UN INVITADO DE LUJO PARA CONOCER LOS ENTRESIJOS DEL BREXIT
La pasada semana en el marco de un curso de verano organizado por la UPV y Eurobask tuvimos la posibilidad de que el presidente de nuestro grupo en el Parlamento Europeo Guy Verhofstadt, que como sabéis es quién representa a esta institución en las negociaciones sobre el Brexit, ofreciese de primera mano un resumen valiosísimo sobre el estado de la situación en la semana anterior al comienzo formal de las conversaciones con los británicos. Esta es la resolución que adoptó en su día el Parlamento. Ha sido la base que ha utilizado Eurobask para publicar su posición sobre las negociaciones que van a concluir determinando en primer lugar las condiciones del divorcio entre UE y Gran Bretaña y en segundo término la naturaleza de las relaciones entre ambas entidades.
El parlamento ha publicado hoy en su página web un apartado dedicado al grupo que dirijirá desde el parlamento este proceso negociador. El nuevo sitio web incluye enlaces con el grupo de trabajo operativo (task force) establecido en la Comisión para negociar el Brexit, de acuerdo con lo establecido en el artículo 50 del Tratado de Funcionamiento de la UE y también con el grupo de trabajo del consejo. Se va a convertir por tanto en un lugar de interés para seguir este proceso.
Creo que la presencia del ex primer ministro Belga y jefe de nuestro grupo ha sido muy oportuna por la fecha, muy clarificadora por los contenidos y de mucho interés para un País como Euskadi que se juega no pocas cosas en el envite. Porque Gran Bretana es el cuarto destino de nuestras exportaciones, porque más de cincuenta compañías vascas están establecidas allí y algunas británicas de la importancia del Rolls Royce (ITP) en Euskadi. Porque uno de nuestros gigantes empresariales y tecnológicos, Iberdrola tiene allí activos de envergadura y más de seis mil trabajadores. Porque más de cuatro mil vascos vine hoy en Gran Bretaña y otros tantos participan en intercambios con personas del Reino Unido.
La visita tuvo buena repercusión en los medios como no podía ser de otro modo tratándose del líder europeo de moda tanto por su trayectoria como por su oratoria y especialmente en este momento por su posición clave en la negociación del Brexit. Hoy mismo de hecho la entrevista que le hicieron los periodistas de Berria era portada en la edición digital de ese medio y ocupaba la página tres de la edición en papel. Como creo que es la primera vez que se publica una entrevista en euskera con él, esta mañana le hemos enviado una copia de la misma que, conociéndole, conservará con cariño.
Por eso la visita de Verhofstadt a Euskadi incluyo una recepción por un grupo de autoridades de primer nivel encabezadas por la Presidenta del Parlamento Vasco Bakartxo Tejería y los diputados generales de Gipuzkoa y Bizkaia Markel Olano y Unai Rementería. Igualmente se desarrolló una reunión con Marian Elorza y Mikel Antón, Secretaria General de acción exterior y Director de asuntos europeos del gobierno vasco respectivamente y miembros fundamentales por tanto del grupo de seguimiento que ha puesto en marcha Lakua para hacer un estrecho seguimiento de estas negociaciones.
Verhofstadt no defraudo, tanto por la forma como por el fondo de lo que dijo ante un centenar largo de personas que se informaron y también se divirtieron con el chispeante estilo del presidente de nuestro grupo. Apunto un estado de ánimo y unas cuantas ideas clave sobre la negociación. Destacó en primer lugar que a un año vista de aquel trauma la Unión va recuperando el optimismo. Quizá porque el Brexit ha sido una vacuna contra las amenazas populistas que pesaban en los procesos electorales que debían afrontar Holanda o Francia. Hoy las fuerzas euroescépticas no han cumplido sus expectativas y el discurso nítidamente europeísta de Macron ha tenido un éxito espectacular en Francia. Y se abre una oportunidad para reforzar la legitimidad europea y resolver algunos de los problemas de diseño de la UE que están, junto con la crisis y sus consecuencias, en el fondo del éxito que ha tenido el discurso euroescéptico en algunos estados miembros.
