LAS REGIONES POR DELANTE DE LOS ESTADOS EN SOLIDARIDAD
Esta mañana he tenido la agradable tarea de recordar ante el pleno del Parlamento Europeo que integrar la visión y capacidades de las regiones a la hora de decidir y ejecutar las políticas europeas sobre inmigración mejorará sus resultados. Lo he tenido fácil porque como ejemplo de esta vocación he podido citar las propuestas que, sobre la puesta en marcha de corredores seguros para los refugiados traslado el lehendakari Urkullu al Presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker en la entrevista que ambos mantuvieron la semana pasada en Bruselas. Son actitudes que contrastan con las de muchos estados miembros que se niegan a cumplir con las cuotas de refugiados que deben realojar en sus países. Quizá por eso mismo, porque son muchos de los gobiernos estatales los que incumplen sus propios acuerdos al respecto el Consejo Europeo no ha asistido al debate. Por eso mismo he apoyado sanciones para los estados que no acojan las cuotas de refugiados que tienen asignadas.
He tenido la oportunidad de realizar esta reflexión en el marco de un debate sobre refugiados, inmigración y realojamiento que se ha desarrollado en el pleno del Parlamento Europeo esta misma mañana. No es la primera vez que insisto en que las instituciones locales y regionales europeas, que son las que prestan servicios a estos colectivos, debería contar mucho más a la hora de organizar la política europea sobre refugiados e inmigración.
En mi intervención he recordado que en su visita al presidente Juncker el lehendakari Urkullu recordaba la disposición del gobierno que preside y la sociedad a la que representa para colaborar en la construcción del proyecto europeo de abajo hacia arriba. De acuerdo con el modelo humanista y federalista que defiende el PNV desde que se involucrase en el proceso de construcción europea he destacado ante los miembros de la euro cámara que esta disposición se concretó durante el encuentro en propuestas para reforzar la vertiente social de la política europea. Entre ellas he citado una específica sobre los corredores humanitarios para refugiados que completa el plan adoptado en su día en el País Vasco para acoger a personas que sufren y que necesitan ayuda pero que no llegan porque, en nuestro caso España no aloja a los que debe.
La verdad es que mientras intervenía he recordado la fotografía de la mesa interinstitucional que se formó en 2015 en Euskadi para acoger refugiados cuando se anunciaron las cuotas que iban a corresponder a cada país. Igualmente he recordado las estimaciones que se hicieron al conocer la cuota que se asignó a España. Entonces nos preparamos para acoger al menos a mil refugiados que aún no han llegado porque España apenas ha acogido a un cinco por ciento de los que le correspondían.
Esa actitud es una constante. En los niveles locales y regionales, quiénes de verdad prestan los servicios a estos colectivos hay planes y disposición. Por eso, le he preguntado al Comisario presente en el debate, el titular de Interior Dimitris Avramopoulos cómo se integra ese conocimiento, esa actitud, a la hora de planificar políticas, tomar decisiones y ejecutar programas vinculados a estas materias.
Para finalizar me ha parecido oportuno señalar que esa disposición y puntos de vista que nacen de las personas y las instituciones que les son más próximas tiene muy poco que ver con la insolidaridad con que muchos estados, desde arriba, afrontan este reto. Por ello he denunciado y lamentado que el Consejo, la institución Europea que agrupa a los Gobiernos de los Estados Miembros no haya asistido al debate y he defendido que se sancione a los estados que incumplan sus cuotas de alojamiento de refugiados.
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