido Demócrata Europeo.  Andoni Ortuzar, como Vicepresidente del PDE, tiene un asiento reservado en la fila de honor de este evento. Hoy la reunión que ha mantenido con el lehendakari e Idoia Mendia para ir convirtiendo en hechos el buen ambiente que presidió el encuentro entre Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez le ha impedido estar aquí, así que me ha tocado a mí transmitir un mensaje en esta reunión en mi condición de vicepresidenta del grupo ALDE en el Parlamento Europeo.   

Por resumir las palabras que he dirigido a los asistentes les he ratificado nuestro acuerdo con la necesidad de resolver esta crisis de Democracia y de Valores en que se encuentra la Unión reforzando ese proyecto de solidaridad, pluralismo e innovación política que es Europa. Nos sirvió para superar para siempre la amenaza de la guerra, para crear y repartir riqueza y bienestar. Ahora tenemos que hacer otro esfuerzo para que siga siendo útil a la ciudadanía. Y ese empeño pasa por afrontar juntos, desde la solidaridad, la crisis de la inmigración. Además tenemos que convertirnos en líderes mundiales en un modo de emprender, trabajar y generar riqueza y un desarrollo más sostenible. No es una opción. Es una obligación. Porque como vemos cada día los discursos populistas que parecen estar de moda y alcanzar cierto éxito electoral, no solo no son una solución ni una alternativa. Están tratando de desmontar nuestra Unión ladrillo a ladrillo. Y no es difícil adivinar a donde conduce ese intento. 

Vivimos en un continente envejecido. Cada vez somo menos y más viejos. Necesitamos personas dispuestas integrarse y vivir con nosotros para resolver este problema y necesitamos además colaborar para que nadie considera mejor opción embarcarse en una aventura incierta que permanecer en su país. Tenemos que poner números y método a este proceso de integración y medios, diplomacia y conocimiento para convertir lugares sin futuro en espacios con esperanza. Y eso lo vamos a hacer mejor juntos. Solo podemos hacerlo juntos.

He querido subrayar también que cuando se ha intentado, siendo Cecilia Malmstrom Comisaria de asuntos de Interior y seguridad, tras la primera crisis de Lampedusa, fueron los estados los que dijeron que ese era un problema del sur. Y he querido destacar que fue una mujer que gestiona en femenino la primera que no solo calibró el alcance del desafío, sino que fue capaz de poner encima una solución europea. Por eso he reivindicado más mujeres cambiando la manera de pensar y hacer que reina hoy en los lugares en los que las fotos de familia están llenas de corbatas y trajes oscuros.

Lo mismo que con la emigración, ocurre con los desafíos ambientales, el cambio de modelo de desarrollo gracias a la economía circular o procesos imprescindibles para progresar como la unión del mercado digital, o financiero o la generación de un sistema integrado de movilidad que acabe con la fragmentación que penaliza en Europa el transporte y el desarrollo de infraestructuras básicas para todos.

Eso solo puede hacerse con una Comisión con capacidades financieras y políticas, un Parlamento que sea, de verdad, poder legislativo europeo y unos líderes capaces de levantar la cabeza, salir de los debates de 240 caracteres y ser capaces de aguantar el tipo. Cuando Schuman comenzó a pensar en compartir la gestión del carbón y el acero la idea pareció arriesgada, compleja, utópica, imposible. El tiempo demostró que era un acierto. Hoy reformas de mucho menor calibre se bloquean por el pánico que algunos políticos tienen a la demoscopia. Un proyecto innovador, comprometido, con valores, no se puede construir y mantener con ese tipo de responsables públicos a los que me niego a llamar líderes políticos.

Juntos no somos 27 sino Nosotros, los europeos. Mucho más que 27. Eso lo saben muy bien los muchos británicos que quieren seguir escribiendo como parte de ese nosotros, su historia, su conocimiento, su riqueza, su diversidad. Démosles razones para ello manteniendo nuestro liderazgo mundial en libertades, en democracia y en cohesión y justicia social.

He querido terminar recordando que desde el PNV defendemos todos estos principios con la legitimidad que ofrece pertenecer a un partido que desde el periodo de entreguerras apostó sin duda por el proyecto europeo. Nosotros no aspiramos a clonar los estados tal y como hoy los conocemos.  Creemos un empeño mucho más positivo. dedicarnos a pensar, diseñar y tratar de poner en marcha otra forma de ser vasco, español, francés, alemán o catalán en el siglo XXI. Alineada con nuestro lema “Unidos en la diversidad”. Una forma de ser en la que la identidad nacional sea un derecho más porque la ciudadanía que de acceso a nuestro catálogo de derechos como personas, como seres humanos, sea la europea. esa es la soberanía que toca construir ahora. Nos obliga a cambiar moldes, a pensar con otros parámetros. Y hay que ponerse a ello.

Para abordar este reto nacionalidades tradicionales como la vasca tenemos la legitimidad de que nunca hemos vivido de gestionar fronteras. Tenemos la experiencia de gestionar nuestros propios recursos mediante un acuerdo financiero con el estado que nos contiene que puede ser un modelo para crear una futura hacienda europea. Y el aval de practicar políticas de promoción del desarrollo y solidaridad activa que nos han permitido crecer repartiendo riqueza, o mejor quizá nos han enseñado que repartir es clave para crecer.

Por eso he animado a los allí reunidos a que recuerden que ese es nuestro empeño cuando tengan delante la propuesta que tratan de impulsar los estados para tratar de eliminar realidades como la nuestra del Parlamento Europeo. “Unidos en la diversidad” significa asumir de verdad ese valor y propiciar que todo lo que somos, incluidas  las nacionalidades tradicionales europeas, agentes convencidos de europeísmo puedan seguir sumando a nuestra Unión.

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