En cuanto a las negociaciones explicó que sería una catástrofe no llegar a un acuerdo. Estableció además una prioridad: los derechos de las personas antes que ningún otro asunto, porque hay muchos ciudadanos de la Unión viviendo en suelo británico y viceversa. Resolver su situación, garantizar que este proceso no les perjudique es clave para la marcha de las negociaciones. Igualmente se ha establecido una mecánica negociadora que pasa por llegar primero a un acuerdo sobre la salida para después ponerse a trabajar en el nuevo tipo de relación entre UK y la UE.
El primer capítulo no va a ser fácil porque si ya las cuestiones no materiales van a ser complejas, como en un divorcio común, aquí también ha cuentas de otro tipo que saldar. Guy Verhofstadt describió muy gráficamente que este proceso va a acabar como siempre con una factura y una cantidad concreta. Y eso no va a ser fácil de asumir por la ciudadanía británica. Los promotores y partidarios del Brexit vendieron que la pertenencia del Reino Unido a la Unión solo costaba dinero a los británicos. Desde que ganó el “Si”, muchos incluso de los favorables a la separación comprueban ahora que eso no era «exactamente cierto”. Tampoco es cierto que el dinero presuntamente ahorrable iba a reforzar los presupuestos nacionales en materia de sanidad, educación, etc. Por eso esta cuenta va a ser la expresión más clara de la envergadura que tiene el mal negocio que supone el Brexit.
Pero si algo quedo también meridianamente claro es que como no podía ser de otro modo, la parte británica no tiene nada claras sus posiciones de partida en esta negociación. La parte comunitaria quiere respuestas a cuatro grandes cuestiones, (derechos fundamentales, acuerdo financiero, Seguridad e Inmigración y otro gran bloque formado por siete temas más específicos. Por el momento solo se conoce una posición de partida sobre derechos fundamentales pero no hay respuesta para los otros tres si exceptuamos una posición (igual de decepcionante que la referida a derechos, sobre Euratom). Cuando ya es noche cerrada aquí en Timor (mañana os contaré esta otra historia) me cuentan que esa actitud se ha mantenido en la primera ronda formal de negociación celebrada ayer mismo.
Digo que no podía ser de otro modo porque el Brexit es hijo de la improvisación y del populismo. Cameron convocó el referéndum sobre el Brexit para tratar de zanjar una crisis de liderazgo en su partido y alimentó inconscientemente las posiciones favorables a la salida con un discurso propiciado por el auge del UKIP en las últimas elecciones europeas que ganó en Gran Bretaña. El entonces premier británico lo fiaba todo a conseguir un acuerdo más específico que el que ya tenía el Reino Unido con la UE, cosa que consiguió para disgusto de muchos de nosotros. Pero los discursos, las falsedades, la irresponsabilidad habían llegado demasiado lejos.
Eso de nacionalizar los éxitos y europeizar los fracasos ha sido moneda corriente en muchos estados. España es uno de ellos. Parto de la base de que critiqué desde el principio la política de austeridad y que nuestro programa incluía ya una profunda crítica al mismo y marcaba como prioridades el modelo social y el apoyo a la economía real. Hoy se elogia a Macron por insistir en este mismo discurso. Por eso me implique en asuntos como el plan Juncker para reactivar la inversión pública y movilizar a la vez recursos privados que estaban “a verlas venir” mientras el enfermo agonizaba. Por supuesto compartí con el lehendakari que la prioridad son las personas. Pero no puedo admitir la falta de memoria y espíritu crítico de buena parte de la calase política y mediática en España respecto al origen de los problemas de estabilidad presupuestaria de aquel estado.
Nadie se acuerda (y no lo digo yo) del fracaso del modelo de desarrollo y crecimiento impulsado por los grandes partidos y asentado en sectores y actividades volátiles, o con escasa relación con la economía real. Nadie menciona la catastrófica política de inversiones públicas que ha obligado a efectuar rescates millonarios igual que lo ocurrido en el sector financiero. Ídem podría decirse del coste directo e indirecto de la corrupción. Por supuesto se olvida que España va a recibir desde que ingreso en la Unión y hasta que finalice al actual marco financiero plurianual en 2020 la nada despreciable cifra de 250.000 millones de euros…En fin, siempre quedará Alsasua, el terrorismo, Cataluña… para ver si consiguen (y lo están consiguiendo) que la responsabilidad mancomunada que los dos grandes partidos tiene en la situación se olvide mientras ambos a voz en cuello ponen el acento en lo malos que son los “hombres de negro” de Bruselas…
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