LOS PESCADORES PRIMEROS INTERESADOS EN LA SOSTENIBILIDAD
Hoy me ha tocado reiterar en Estrasburgo mi apuesta por aprobar planes plurianuales de gestión de los stocks de pesca como técnica más idónea para armonizar la protección del medio marino con la actividad pesquera. De hecho he apoyado un plan de este tipo para las especies demersales del Mar del Norte, que incluye aguas británicas, a la espera de los efectos que tendrá el Brexit en la Política Pesquera Común.
Esta apuesta por los planes plurianuales me produce melancolía. No en vano me tocó ser la ponente del primero de los tramitados y aprobados en el Parlamento Europeo tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Aquel plan ordenaba la gestión de los sotcks de anchoa en el Cantábrico de acuerdo con las indicaciones sobre el estado de las poblaciones de peces elaboradas por los institutos científicos que analizan este parámetro. El plan tras ser aprobado en la cámara encalló a causa de un conflicto de competencias entre Parlamento y Consejo Europeo. Los gobiernos de los Estados Miembros querían reservarse en exclusiva la competencia para seguir adjudicando en solitario y por procedimientos en general poco transparentes, las cuotas de pesca.
En coherencia con esta trayectoria creo que la mejor manera de equilibrar el objetivo de conservar los stocks de pesca en estas aguas del mar del norte, y mantener la actividad de nuestra industria pesquera es seguir apoyando estos planes plurianuales y ajustar el máximo rendimiento sostenible a los parámetros de la política pesquera común. Por eso no apoyará la modificación de rangos de capturas que defienden algunos porque no está avalada por los estudios sobre los estados de las especies demersales a las que se refiere el plan.
Igualmente he celebrado que un plan de este tipo incorpore también la pesca recreativa, una reivindicación histórica del sector profesional especialmente en zonas con fuerte desarrollo turístico. También apoyaré la posibilidad de que la Comisión Europea tome iniciativas (actos delegados) para garantizar el cumplimiento del plan en el caso de que la inacción de los estados implicados en la ejecución del mismo resten eficacia a las medidas de protección de las especies cuya gestión regula.
En esa misma línea he apostado por recuperar algunas medidas de control de la actividad pesquera que se eliminaron en el debate en Comisión y he insistido en mantener el principio de precaución cuando no haya estudios suficientes para determinar el estado de los stocks. Espero que el Brexit no reste eficacia a un plan centrado en proteger la vida y el medio marino. Una tarea que sobre todo interesa a quienes viven de él.
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