DATOS, CIENCIA Y PERSONAS PARA MEJORAR EL CONTROL SOBRE LA PESCA.
Esta mañana se ha aprobado la reforma del reglamento que establece las medidas técnicas que se aplican para controlar qué, dónde y cómo se pesca en aguas comunitarias. La noticia ha sido la prohibición total de la pesca eléctrica, pero esta reforma tiene mucho más fondo. De hecho actualiza y pone orden en un marasmo de normativa que, como explicaré más adelante a resultado en ocasiones imposible de cumplir. Igualmente entre sus aspectos positivos, abre la puerta a que estas normas contemplen, regionalizando algunos de sus aspectos, la diversidad del sector a nivel europeo. Aquí podéis leer la nota oficial que ha elaborado el parlamento europeo al respecto.
Sin embargo ha perdido la oportunidad de dar un paso más adelante y firme en otras medidas importantes para seguir avanzando en la sostenibilidad de las pesquerías. A mí y a mi grupo nos hubiese gustado que en las nuevas normas figurase un compromiso de plazo y cantidad para ir reduciendo la captura accidental de juveniles. Ahora se abre la negociación interinstitucional. Veremos qué acuerdo se consigue en los trílogos, que se antoja complicado a la vista de las posiciones mantenidas hasta ahora por los estados miembros.
En el debate, que tuvo lugar ayer pasadas las nueve de la noche yo defendí algo que vengo diciendo prácticamente desde que llegué aquí y me asignaron el informe para proponer un plan a largo plazo para gestionar la pesquería de la anchoa: que los datos objetivos y los análisis científicos son la mejor garantía para adoptar normas equilibradas de protección de los ecosistemas pesqueros. Además recalqué que ya es hora de que estas normas tengan en cuenta que en los ecosistemas pesqueros se incluyen también los profesionales de la pesca y las comunidades costeras. Es la ciencia la que aconseja tanto establecer porcentajes y plazos de reducción de captura de peces juveniles como mantener la llamada “pesca eléctrica” en estadio experimental, fortaleciendo controles y limitando ámbitos de actuación. Por eso esas fueron cuestiones que defendí ayer por la noche.
Como decía al principio este informe pretende renovar las medidas de control que regulan cómo y dónde pescar para propiciar que la industria alcance el rendimiento máximo sostenible de su actividad. La revisión pretende simplificar una legislación dispersa, compleja y en ocasiones tan contradictoria y ambigua que, de acuerdo con la experiencia vivida en el sector, resulta imposible de cumplir.
Creo que la clave es que las evidencias científicas inteligentemente combinadas con el pragmatismo que necesita la industria deben conducir esta necesaria revisión de las medidas técnicas para la protección de los ecosistemas pesqueros. Si el objetivo de la Política Pesquera Común es alcanzar el rendimiento máximo sostenible de la actividad conseguirlo requiere tanto alejarse de la utopía como reconocer que la actividad pesquera, incluidos sus profesionales, debe considerarse parte también del sistema a proteger. La complejidad, dispersión y contradicciones de las normas que estamos revisando tienen su origen precisamente en una visión parcial asentada bien en posiciones ultra proteccionistas, bien en recetas procedentes directamente de la industria. Y como siempre el punto medio es lo más adecuado.
Partiendo de esta premisa ayer no rehuí ninguno de los grandes temas que se ventilaban en la votación de hoy: el establecimiento de límites concretos y plazos para alcanzarlos en la captura de peces juveniles y el tratamiento de la pesca de pulso, popularmente conocida como “pesca eléctrica”.
La experiencia y la ciencia avalan la idea de fijar un porcentaje de capturas de juveniles y un plazo para alcanzarlo matizados con la posibilidad de ajustes regionales si se justifican con datos. Esa era la propuesta de nuestro grupo que ha salido derrotada hoy. No hay mejor estímulo para avanzar en la creación de nuevas artes y técnicas pesqueras que estableciendo objetivos prudentes como los que planteábamos nosotros. La innovación se estimula precisamente así. Y hasta ahora la innovación ha demostrado, también en la pesca que ha sido clave tanto para incrementar la selectividad de las capturas como para mejorar el control de los buques pesqueros.
En esta línea y por las mismas razones anuncié que soy partidaria de mantener el actual status quo de la pesca eléctrica sin permitir que se generalice como técnica porque aún hay mucho que investigar sobre si efectivamente aumenta la selectividad de las capturas y es menos lesiva con las poblaciones marinas que las artes de arrastre tradicionales. Ello sería imposible prohibiendo por completo esta técnica. Por ello creo que hay que mantener los cuatro años de periodo de prueba pero solo para hasta el 5% de la flota, incluyendo el Mar del Norte. Pero planteé un incremento de las garantías y el control garantizando el acceso de científicos a los buques, prohibiendo el uso de accesorios complementarios (cosquilleras) y comprobando que se reducen los descartes mediante reportes exhaustivos sobre áreas de pesca, capturas y voltajes utilizados para realizarlas.
Finalmente apoyé la idea de que para simplificar las normas es bueno acercarlas a quienes deben cumplirlas. Por eso apoyé todas las medidas que reflejen la diversidad de las pesquerías, pero siempre bajo un esquema común: el de la objetividad de los estudios técnicos, bajo la supervisión final de la Comisión.
Hoy también hemos aprobado otro informe dedicado a incorporar al acervo comunitario el derecho internacional adoptado por la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur. Como es habitual hemos seguido, para realizar este trabajo, el principio de no añadir medidas específicas para los buques europeos. De este modo la flota comunitaria trabajará en las mismas condiciones que la procedente de terceros países en los mismos escenarios de pesca.
Igualmente apoyo y celebro la inclusión de dos aportaciones en pro de la sostenibilidad. La primera añade garantías para que se cumpla la prohibición total de uso de las redes de enmalle y pelágicas de deriva a gran escala. Aunque ningún buque europeo utiliza estas artes en el área bajo control de esta organización considero muy útil obligar a los estados miembros a controlar sus buques cuando atraviesen esta zona con ese tipo de artes a bordo. La segunda anima a los Estados Miembros a promover las actividades selectivas de pesca costera incluidas las técnicas utilizadas en la pesca tradicional y artesanal para contribuir a un nivel de vida digno de las comunidades costeras locales.
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