PROPUESTAS Y VALORES FRENTE A LAS MURALLAS QUE CONSTRUYE EL EGOISMO

El Parlamento Europeo debatió a última hora de la noche de ayer una iniciativa para arbitrar medidas urgentes de ayuda contra los efectos de la ola de frío en los campos que acogen refugiados. Las bajas temperaturas, las precipitaciones de nieve y las precarias condiciones de tiendas de campaña y albergues han agravado extraordinariamente las condiciones que padecen las víctimas de esta tragedia humanitaria. Como siempre se trataba de poner un parche, uno más, cuando los hechos vuelven a superarnos. Cuando las fotografías que nos llegan desde los campos de refugiados nos ponen ante las consecuencias, con cara y ojos de nuestras políticas de inmigración y asilo.

Por eso ayer me pareció imprescindible hacer una aportación bien concreta y lanzar dos mensajes claros. La primera apostar por fórmulas como la que planteará el Lehendakari Urkullu a Rajoy en su próxima reunión para utilizar corredores humanitarios como vía segura para los refugiados se apliquen como una de las medidas imprescindibles para resolver esta crisis humanitaria. Por otra parte insistir en que no se escucha a la ciudadanía solidaria y las instituciones que la representan que están planteando su disposición a acoger refugiados y que es imprescindible conectarla con los procesos de decisión de los estados más reticentes a cumplir sus obligaciones legales y humanitarias.

Por supuesto que ayer apoyamos y nos mostraron de acuerdo con las medidas de emergencia para enfrentar las sucesivas olas de frío, pero seguimos apostando por una respuesta global a la crisis de los refugiados que pasa por volver a nuestros valores, cumplir la legislación de acogida en vigor, trabajar en integración y crear procedimientos seguros de llegada y asilo. Las sociedades con alma, las que mejor gestionan la diversidad son las más prósperas.

Como ya había destacado en otras intervenciones anteriores recordé que hay una pulsión ciudadana con traducción institucional comprometida con la acogida de refugiados. La solidaridad de la ciudadanía se expresa claramente en iniciativas de personas, de organizaciones cívicas, de instituciones locales o regionales que, como hizo en su día el Gobierno Vasco, tienen preparados planes de acogida. No es de extrañar. Estas son las instituciones y las comunidades que van a acoger y que gestionan los servicios que deben recibir los refugiados. Hay que conectar esa disposición y voluntad cívica y política con los procesos de decisión de los estados más reticentes.

Como ejemplo de esta voluntad y disposición y como ya os he dicho me pareció oportuno compartir aquí los resultados del viaje a Roma realizado la pasada semana por el lehendakari Urkullu y recordar que el presidente de Euskadi tras volver a ganar las elecciones apostando por esos valores, ha dedicado su primer viaje al exterior a conocer la experiencia de los corredores humanitarios de San Egidio y solicitará que se aplique en España.

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