SUMANDO PROTEGEREMOS MEJOR A LAS MUJERES QUE DEFIENDEN LOS DERECHOS HUMANOS.
El último debate de la sesión de hoy en el parlamento Europeo se ha dedicado al trámite de una pregunta oral mediante la que pretendemos reforzar las actuaciones de la Unión Europea para amparar a mujeres defensoras de los derechos humanos. Mi intervención se ha centrado en animar a la Comisión a jugar un papel de coordinación y sinergia para que todas las iniciativas y recursos que se destinan a este campo en la Unión multipliquen sus resultados.
Para ello he querido poner cara y ojos a la vida, las circunstancias, los peligros que afrontan estas mujeres. Son los de Lolita Chavez, amenazada de muerte en Guatemala, perseguida, procesada por defender las comunidades indígenas y su medio natural en Guatemala. Fundadora del consejo de los pueblos K’iche se acogió a un programa de protección de temporal de defensores de los derechos humanos del Gobierno Vasco y se convirtió, durante los ochos meses que residió en Euskadi, en un referente y una inspiración al extremo de ser finalista del premio Shajarov. Hace unas semanas ha recibido en Euskadi el premio Ignacio Ellakuria a la cooperación que organiza Elankidetza, la agencia vasca dedicada a este área de trabajo internacional.
Antes de partir Lolita recordaba que sin el apoyo recibido “ahora estaría bajo tierra. No he nacido para ser asesinada. He nacido para seguir viva y llamo a todos los pueblos a tejer lazos de solidad recíproca”.
Este mensaje primero certifica que este tipo de programas de protección es útil, aporta, resuelve. Pero además nos interpela, nos anima a organizar mejor, a coordinarnos a aportar más medios a la solidaridad que debemos a quienes se juegan la vida en todo el mundo para defender los derechos fundamentales. Cuando además son mujeres, cuando superan estereotipos y patrones culturales para pasar a primer plano y convertirse en líderes de una comunidad tenemos una triple obligación. Porque corren más riesgos, porque lo tienen más difícil. Porque en muchos países las mujeres son la gran esperanza.
Ese es el sentido de la pregunta que presentamos hoy. ¿Qué seríamos capaces de hacer si coordinamos todas las voluntades y recursos disponibles, si los sumamos, si somos capaces de generar una sinergia que haga mucho más eficaces los esfuerzos de hoy? ¿Se generarían nuevas iniciativas, programas más completos? ¿Somos conscientes de la especial situación de las mujeres y la doble dificultad que afrontan para liderar estos movimientos por derechos humanos? Hay mucho conocimiento disponible. Muchas voluntades que sumar. Un buen tema para que la Unión profundice en su vocación de agente de paz y defensor de las libertades en todo el mundo.
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Pues es asi, mi señora eurodiputada.
Para este grave asunto y para muchos otros, sumar esfuerzos es mejor que restar o dividir.
Si lo aplicara el PNV y otros también al plano interno, multiplicaríamos los buenos resultados.
Pero les cuesta, les cuesta…
Salud y saludos